miércoles, 21 de noviembre de 2018

¿PODEMOS RESUCITAR A LOS MUERTOS CON ORACIÓN?


Principio del formulario
Jesús pidió a sus discípulos que resucitaran a los muertos. Pero muchos lo toman de manera simbólica. Jesús mandó a sus discípulos “curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios”. ¿Hablaba de los muertos espiritualmente como creemos ahora los cristianos o también de los muertos físicos?
La ciencia ha comprobado casos de gente que ha muerto clínicamente y que misteriosamente revivió.
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Es lo que se llama ‘experiencias cercanas a la muerte’.
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Pero en su inmensa mayoría son casos en que no hubo una deliberada maniobra para usar medios no convencionales – como la oración – para que revivieran.
Sin embargo, ¿hay posibilidad que un muerto resucite orando ante él? Si uno le pregunta a cualquier católico, incluso sacerdote, le dirá que eso es una idea loca. Y si no es así ¿entonces por qué lo diría Jesús? Hoy se están abriendo tímidamente paso otros que opinan lo contrario y exponen casos. Esto es para nuestro discernimiento y reflexión.
En realidad traer gente muerta a la vida es algo poco creíble para los cristianos actuales, a pesar que Jesús lo hizo y ordenó a sus discípulos hacerlo (Juan 10:8).
Pero los cristianos cada vez creen menos en los aspectos sobrenaturales de su fe; al menos en occidente. Comencemos por un repaso de lo que nos dice la Biblia.

RESUCITADOS EN LA BIBLIA
En el Nuevo Testamento hay varios casos de resucitaciones. La vuelta a la vida más célebre que menciona el nuevo testamento es la del propio Jesús. Pero ahí no podemos hablar de resucitación porque no volvió a la vida con el cuerpo originario sino con su cuerpo glorioso, por eso se le llama resurrección. En el texto del nuevo testamento se mencionan varias resucitaciones que hizo el propio Jesús.
Una es la del hijo de la viuda de Naín que se menciona en Lucas 7: 11-17.
Jesús iba con sus discípulos y se encontró con una procesión funeraria del único hijo de una viuda. Jesús tocó el féretro y le dijo al joven que se levantara y éste lo hizo y comenzó a hablar.
Otra resucitación es la de la hija de Jairo, el líder de la sinagoga de Capernaum. Este pasaje se encuentra en Lucas 8: 49-56.
Jairo se apersonó a Jesús para pedir que sanara a su hija de 12 años estaba muriendo. El Señor emprendió camino hacia la casa de Jairo y se encontró con un mensajero en el camino que le dijo que la niña estaba muerta. Entonces Jesús le dijo a Jairo que no tuviera miedo y que creyera, porque su hija sería sanada. Cuando llegó a la casa Jesús dijo que no estaba muerta sino que dormía, le tomó la mano y le dijo que se levantara y efectivamente lo hizo.
También está la resucitación de Lázaro que se relata en Juan 11: 1-44.
Este caso es extraño porque cuando le dijeron a Jesús que su amigo Lázaro estaba enfermo demoro 2 días en emprender camino hacia Betania. Y cuando llegó hacía 4 días que estaba muerto. Sin embargo dijo a su hermana Marta que Lázaro resucitaría. Jesús se acercó a la tumba, lloró, y ordenó que quitaran la piedra de la entrada. Luego oró al padre Dios alzando los ojos al cielo y ordenó a Lázaro que saliera. Y Lázaro salió aún envuelto en las telas funerarias. También luego de la muerte de Jesucristo recordemos que un terremoto abrió las tumbas en Jerusalén y personas que habían muerto antes, salieron resucitadas, apareciendo en la ciudad. Esto aparece en Mateo 27: 50-54. Pero no sabemos realmente si fueron resurrecciones o resucitaciones y qué sucedió después con esas personas. Esa capacidad de producir resurrecciones que tenía Jesús fue trasladada luego a los apóstoles.
En Hechos 9: 36-42 se menciona el caso de Tabita de la ciudad de Jope.
Tabita era una persona muy querida, que se preocupaba por los pobres, y un día enfermo y murió. Prepararon su cuerpo para enterrarlo y el apóstol Pedro, que estaba cerca, subió a la habitación y oro de rodillas. Luego le dijo Tabita “levántate” y ella se sentó y comenzó a hablar.
También en Hechos 20: 7-12 se menciona el caso de Eutico en Troas.
Eutico estaba sentado en el alfeizar de una ventana y cayó hacia abajo y se murió. El apóstol Pablo salió corriendo se arrojó sobre el cuerpo y comenzó a orar. Inmediatamente Eutico volvió a la viva y Pablo subió y realizó la Santa Eucaristía. Sin embargo las resucitaciones no son exclusivas de la era de Jesús.  También en el Antiguo Testamento se mencionan una serie de resucitaciones, mostrando que no eran de dominio exclusivo de Jesucristo directamente y presencialmente.
En 1 Reyes 17: 17-24 se menciona el caso de la viuda de Zarepta.
Su único hijo enfermó y murió. Y el profeta Elías oró por tres veces sobre su cuerpo y mandó al niño regresar a la vida. Y las escrituras dicen que Dios escuchó las oraciones de Elías y lo resucitó.
También podemos leer el caso de una mujer sunamita, sobre la que el profeta Elíseo había orado años antes para que le diera un hijo.
Años después el hijo tuvo un dolor de cabeza y murió. Y la mujer envió un emisario al Monte Carmelo para que Eliseo fuera a revivirlo. Eliseo llegó a la habitación, clamó al Señor por la vida del niño y se recostó sobre el cuerpo. Las escrituras dicen que el niño se calentó, estornudó 7 veces y abrió los ojos.
En 2 Reyes 13: 20-21 se presenta el caso de un hombre muerto que fue puesto al lado de los huesos del profeta Elíseo.
Y no bien el cuerpo tocó los huesos cobró vida y se puso de pie. Estas tradiciones bíblicas de resucitaciones no terminaron luego que murieron los apóstoles. Se cuentan por lo menos dos grandes Santos que fueron resucitadores masivos; uno fue San Patricio y otro San Vicente Ferrer. Los testimonios sobre las resucitaciones que hacía el dominico San Vicente Ferrer señalan que le traían los cadáveres, él hacía la señal de la cruz y la persona volvía a la vida. Y uno de los casos que se mencionan en muy parecido a lo que le sucedió a San Estanislao.

