Un sacerdote exorcista explicó cómo una persona puede saber que está siendo atacada por el demonio de una forma particular y que necesita ayuda espiritual especial.
En declaraciones a ACI Prensa, el P. Francisco Torres Ruiz, sacerdote de
la Diócesis de Plasencia (España) y encargado del ministerio del exorcismo,
señaló que muchas veces los casos de posesión demoníaca se presentan en
personas que practican “el ocultismo o la magia, o
tienen estas terapias de la ‘nueva era’”. Este tipo de persona, dijo,
suele estar “alejada de Dios” o “tiene una fe muy
débil, una fe más supersticiosa que realmente una fe teologal, como virtud
realmente entendida”. “Por eso, muchas veces una persona que practica estas
cosas, comienza a tener a lo mejor sensaciones de tristeza, pensamientos
negativos, y cosas así que parecen muy suaves. Claro, como estamos alejados de
Dios o somos ateos o lo que sea, pues no nos damos cuenta y pensamos que esto
es algo pura y exclusivamente psicológico”, dijo.
El P. Torres Ruiz lamentó que “lo realmente
dramático es que cuando viene alguien a ver a un exorcista ya lleva mucho
tiempo, meses e incluso años de sufrimientos inexplicables, de enfermedades que
no tienen cura”. “E incluso que los diagnósticos a las enfermedades dan un
diagnóstico positivo, no se tiene nada”, aunque la persona sigue
experimentando “dolores estrepitosos” de
estómago o presentando vómitos.“Cuando vienen cosas
así, inexplicables, lo primero que uno debe hacer es, aparte de una renuncia a
todo el mal que haya podido hacer y a todos esos juegos, pues ir a un
sacerdote”, dijo.
El sacerdote español precisó que “no porque
me duela la barriga y los médicos no sepan por qué tengo que ir a acudir a un
cura porque va a ser el demonio, no”. “Además de los signos digamos físicos o
mentales hay otros de índole espiritual”, precisó.
Entre estos signos, dijo, se encuentran “la
imposibilidad de dormir, pesadillas muy reales e incluso con heridas físicas en
el cuerpo fruto de esas pesadillas, la aversión a lo sagrado, no poder mantener
la mirada fija a una cruz, a una estampa o una imagen de la Virgen, o de los
santos, el revolverse y disgustarse y ponerse malísimo al entrar en una
iglesia”.
“O por ejemplo sentir asco, repugnancia hacia el
agua bendita o el agua exorcizada”, añadió.
El P. Francisco Torres Ruiz señaló que “todos
esos son signos que están ahí y que tienen que alertarnos de una posible acción
diabólica y, por tanto, lo necesario es ir pronto a un sacerdote, al párroco o
a quien sea y solicitar una bendición, una oración sobre él para para ver qué
hay”.
“Y, en último caso, después de un proceso, pues ya
ir a un sacerdote exorcista que ya te tratará de manera más sistemática sobre
ese mal que se padece”, señaló.
POR DAVID RAMOS | ACI Prensa
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