Para muchos hoy el hablar del Sagrado Corazón es hablar de una lejana devoción de nuestros abuelos.
Por: Néstor Mora Núñez | Fuente: Religion en
Libertad
Como cada año este celebraremos la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Es una fecha de
importancia que suele pasar sin pena ni gloria dentro de los tiempos
litúrgicos. Para mi generación, hablar del Sagrado Corazón es hablar de una
lejana devoción de nuestros abuelos. Tengo que confesar que lo que recogí del
culto al Sagrado Corazón, de pequeño y joven, fue un barullo devocional sin
pies ni cabeza. De joven me preguntaba qué razón hay para celebrar
una parte de Cristo si ya celebramos su resurrección todos los domingos. Como es lógico, nunca recibí contestación
alguna a mis dudas por parte de mi entorno eclesial y familiar. Pero, con el
tiempo encontré una lectura que me hizo reconsiderar mi opinión y mi
desinformación sobre el tema.
Aquí
les traigo un fragmento:
La historia del culto al
Sagrado Corazón presenta un desarrollo de lo más paradójico. Por una parte, es
una devoción que hunde sus raíces en el origen mismo de la dogmática cristiana,
que gozó de la estima de numerosos santos, que fue objeto de una extraordinaria
intervención celestial en Paray-le-Monial en el siglo XVII, y que siempre ha sido autentificada y
favorecida por el magisterio supremo de la Iglesia; pero, en
contrapartida, parece haberle estado reservado un extraño destino que la
condenaba a cierta incomprensión por parte del pueblo cristiano y, en la
actualidad, a decir verdad, a un verdadero desafecto.
Las causas de este
desafecto actual son evidentes; fueron muy bien analizadas en una encuesta
realizada en la década de los 50 pero cuyos resultados siguen siendo válidos
todavía. De ella se desprendía que lo que aleja de esta devoción es el estrecho
pietismo y el sentimentalismo en el que pronto se sumió y cuyo origen debe
buscarse en un desconocimiento de la
mística de tipo afectivo de los santos que han tenido revelaciones al
respecto; mística que en realidad
ocultaba una doctrina y una experiencia de orden totalmente teologal e
intelectual en el verdadero sentido de la palabra. La deformación de
esta mística y su «estereotipado», por decirlo así, originó manifestaciones
devocionales privadas, de naturaleza totalmente superficial, libros piadosos
que se aplicaban ante todo, o únicamente, a aspectos secundarios del culto en
cuestión, además de una confusión
fundamental que hacía que no se viese en el «corazón» otra cosa que un símbolo
afectivo; y por último, y tal vez sobre todo, originó toda aquella masa
de cantos amanerados, dulzarrones o ñoños, aquella proliferación de imágenes y
estatuas pintarrajeadas del peor gusto, y la representación del Corazón Divino
en la forma extremadamente realista de víscera sanguinolenta, cosa que
únicamente podía provocar repulsión y desacreditar indirectamente a un culto
que naturalmente no tiene nada que ver con ese pietismo repulsivo.
(Jean Hanni, Mitos, Ritos y Símbolos, Vías Espirituales,
Culto al Sagrado Corazón)
Hoy en día la Liturgia se ha convertido en una excusa para que la comunidad cristiana y la familia cercana, se
reúna en ocasiones especiales: bodas, bautizos,
comuniones, funerales, etc. En el mejor caso, nos esforzamos por
reunirnos semanalmente poniendo de escusa que tenemos que “ir a misa” como obligación. Pocas personas
ven en los sacramentos algo más que excusas para verse y celebrar la comunidad,
por encima de todo. Dios se ha
ido retirando de nuestras vidas, por lo que los sacramentos parecen algo
desfasado. De hecho estamos en estos momentos dilucidando si la exclusión de la
comunión a las personas divorciadas y vueltas a casar, es una cruel
discriminación social que hay que solucionar.
En una sociedad postmoderna y en una Iglesia que
tiende a ser agnosticista-pelagiana, hablar del Sagrado Corazón de Jesús es un
atrevimiento importante. Espero que me perdonen por sacar este tema todos los
años. ¿Cómo nos atrevemos a hacer actual esta
devoción, cuando vivimos en los tiempos de los flasmobs y los hashtags? ¿Cómo
sentirnos interrogados por el Corazón de Jesús cuando lo que está de moda es
una espiritualidad indiferente y lejana a toda sobrenaturalidad? Parece
que hablar de mística es hablar de algo del siglo XVI como poco. Pero,
atrevámonos ¿Qué es el Sagrado Corazón de Jesús hoy
en día?
Es simple, el corazón de cualquier cosa o
persona, es su ser, su esencia, su totalidad. Hablar del Sagrado Corazón de
Cristo es hablar de la Palabra, el Logos hecho carne que habita constantemente
entre nosotros. Esa es la maravillosa revelación de Paray-le-Monial. Un
recordatorio de la promesa de Cristo:
Id, pues, y haced
discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo. (Mt
28. 19-20)
TIENE
SENTIDO TRANSMITIR EL MENSAJE, EL MISTERIO Y EL COMPROMISO CRISTIANO, PORQUE
CRISTO VIVE JUNTO A CADA UNO DE NOSOTROS.
Comparto un fragmento de la primera de las
revelaciones, aunque las Armas y la totalidad revelaciones son muy interesantes
de leer y meditar. Lean este fragmento pensando
que Cristo le habla directamente a usted: “Mi Divino Corazón, está tan apasionado de Amor a los
hombres, en particular hacia ti, que, no pudiendo contener en el las llamas de
su ardiente caridad, es menester que las derrame valiéndose de ti y se
manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones que te estoy
descubriendo los cuales contienen las gracias santificantes y saludables
necesarias para separarles del abismo de perdición. Te he elegido como un
abismo de indignidad y de ignorancia, a fin de que sea todo obra mía.”
Sería necesario que todos los cristianos, recordáramos esta presencia constante, amorosa, apasionada, que Cristo
nos ha prometido. Una presencia que está dispuesta a darnos
los dones necesarios para superar los problemas, males y pruebas que nos ofrece
diariamente el mundo. Una
presencia que busca que nosotros seamos la herramienta a través de la cual Él se manifiesta en el mundo. Una presencia que no quiere una
vida de fe cerrada y penosa, centrada en nosotros mismos. Dios no quiere
nuestro mal, sino purificarnos y convertirnos en herramientas eficaces para
hacer Su Voluntad.
En la segunda Arma revelada a Santa Margarita
María Alacoque, Cristo nos señala que su cercanía es un don maravilloso, nunca
una pesada carga: “Te engañas creyendo que
puedes agradarme con esa clase de acciones y mortificaciones en las cuales la
voluntad propia, hecha ya su elección, más bien que someterse, consigue
doblegar la voluntad de las superioras. ¡Oh! yo rechazo todo eso como fruto
corrompido por el propio querer, el cual en un alma religiosa me causa horror,
y me gustaría más verla gozando de todas sus pequeñas comodidades por
obediencia, que martirizándose con austeridades y ayunos por voluntad propia”
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es todo
menos una mística de penalidades emocionales, dulzona y empalagosa. Es un recordatorio de la presencia divina entre nosotros, en nuestro día
a día. Queda a nuestra voluntad
aceptar esta presencia de Cristo y dejarnos transformar por su Gracia. Todo un
Misterio.
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