«crueldades cada vez más horrendas cometidas contra civiles»
Durante la
audiencia general de ayer, Francisco mostró una bandera de Ucrania recibida de
la ciudad que es escenario de «crueldades cada vez más horrendas». «La lógica
dominante es la de las estrategias de los Estados más poderosos para afirmar
sus propios intereses, estamos asistiendo a la impotencia de la Organización de
las Naciones Unidas».
(Asia news/InfoCatólica) «Crueldades cada
vez más horrendas» que gritan al Cielo y suplican que «se ponga fin a esta
guerra» en Ucrania.
El Papa Francisco se refirió explícitamente a las imágenes de las masacres de
Bucha al final de la audiencia general que celebró hoy en el Vaticano como
todos los miércoles. Sus palabras fueron acompañadas de un gesto muy fuerte:
mostró a los fieles que se encontraban en el Aula Pablo VI una bandera de
Ucrania recibida directamente de la torturada ciudad cerca de Kiev, cuyas
imágenes de muertos en fosas comunes y en las calles han dado la vuelta al
mundo en las últimas horas.
«Las recientes
noticias sobre la guerra en Ucrania - dijo el Papa Francisco - en vez de traer
alivio y esperanza, dan testimonio de nuevas atrocidades, como la masacre de
Bucha:
«Crueldades cada
vez más horrendas» que gritan al Cielo y suplican que «se ponga fin a esta
guerra» en Ucrania.
El Papa Francisco se refirió explícitamente a las imágenes de las masacres de
Bucha al final de la audiencia general que celebró hoy en el Vaticano como
todos los miércoles. Sus palabras fueron acompañadas de un gesto muy fuerte: mostró a los fieles que se encontraban en el Aula Pablo
VI una bandera de Ucrania recibida directamente de la torturada ciudad cerca de
Kiev, cuyas imágenes de muertos en fosas comunes y en las calles han dado la vuelta
al mundo en las últimas horas.
«Las recientes
noticias sobre la guerra en Ucrania - dijo el Papa Francisco - en vez de traer
alivio y esperanza, dan testimonio de nuevas atrocidades, como la masacre de
Bucha: crueldades cada vez más horrendas cometidas contra civiles, mujeres y
niños indefensos. Son víctimas cuya sangre inocente grita al cielo e
implora ¡que se ponga fin a esta guerra!, ¡que
callen las armas, que dejen de sembrar muerte y destrucción! Ayer me
trajeron esta bandera de Bucha. Esta bandera viene
de la guerra, precisamente de esa ciudad martirizada». Mostrando la
bandera, el Papa Francisco llamó a su lado a algunos niños que han llegado como
refugiados de Ucrania: «Este es uno de los frutos
de la guerra -añadió. No los olvidemos, y no
olvidemos al pueblo ucraniano».
En la audiencia, el Papa
Francisco repasó el viaje apostólico que el 2 y 3 de abril lo llevó a Malta, «una especie de 'rosa de los vientos' -observó- donde se cruzan pueblos y culturas; es un punto
privilegiado para observar a 360 grados la zona mediterránea. Hoy
-continuó el pontífice- se habla a menudo de
«geopolítica», pero lamentablemente la lógica dominante es la de las
estrategias de los Estados más poderosos para afirmar sus propios intereses,
extendiendo su área de influencia económica o influencia ideológica o
influencia militar. Después de la segunda guerra mundial se intentó sentar las
bases de una nueva historia de paz, pero lamentablemente –no aprendemos– siguió
adelante la vieja historia de grandes potencias en competencia. Y en la actual
guerra en Ucrania asistimos a la impotencia de la Organización de las Naciones
Unidas«.
Malta, por el contrario, »representa el derecho y la fuerza de los 'pequeños', de
las naciones pequeñas pero ricas en historia y civilización, que deben seguir
otra lógica: la del respeto y la libertad, la de la convivialidad de las
diferencias, opuesta a la colonización de los poderosos«.
Un tema clave que Malta está
llamada a afrontar es el de los migrantes. El Papa Francisco se refirió al
encuentro que tuvo con ellos en el Centro de Acogida Juan XXIII. «No hay que cansarse de escuchar sus testimonios, porque
solo así se puede salir de la visión distorsionada que a menudo circula en los
medios de comunicación y se pueden reconocer los rostros, las historias, las
heridas, los sueños y las esperanzas de estos migrantes. Cada migrante -
añadió - es una persona, es único como cada uno de
nosotros. Cada migrante es una persona con su propia dignidad, sus raíces, su
cultura. Cada uno de ellos es portador de una riqueza infinitamente más grande
que los problemas que implica. Y no olvidemos que Europa se hizo con
migraciones.
Por último el Papa Francisco
recordó el papel crucial que ha tenido Malta en la evangelización, desde los
comienzos del cristianismo hasta todos los misioneros que ha donado al mundo, »¡como si el paso de san Pablo hubiera dejado la misión
en el ADN de los malteses!», exclamó Francisco -. Pero también en la isla -agregó- hoy sopla el viento del secularismo y de la pseudocultura
globalizada, basada en el consumismo, el neocapitalismo y el relativismo.
También allí, por eso, es hora de nueva evangelización. La visita que, como mis
predecesores, hice a la Gruta de San Pablo ha sido como ir a la fuente, para
que el Evangelio pueda brotar en Malta con la frescura de sus orígenes y
reavivar su gran patrimonio de religiosidad popular.
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