Cuando se acerca una fiesta de la Virgen, el corazón se nos hincha de ganas de quererla un poco más. Tener un detalle especial, que solo ella vea. Pero luego también están los días que parecen pasar desapercibidos, en los que no queremos que ese amor se enfríe. Para ello, ¡contamos con muchas devociones y oraciones a María!
Las devociones marianas son
algunas normas de piedad u oraciones que nos ayudan a crecer en ese amor
filial, cercano, íntimo que tenemos con la Santísima Virgen.
Además, nos ayudan a recordar
que, aunque Ella haya subido a los Cielos, permanece junto a nosotros. Aunque
sea Reina, ¡es Madre! Y nosotros somos –
verdaderamente – sus hijos.
En este artículo quiero
compartirte algunas de estas devociones y oraciones a María que pueden
ayudarnos en eso: sabernos hijos de Ella.
¡Y queremos ser
muy buenos hijos! Por eso, aquí van unas cuantas devociones marianas, algunas de las
cuales puedes convertir en hábitos que te tomarán hasta menos de un minuto.
¡Aquí van!
1. ¿TIENES UNA FOTOGRAFÍA DE TU MADRE?
Muchos hijos tienen alguna
fotografía de sus madres en sus casas. En el recibidor, en la sala, en la
habitación, en el lugar de trabajo.
De la misma manera, ¡que no te falte una imagen de tu Madre! Muchos la
tienen en un pequeñito altar en su trabajo u hogar, y ahí está
Ella presente
2. SALÚDALA AL LLEGAR O SALIR DE TU CASA
Además, si tienes un cuadro de
Ella en los espacios en los que te mueves, puedes dedicarle una mirada al
entrar y salir de la habitación.
Así como haces cuando entras a
una habitación y está tu madre, la saludas. O cuando sales de la casa, te
despides de ella. También dedícale una mirada a Ella, pues será un saludo y un “hasta pronto”.
3. ¡QUE NO FALTEN LAS PALABRAS CARIÑOSAS!
De seguro hay momentos en los
que le dices «te quiero» o alguna palabra de cariño a tu madre. O «¡qué linda estás!, ¡me gusta tu blusa!, ¡ese corte te
queda fantástico!».
De la misma manera, las
jaculatorias son palabras de amor y pequeños piropos que dirigimos a nuestra
Madre.
Son pequeñas oraciones que
podemos dedicarle con mucho afecto, como, por ejemplo: «¡Bendita
Tú que has creído!», «Dulce Corazón de María, sed la salvación del alma mía»,
«bendita sea tu pureza y eternamente lo sea», «alégrate, María, llena eres de
gracia» y las que tú quieras añadir. O inventar, pues el amor es
creativo.
4. «¡BUENAS NOCHES!»
Así como los niños se despiden
de sus madres antes de dormir – y muchos adultos las llaman por teléfono antes
de acabar el día -, verás lo hermoso que es dormir luego de darle a Ella
también las «buenas noches».
Una costumbre es rezar tres
avemarías antes de dormir,
pidiendo la santa pureza propia y para los demás. Entre las oraciones a María,
esta es una muy bonita, porque es, como digo, similar a decirle «buenas noches».
Nuestro último pensamiento del
día, se lo lleva Ella.
5. LOS BUENOS HIJOS RECUERDAN CUMPLEAÑOS
…y aniversarios. Cuando se
acerque una celebración de la Virgen, festeja con Ella. Además de rezar alguna
de estas devociones marianas u oración que quieras dedicarle, puedes,
literalmente, festejar con Ella.
Por ejemplo, tómate un
chocolate. Sal a merendar. Ponte alguna ropa que te pondrías cuando sales a
festejar el cumpleaños de tu madre.
De paso, te cuento: cuando celebramos un cumpleaños, a veces felicitamos al
agasajado y luego a la madre, como «¡y felicidades también a ti, que eres la
mamá!». Qué lindo detalle si, por ejemplo, en Navidad, luego de
felicitar a Jesús, también le felicitamos a Ella y nos unimos a su gozo.
6. DETALLES DE CARIÑO
Sábado es el día dedicado
especialmente a María. Ese día puedes tener algún gesto especial con Ella, como
una pequeña oración o mortificación. Puedes rezar una
oración de consagración a Ella, por ejemplo.
Pero, además, puedes hacer lo
que hacen los hijos: llévale flores, ve a visitarla
(a un santuario, por ejemplo) aunque sea un rato o hazle un pequeño regalo
(como un acto de caridad).
7. CHARLA CON ELLA
De seguro muchos tienen largas
conversaciones con sus madres. Con nuestra Madre, tenemos una de las devociones
marianas «por excelencia»: el rosario.
Cuando rezo el rosario, me imagino
que estoy sentada – o caminando – con mi Madre y cada avemaría (que es una
preocupación, una intención o pedido) es parte de la conversación.
8. RECUÉRDALE MOMENTOS FELICES
Casi automáticamente, las
charlas con las madres pueden tomar el tono de «¿y
te acuerdas de…?». ¡Y qué felices se ponen cuando pueden volver a contar cómo
conocieron a su esposo o cuando nos vieron nacer!
Por eso, el Ángelus y el Regina Caeli son otras de las devociones marianas más
preciosas. Porque le recuerdan a María los momentos más felices de su vida:
cuando el Ángel le anunció que sería madre, cuando dijo «sí» a su vocación, cuando nació Su Hijo, cuando volvió a verle
y, al verle, alegrarse porque todas las promesas divinas se cumplieron.
Creo que hay muchas otras
devociones marianas muy buenas y preciosas. Estas son algunas con las que
puedes empezar a decir: «Mamá, deseo tener una
verdadera relación Madre-hijo contigo». ¡Qué feliz se pondrá!
Escrito por: María Belén Andrada
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