lunes, 3 de diciembre de 2018

LA INCREÍBLE HISTORIA DE UNA ABADESA QUE ESTUVO POSEÍDA POR EL DEMONIO 40 AÑOS


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Estamos frente a uno de los casos mejor documentados de la España del siglo XVI. Se trata de Magdalena de la Cruz que tuvo una fama de santidad tan grande en España, que ni siquiera Santa Teresa de Ávila la tuvo alguna vez.
Los nobles y los reyes querían conseguir reliquias de la monja y sus cartas manuscritas eran de un valor incalculable.
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Incluso le hacían llegar a la monja objetos para que ella bendijera.
El propio emperador Carlos V pidió que el manto de Magdalena de la Cruz envolviera al futuro príncipe Felipe II quien se convirtió más tarde en rey de España.
Pero Magdalena de la Cruz un día se convertiría de una mística extraordinaria a una poseída y luego a una pecadora arrepentida, con severas penitencias por sus pecados.
Sucede con los místicos. A menudo Dios permite que tengan influencia demoníaca junto con apariciones celestiales.
Dios permite que el diablo los tiente fuertemente para poner a prueba su fe y devoción.
En el caso de Magdalena hubo un período en que demostró piedad auténtica y profunda, pero luego hizo un pacto con el demonio. Y probablemente las apariciones celestiales disminuyeron o desaparecieron para entonces.

LOS PRIMEROS AÑOS DE MAGDALENA
Magdalena nació en Córdoba, Andalucía, en 1487, cuando los moros todavía ocupaban la región. Con sólo 5 años la pequeña Magdalena ya es conocida en la ciudad por su gran devoción. En el cumpleaños número 5 ella rezaba en la iglesia cuando escucha una música muy dulce.
E inmediatamente se le aparece un hermoso joven de pelo negro que lleva un manto brillante, quien ella pensaba que era Jesús.
Ese mismo día ella huye de su casa y se refugia en una cueva cayendo en éxtasis. Y cuando despierta se da cuenta que fue transportada milagrosamente a su cama por su ángel guardián. Luego se le aparece la persona que ella supone que es Jesús y le pide que aminore su ascetismo para no desarrolle fragilidad de salud.
Le profetiza el glorioso destino que le espera y la necesidad de más fuerza.
Y ahí comienzan los milagros. Porque volviendo a la iglesia para agradecer a Jesús se encuentra con un hombre cojo qué le pide le dé la mano para llegar a la iglesia. Y no bien ella le da la mano el cojo recobra su capacidad de caminar, y va por todo el pueblo anunciando su curación. Más tarde cura a un ciego y también a una persona muda. Pocos días después se le aparece Jesucristo crucificado quién le exige que se crucifique a sí misma como signo de santidad. La niña tomó unos clavos se los clavó las manos y los pies y estuvo así crucificada durante unos minutos. Luego se le apareció Jesús de vuelta quién la descolgó pero se cayó, fracturándose dos costillas. Queda postrada en la cama y parece estar muriendo por la infección de las heridas. Pero el propio Jesús se aparece y sana las heridas de las manos, de los pies y las fracturas.
Dice que en esta maniobra apretó fuertemente dos dedos meñiques de la chica que nunca volvieron a crecer, quedando muy pequeños hasta que murió.
Eso fue tomado como una prueba de la aparición de Jesús. Tres meses previo a su primera comunión aparentemente cesa de comer, ayunando hasta el domingo de su primera comunión. Pero no presenta ningún rasgo de falta de salud. Luego diría que el grito que profirió el día de su comunión fue por la sorpresa de que el propio Jesús le pusiera la Eucaristía en su boca.
A los 12 años se le apareció por primera vez una persona qué decía ser familiar y que a partir de ahí no se separaría de ella más.
A veces se presentaba con otros hombres de un bello rostro, que incluso adquirían la fisonomía de San Francisco, San Jerónimo y otros Santos. Y en esos momentos Magdalena experimentaba visiones de la Santísima Trinidad. El apuesto joven que decía ser familiar le dijo que hiciera todo lo que él pidiera de modo que pudiera convencer a los demás de su santidad.
Fue entonces, a partir de este momento, que hizo un pacto con él, que a la postre era el demonio, quién le aseguró que no se iba a condenar si seguía sus órdenes.
A partir de ahí comienza a flagelarse. Y las heridas sangrantes de los azotes se curan milagrosamente al día siguiente. En definitiva, todo lo de ella parece Santo excepto los dos dedos que no han crecido.