UNA EXTRAÑA RESUCITACIÓN DE SAN ESTANISLAO
Hay una extraña resucitación realizada por el polaco San Estanislao en el año 1070 y que se menciona en sus actas de canonización.
Estanislao era obispo de Cracovia cuando el Duque Boleslao II gobernaba Polonia. Y estaba enfrentado a él porque le hacía recordar sus pecados. San Estanislao había comprado un terreno para la Iglesia a Peter Miles y luego murió. Y Boleslao incitó a sus descendientes a que acusaran a Estanislao de haber usurpado el terreno. El Santo, comprendiendo que no podía esperar nada de la justicia humana, porque se habían presentado testigos falsos oró. Y recibió un mensaje diciendo que pidiera una prórroga de 3 días en el juicio. Argumentó que aparcería el propio Peter Miles, muerto hacía tres años, para testificar que había comprado legalmente el terreno. Luego de ayuno, oración y celebración de la Santa Misa, San Estanislao fue en procesión con el clero y fieles a la tumba de Peter Miles.
Abrieron la tumba y Estanislao tocó los huesos ordenandole que se levantara en el nombre de Cristo.
Las actas dicen que los huesos se reunieron y se cubrieron de carne, y el hombre fue con Estanislao hacia el tribunal. Allí San Estanislao pidió que el tribunal interrogara a Peter. Éste afirmó que la Iglesia la había pagado por el terreno. Y volviéndose hacia sus herederos les reprochó haberse prestado para este ataque a la Iglesia, pidiéndoles hicieran penitencia por el pecado. Luego San Estanislao le propuso a Peter que Dios le podía otorgar unos años de vida más por el favor que había realizado.
Pero Peter le respondió que estaba en el purgatorio y que prefería seguir ahí a pesar de los dolores que soportaba, antes que exponerse a las tentaciones de la vida en la tierra.
Porque le podían hacer perder la vida eterna, que él ya había ganado, aunque momentáneamente no había llegado al cielo. Sólo le pidió al santo que rogara a Dios que acortara su tiempo en el purgatorio. Luego de esto San Estanislao, el clero polaco y los fieles acompañaron a Peter a su tumba y ahí su cuerpo se desintegró nuevamente. El postulador de la causa de canonización de Estanislao dijo luego tener motivos para suponer el santo había obtenido rápidamente la liberación de Peter del purgatorio. Y así durante toda la historia del cristianismo muchos Santos han tenido el don de resucitar cuerpos. En nuestros tiempos somos muy escépticos a estos sucesos, pero hay algunos casos que nos llaman a no serlo. Y nos indican que la oración es un camino posible, incluso para la resucitación de los muertos.

