Testimonio de una superviviente de la masacre de la plaza Tiananmen
Ni los
ofrecimientos comerciales de otros gobiernos, ni los pactos con la Iglesia, ni
las protestas, ni las muertes, han hecho que China cambie su rumbo, la
dictadura continúa.
(BLes/InfoCatólica) A 32 años de la Masacre de la
plaza Tiananmen, hecho ocurrido en China donde fallecieron alrededor 10 mil
personas a manos de las fuerzas armadas del gobierno, una superviviente cuenta
su historia y dice que China es la «la prisión más
grande del mundo».
«China es
una dictadura y una potencia colonial más peligrosa y sanguinaria que la
Alemania nazi. Ha prosperado gracias al apaciguamiento de
los gobiernos occidentales y al cortejo de las multinacionales. China es un pozo
negro con una superficie brillante, pero que apesta como el infierno. Es un infierno. Porque está
gobernada por el PCCh, la mayor organización terrorista del mundo».
La entrevista de Rose tang,
quien ahora es activista prodemocracia fue concedida a la agencia Bitter Winter
dijo que nunca dejará de ser un recuerdo traumático lo que vivió esa noche.
Las personas que protestaban
querían una reforma hacia la democracia, las protestas duraron meses, pero no
eran atendidas por el gobierno, el cual, para disuadir a los manifestantes
ordenó una ley marcial y envió vehículos militares a acabar con las personas
que se encontraban reunidas ese 20 de mayo de 1989 en la plaza de Tiananmén en
Pekin.
El lugar se convirtió en una
zona de guerra. Dice Rose: «Autobuses y camiones en
llamas esparcidos por los alrededores, la gente reorganizaba las barricadas
preparándose para detener a más tropas. Pero, para mi sorpresa, el interior de
la plaza estaba muy tranquilo, muchos lugareños paseaban, como cualquier otra
tarde de verano».
Esa noche miles de soldados
comenzaron a disparar con sus bayonetas a todos los presentes sin importar si
eran niños, mujeres u hombres, fue una matanza cruel.
Rose se escapó de recibir un
disparo gracias a que se escondió entre los cuerpos
de los muertos en el piso, luego se trepó a un tanque de guerra y
así pudo salir de la plaza.
«La plaza estaba
acordonada por tanques. Oímos disparos en la distancia mientras caminábamos
lentamente por estrechas callejuelas entre patios tradicionales. Los lugareños
salieron y nos dieron zapatos. Un estudiante llorando se unió a nosotros,
sosteniendo un pequeño par de gafas manchadas de sangre con dos agujeros de
bala. Nos describió cómo una niña de 12 años había sido disparada por las
tropas cerca del mausoleo de Mao. Estaba dando un paseo con su hermana de cinco
años».
Al pasar el tiempo, Rose pudo
salir de china a Hong Kong y ahora vive en los Estados Unidos.
Debido a esta masacre la
comunidad internacional estableció nuevas sanciones económicas a China, aunque el PCCH nunca admitió el hecho y
siempre ha establecido una censura estricta respecto a esto.
Rose: «La
China de hoy, como la de ayer, sigue siendo la mayor cárcel del mundo,
como me advirtió mi padre hace dos décadas. Es otro planeta, muy estéril,
en el que queda muy poca cultura y espiritualidad. La vulgarización y el
embrutecimiento siguen proliferando. La mayoría de los chinos comunes están tan
agobiados por las hipotecas de los apartamentos y los coches y los costos de la
educación de los niños que no se preocupan por la política ni por los demás, a
menos que sus propios intereses se vean amenazados. Incluso cuando sufren
injusticias, muy pocos se molestan en salir a la calle. Son adictos a la
mayoría de los aparatos electrónicos, a la intranet social (WeChat, etc.), a
los programas de variedades y a las telenovelas. La mayoría de mis amigos,
aunque sean muy educados, me han dicho que son libres y que no vivirían en el
extranjero. Pero todos hacen lo posible por enviar a sus hijos al extranjero».
Ni los ofrecimientos
comerciales de otros gobiernos, ni los pactos con la Iglesia, ni las protestas,
ni las muertes, han hecho que China cambie su rumbo, la dictadura continúa.
Actos de violencia siguen
ocurriendo como la persecución de los cristianos o los uigures de Xianjiang, el
gobierno chino sigue matando a su propia gente para mantenerse en el poder.
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