INGRESA AL MONASTERIO
Con 17 años, en 1504, es admitida en el convento franciscano de Santa Isabel de Los Ángeles en Córdoba, por su reputación de santidad. Y rápidamente obtiene la admiración de muchas monjas. Aunque hay elementos que llevan a pensar que algunos tenían dudas ya por ese entonces.
No era discreta acerca de su vida espiritual y de sus méritos; se inflige a severas mortificaciones a la vista de todos.
Llevaba una pesada cruz por todo un convento a la vista de todos. Besaba los pies de sus compañeras cuando estaban reunidas. Y aparentemente dejó de comer por completo alimentándose solamente con la sagrada eucaristía y lo pregonaba. Con 22 años ya tenía reputación de Santa y por eso la dejaron hacer sus votos solemnes, conociéndose desde ese momento como la hermana Magdalena de la Cruz. Hubo un hecho solidifico la imagen de Sor Magdalena ante el pueblo, los nobles y los reyes. Durante una misa una paloma se posó sobre el hombro y pareció hablarle al oído. Esto se extendió como reguero de pólvora incluso fuera de España. Y pronto comienza a exhibir facultades extraordinarias. Su familiar continúa apareciéndose, a veces acompañado de un hombre negro desnudo lo que no le gustaba a Magdalena.
En otras ocasiones el familiar le pronosticaba cosas que iban a pasar, que efectivamente sucedían.
Y cuando las contaba aumentaban su fama de santidad, porque nunca salía de las murallas el convento y aun así estaba enterada de todo lo que pasaba en la ciudad y en las casas nobles. También las hermanas del convento escuchaban a menudo un suave murmullo, palabras que no conocían y gemidos de sufrimiento que salían de su celda. El convento empieza a recibir generosas donaciones. Muchas personas influyentes piden su intercesión. Y eso relega a las otras hermanas del convento, sin que ella se preocupe. En 1515 anuncia la muerte del Rey Fernando para el año siguiente y la regencia sobre el Reino de Castilla del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros. También Magdalena exhibía experiencias con la dimensión de los muertos.
Podía saber el fallecimiento de alguien cercano y contactarse con las almas de los difuntos.
También decía que la guiaban en visitas al cielo, el infierno y el purgatorio. E incluso cuando regresaba del hades ponía sus pies en una tina de agua y salía un humo espeso de ellos, adelante de toda la gente. Contaba sobre visiones de legiones de almas que se salvaban o se condenaban. También se dice que podía ver en el aura de las demás personas si estaban en pecado o no. En una ocasión estaba rezando con sus compañeras de convento y una hostia consagrada se le introdujo en la boca. Ella diría posteriormente que su enigmático familiar lo había hecho. Sin embargo pronto comenzaría una relación incómoda con el familiar. Ella contaría más tarde, que una noche el familiar la obligó a llevar a cabo un acto que ella consideraba deplorable. Como ella se negó la tomó de los cabellos la alzó y la arrojó contra la pared, lo que la dejó en cama varios días. Después de 6 meses el causante de estos accidentes la sanó milagrosamente. Magdalena nunca dijo que era lo que tuvo que hacer con su familiar. Un hecho importante sucedió el día de la fiesta de la Anunciación de 1518.
Concibe un niño, según ella, por el poder del Espíritu Santo.
Prueba de ello es que el abdomen de Magdalena comienza a quedar abultado. Entonces el convento se divide en dos. Aquellos que están de acuerdo con que fue un acto divino y que otros dicen que no puede ser, porque no hay nada en la escritura que hable de un segundo nacimiento de Jesús. Esto lleva qué realice las más severas penitencias. Camina descalza sobre vidrio, azota su espalda y lleva cilicios permanentemente. El arzobispo de Sevilla envía 3 matronas a examinar a Magdalena.
Quienes dicen que la monja está embarazada, pero que su virginidad está intacta.
Magdalena informa que para la Navidad dará a luz y que su ángel guardián le pide que ella dé a luz sola, para sufrir más, sin ayuda humana.
Ella dijo que durante la noche de Navidad dio a luz un bebé, que irradiaba mucha luz; tanta que el aire se calentó milagrosamente de repente.
Otro hecho sorprendente es que su cabello negro se convierte en rubio brillante, mucho más largo para poder envolver al niño en él. Y como prueba se corta algunos rizos de su cabello rubios antes que vuelva a ser negro. Todo esto aumenta la fama de santidad de Magdalena y las donaciones fluyen como nunca. En 1523 el arzobispo necesitaba una nueva catedral y recurre al dinero del convento de Santa Isabel de Los Ángeles, pidiendo las donaciones realizadas debido a la hermana Magdalena. El convento era el más rico de España en ese momento.