EL CASO DE LA HIJA DEL PERIODISTA CATÓLICO ANTONIO SOCCI
Hay un caso que ha desatado la visibilidad de las resurrecciones hace un par de años. Es el de Catalina Socci, hija del conocido periodista católico Antonio Socci. Realmente inexplicable, por lo menos en términos científicos.
Pocos días después de su graduación, el corazón de Catalina se detuvo de repente.
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Se quedó inmóvil durante una hora entera. Muerta.
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Luego vino un sacerdote, su director espiritual, él se arrodilló para orar y el corazón de Catalina empezó a latir.
El padre ha dedicado algunos libros a esta historia, y ahora, en el último, se pregunta sobre el fenómeno de las llamadas ECM (Experiencias Cercanas a la Muerte), un acrónimo que la medicina tuvo que acuñar la luz de las cifras impresionantes que han surgido. El primero en tratar seriamente el tema fue el filósofo norteamericano Raymond Moody, quien hizo un libro en 1975 sobre una serie de testigos. Desde entonces fue una avalancha: entre 1975-2005 han visto la luz 42 estudios, en revistas científicas o monografías, con un total de 2.500 casos. En 2001 también se ocupó la prestigiosa revista The Lancet, publicando los resultados de un trabajo de un equipo de cardiólogos holandeses en 344 pacientes “clínicamente muertos”, 62 de los cuales (18%) retornaron “de entre los muertos” contando su ECM.

LAS MISMAS EXPERIENCIAS
Lo impresionante es que todos aquellos que han tenido experiencias ECM refieren prácticamente las mismas cosas.
Lo primero es la clara conciencia de estar muerto.
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Entonces, están en lo alto y ven su cuerpo abajo, rodeado de los que se dedican a él.
Algunos viajan por un túnel largo y oscuro, al final del cual les espera una luz maravillosa.
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Sentimientos de profunda paz y bienestar total, que a veces lleva a reunirse con sus seres queridos fallecidos o seres luminosos.
No pocos dicen que han visto la ‘película’ de su vida.
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Y la mayoría, de vuelta en el mundo, han cambiado su forma de vida en el sentido más cercano a la perspectiva cristiana.
Pero también existe una minoría – “no pequeña” – quienes han encontrado una situación oscura y aterradora y dicen que han tenido ansiedad y agitación.

Socci escribe: “Antes que nada es sorprendente observar las dimensiones del fenómeno. Aproximadamente un tercio de los que han tenido un coma, una muerte cerebral y reanimación se refieren a que han tenido un experiencia cercana a la muerte”. 

Y hay testimonios famosos como las actrices Elizabeth Taylor, Jane Seymour, Sharon Stone, y el actor Peter Sellers. Y en Italia, Cino Tortorella (el popular “Mago Zurlo”) o Umberto Scapagnini (médico de Berlusconi y alcalde de Catania): este último, en varios programas de entrevistas contando su ECM, dijo que había conocido al Padre Pío y que le había invitado a regresar a la vida terrenal. Pero no creas que esta historia de las ECM es un hecho del todo moderno. No, lo moderno es que la ciencia positivista debe enfrentar los hechos, las pruebas no son sólo clínicas, sino también estadísticas.

