Cada cristiano en la vida cotidiana ha tenido la alegría de ir avanzando en el camino espiritual hasta llegar a un punto en el que siente que no crece, ni avanza. Ante este problema, la Iglesia Católica desde hace siglos ofrece un “don privilegiado” llamado acompañamiento espiritual.
Para el P. Santiago Posada Sierra, integrante del Sodalicio de Vida
Cristiana y Capellán del Movimiento de Vida Cristiana en Medellín, Colombia, “acompañamiento espiritual es ayudar a otro, siendo
apoyo, guía, compañero en la vida espiritual”.
“Implica que el protagonista en el proceso es el
otro y el objetivo es su crecimiento en el encuentro con Dios”, señala.
Esto quiere decir que no basta solo el propio esfuerzo espiritual, sino
que es necesario acudir a alguien más avanzado en la fe y con mayor preparación
para poder alcanzar aquellos objetivos trazados, tal como lo hicieron grandes
santos.
Por ejemplo, San Juan Bosco tuvo como acompañante espiritual por unos 25
años a San José Cafasso, patrono de las cárceles italianas y modelo de confesor
y “director espiritual'' (como se le llamaba
antes a los que realizaban la misión de acompañar espiritualmente).
A su vez, Don Bosco fue acompañante espiritual del adolescente Santo
Domingo Savio, patrono de las embarazadas.
En este contexto, el P. Posada explica que todos necesitamos el
acompañamiento espiritual de distintas maneras, “la
pregunta aquí es de qué manera y quién me puede acompañar”.
“Un niño necesita a su madre y a su padre como
acompañantes y una catequesis de niño. Para un adulto, puede ser un amigo
creyente, un sacerdote, etc. y, según lo necesite, puede ser un diálogo puntual
o un proceso de acompañamiento largo”, enfatiza.
Además, el sacerdote recomienda un acompañamiento espiritual, formal y
constante, en dos situaciones concretas.
“Primero para aquellos que atraviesan una
experiencia difícil en la fe o un desafío importante. Segundo para aquellos que
quieren crecer en la fe y descubren que los caminos ordinarios no son
suficientes”.
EL ACOMPAÑAMIENTO
ESPIRITUAL Y LA PSICOTERAPIA
San Juan Bosco solía decir: “Hay que cuidar
mucho la propia salud para poder ganar almas a Dios y conquistar el
Paraíso”.
Para el centro católico de psicología Areté, la persona humana es unidad
bio-psico-espiritual. Por lo tanto, para cuidar la salud no sólo se debe
cultivar y crecer en la dimensión espiritual, sino también en la biológica y
psicológica. En esta última es donde cobra importancia la psicoterapia y su
relación con el acompañamiento espiritual.
Para el P. Posada, “el acompañamiento
espiritual busca la salud espiritual, y la psicoterapia busca la salud
psicológica. Si avanzo en una, se propicia el avance en la otra, pero no la
reemplaza. No vas a conocer a Dios por medio de la psicoterapia, pero una buena
psicoterapia permite que conozcas a Dios”.
En este contexto, el presbítero señala que “en
el acompañamiento espiritual se descubren situaciones en las cuales hay
problemas que están en el interior de la persona y requieren de un
psicoterapeuta”.
“Pues aunque la persona perciba las manifestaciones
como pueden ser pecados o conductas que le afectan, no es capaz de enfrentarlas
pues no responden al plano de lo espiritual sino al plano psicológico”.
Para comprender mejor esta dinámica que se da en la complejidad del ser
humano, el P. Posada explica el siguiente ejemplo.
“Si tengo una herida afectiva profunda con mi
padre, es posible que me cueste crecer en una relación afectiva con mi Padre Dios.
A veces es difícil distinguir pues ambas realidades están muy relacionadas, mi
realidad espiritual y mi realidad psicológica. Una buena formación y un
acompañamiento en el tiempo permiten identificar cuándo sugerir acudir a un
especialista”.
¿QUIERES SER ACOMPAÑANTE
ESPIRITUAL?
Conscientes de toda esta realidad, el centro católico de psicología
Areté presenta un diplomado de “Acompañamiento
Espiritual y Reconciliación Personal”, dirigido a religiosos,
sacerdotes, seminaristas y laicos interesados en el tema.
“En este diplomado se sintetizan los contenidos
fundamentales sobre el acompañamiento espiritual, los elementos fundamentales
de una psicología integral, y el proceso de reconciliación para sanar heridas
afectivas, además de brindar herramientas para cada uno de estos temas”, describe Mónica Caballero, psicóloga del Centro Areté.
El curso formativo tiene una duración de 10 semanas, 140 horas, con aula
virtual disponible las 24 horas, lectura de textos explicativos, foros,
conferencias y recursos complementarios.
Los interesados pueden inscribirse con un descuento
entre el 1 y 8 de agosto en el siguiente link: https://centroarete.org/producto/promocionacompanamientoespiritualyreconciliacionpersonal/
El Centro de Psicología Areté nació en Medellín (Colombia), el 25 de
enero del 2012, y está cumpliendo 10 años de fundación. Promueve una psicología
integral y católica que permita a la personas tener una vida saludable y
reconciliada.
POR ABEL CAMASCA | ACI Prensa
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