COMIENZA LA DEBACLE
Llega un punto en que Magdalena es propuesta como abadesa del convento. Ella al principio no quiere, pero luego derrota en las elecciones a Sor Isabel de la Trinidad en 1533. La madre Magdalena instala severas prácticas de penitencia en el convento. Ordena a sus compañeras admitir pecados cada vez más severos. Y se ven casos de hermanas rodando por el suelo y arqueando sus cuerpos en especie de posesión. Ordena algunas que hagan la señal de la cruz con la lengua en los zapatos de todas las monjas reunidas. Las flagelaciones se hacen públicas y con la luz encendida, no como antes que eran ocultas y con la luz apagada. Después diría Magdalena que las penitencias era una idea del diablo para inculcar el orgullo espiritual en las monjas. En lugar de llevar velo algunas deben llevar corona de espinas, sogas alrededor de su cuello y caminan en procesiones lúgubres, mientras son azotadas por las otras hermanas en fila. Alienta a caminar de rodillas en tablas con clavos y a usar cinturones con puntas de hierro. Nadie se atreve a cuestionar su autoridad pero comienzan a surgir las dudas. Porque Magdalena también relaja antiguas reglas de la orden por siglos. Así por ejemplo dice que se le apareció San Francisco y le dispensa que tenga que ir a la confesión en el futuro. Elimina la reja entre el confesor y la hermana confesante, diciendo que es un insulto que no esté cara a cara con el confesor. Elimina el ayuno de los viernes para que puedan soportar mortificaciones mayores.
Y una noche cuando recibe una mujer muerta qué vino a confesarse con ella, se le ocurre la idea de que las monjas y novicias se confiesen con ella todas las noches en su celda.
Todo esto genera una repulsa de parte de muchos y aceptación de parte de gente más famosa. Es así que los que dudan hacen llegar a un monje exorcista al convento. Le introduce largas agujas en su cuerpo, una en el pie y otra en la mano cuando está en éxtasis. Magdalena se muestra insensible, sin ninguna reacción, y cuando le retiran las agujas sale sangre. También se insinúa entre las personas del convento que hay algunas que le llevan comida en secreto a Magdalena y que su abstinencia no es tal. Ponen dos monjes franciscanos en la puerta de su celda 24 horas. Pero al otro día Magdalena desapareció y estaba dormida en el jardín, declarando que fue San Francisco el que la transporto a ese lugar. Las dudas sobre la madre Magdalena siguen aumentando porque ella usa las apariciones de la Santísima Virgen para criticar a quienes ella no tiene buena relación. O deniega el ingreso al convento a muchachas porque la Virgen le dijo que tenían antepasados judíos. Es así que en las elecciones de 1542 la madre Magdalena recibe muy pocos votos, siendo electa para abadesa nuevamente Isabel de la Trinidad. Las investigaciones sobre Magdalena son cada vez mayores e incluso se encuentran hostias debajo de su cama. Y así empiezan a surgir anécdotas que antes estaban ocultas. Por ejemplo unas monjas dicen que descubrieron una vez que la cama de Magdalena estaba rodeada de carneros negros. Y cuando le preguntaron dijo que eran ánimas de difuntos buscando su consuelo. En otra oportunidad una monja vio surgir en la celda de Magdalena a un hombre negro. Y Magdalena le dijo que no tuviera miedo porque era un Serafín. En 1543 Magdalena cae gravemente enferma y la abadesa aprovecha para exigirle una confesión general.
Cuando el confesor se pone la estola Magdalena comienza a convulsionar.
El sacerdote empieza a sospechar una presencia demoníaca. Pide a un médico que examine sus éxtasis. Sus ojos no parecen mostrar en éxtasis real, pero al pincharla con agujas no tiene ninguna reacción. Sin embargo al sumergir la aguja en agua bendita y luego pincharla, Magdalena deja escapar un gemido. El médico y el sacerdote comienzan a pensar que podría estar poseída. La salud de Magdalena empeora e incluso escucha las palabras “Te estás muriendo no verás otra la Navidad” y otras palabras sueltas misteriosas. Luego empezó a proferir blasfemias repugnantes. Y a ser sacada de su cama por una fuerza que la mantiene en el aire. Para este momento se muestra una Magdalena envejecida.

EXORCISMO Y JUICIO
La abadesa entonces llama a un sacerdote experimentado Don Juan de Córdoba para exorcizar a Magdalena.

Don Juan le dice “Te ordeno en el nombre de Jesús que dejes a esta pobre mujer. Y que me digas tu nombre”.
El demonio da un grito terrible junto con el nombre de Balban.
Más tarde se descubriría otro demonio llamado Patorrio.
El demonio intensifica sus blasfemias y se envanece del desorden que ha causado en el convento durante años. Don Juan de Córdoba tiene entonces un caso sólido de infestación demoníaca. Las autoridades de la Iglesia y la Santa Inquisición deciden llamar a un exorcista profesional.

En una de las sesiones del exorcismo el demonio dijo:
“Soy un Serafín de lo que cayó del cielo tengo bajo mi poder a muchas legiones.
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Tanto yo como un compañero estamos unidos a Magdalena desde que nació y no nos apartaremos de ella hasta que nos la llevemos, porque es nuestra”.
Al volver del éxtasis Magdalena confesó su relación con los dos serafines. Incluso llegó a decir que algunas personas murieron por mediación de ellos. También reveló que el hermoso joven que se apareció a los 5 años era en realidad un demonio, qué prometió fama y respeto si ella lo obedecía siempre. También dijo que sus gritos en la noche no eran de amor extático sino por las caricias del demonio.
Cuando el exorcista hacía la señal de la cruz, Magdalena comienza insultar con palabras inenarrables, rueda por el piso de la celda, muerde todo, adopta posturas indecentes, e imita cópulas con los demonios que tuvo por casi 40 años.
El inquisidor había pedido a las monjas que se quedarán al lado de la puerta para escribir lo que oían, por eso está también documentado este suceso. Durante el exorcismo se descubrieron los medios perversos que los demonios utilizaron para socavar a Magdalena cuando era niña. Si cree que la eligieron porque ella era una niña muy piadosa y dedicada a Dios. Con el correr de los años los demonios dejaron de ser jóvenes hermosos para transformarse en figuras más o menos grotescas, qué irradiaban  una luz rojiza. Magdalena los describe como seres con nariz ancha y plana, cuernos retorcidos y boca desdentada. Magdalena también dijo que el demonio le ordenó que se convirtiera en su esposa, asegurándole que no perdería su virginidad. Le dijo que crecería en su aparente santidad pero qué tendría placeres inimaginables con él. Admitió que el demonio le alimentaba en secreto y que había estado embarazada de él.
Cuando ella empezó a sospechar qué podía ser un demonio el ángel que se le estaba presentando cuando era niña, no quiso hacer nada porque los prodigios que ella hacía aumentaban su fama de santidad, que era su objetivo.
Luego de terminado el exorcismo, Magdalena estuvo cerca de 2 años en la cárcel esperando el juicio, que se realizó el 3 de mayo de 1546. Para ese momento la hermana Magdalena estaba completamente exorcizada y libre de demonios. En ese entonces Sor Magdalena tenía 61 años y estaba fuertemente arrepentida. Pide al tribunal inquisidor que la entreguen a las llamas purificadoras. Pero los jueces no deciden esto debido a su edad, a sus confesiones, al arrepentimiento y a las influencias de notables. Los jueces deciden que Magdalena sea conducida al patíbulo con una mordaza en la boca, una cuerda en el cuello y una vela en la mano, permaneciendo allí durante el tiempo de una gran misa. Abjurar y arrepentirse frente a la catedral de sus engaños con los demonios. Y no se le permite usar el velo negro por 3 meses vivir siempre en un monasterio y caminar última en las filas del monasterio. Se la lleva a un convento franciscano en Burgos donde vive largos años de arrepentimiento y expiación sin caer nuevamente ningún error. La hermana Magdalena de la Cruz murió en 1560 a los 74 años. Todo un hecho asombroso. Sobre todo el del embarazo, que probablemente haya sido un embarazo histérico.

Fuentes:
Equipo de Colaboradores de Foros de la Virgen María

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