Apropiadamente Socci recuerda que sobre las ECM: “se encuentra una amplia mención incluso en un importante diálogo platónico, es decir, en la República (380 aC). En la que el filósofo narra la historia del soldado Er, que se despertó después de doce días de la muerte (o supuesta). E informó de que había visitado el más allá, donde – según su testimonio – habrá un juicio sobre toda persona, en relación con el bien y el mal que ha hecho”.

VOLVER DE ENTRE LOS MUERTOS POR ORACIÓN: UN SIGNO CRISTIANO
Pero Socci es un escritor abiertamente católico y dedica gran parte de su libro al “volver de entre los muertos”, gracias a las oraciones de los santos (después de una extensa referencia a las tres resurrecciones realizadas por Jesús antes de la suya). El estadounidense P. Albert J. Hebert en 1986 analizó muchos procesos de beatificación y canonización, encontrando 400 milagros de resurrección. Comienza con los operados por San Pedro y San Pablo en los “Hechos”. Luego hacia abajo por Don Bosco, el Padre Pío, el obispo estadounidense Fulton Sheen (una resurrección que se le atribuye data de 2010). Y menciona a San Patricio, que también resucito muertos durante años.

San Ireneo (siglo II) escribe que:
“A menudo sucede en la comunidad, cuando toda la iglesia entera local implora por el difunto con ayuno y oración, el espíritu del muerto regresa y la vida del hombre regresa restituida por las oraciones de los santos”. 
Y Sozomeno, historiador de la Iglesia (siglo V), informa de la caída de una mujer embarazada desde un balcón de la basílica de Constantinopla: muerta, vuelve a la vida gracias a las oraciones de los fieles.
En resumen, ni siquiera se necesita la presencia de grandes santos milagrosos: bastan las oraciones sinceras de los creyentes, al igual que en el caso de la hija de Socci.
Por supuesto, no es automático, porque es Dios que elige, para sus propósitos, a quien dar una segunda oportunidad. No es un privilegio, sino una responsabilidad. Los protestantes de la línea principal y los evangélicos pentecostales tienen la costumbre de orar por la resucitación de los que recién han muerto. Y actualmente se pueden encontrar en la red varios testimonios serios. En cambio la Iglesia Católica es mucho más reticente a este tipo de cosas, porque ha sido conquistada por el racionalismo y el cientificismo.

TRES CASOS DE RESUCITACIONES RECIENTES POR ORACIÓN TESTIMONIADAS POR PROTESTANTES
Un caso que está razonablemente bien documentado es el de un militar llamado David, que hacía seis meses se había casado y vivía en Arizona en un campo militar.
Un día salió a correr como todas las mañanas y fue atropellado por un automóvil. Conducido al hospital se comprobó que tenía toda clase de fracturas en el cuerpo. Y 20 minutos después de las cirugías que le hicieron su cerebro comenzó a hincharse y los médicos diagnosticaron su inminente muerte. Minutos después se le diagnosticó muerte cerebral. Precisamente en ese momento su esposa estaba afuera leyendo el versículo 11: 25 de Juan donde dice Jesús “yo soy la resurrección y la vida”. Inmediatamente su esposa siguió leyendo la Biblia en voz alta, cantando canciones de alabanza, le colocó la Biblia sobre el pecho a su esposo y fijó carteles escritos a mano en la habitación sobre pasaje de la escritura. Los médicos dejaron hacerlo aunque pensaron que se había desquiciado. En esas horas la familia discutía con los médicos si quitarle el respirador artificial o no. Pero el sexto día David comenzó a responder a la luz, y lentamente comenzó a mover el cuerpo espontáneamente. Unos meses después David retomó el servicio activo nuevamente en una recuperación sin precedentes. Y los médicos catalogaron la recuperación como milagrosa.
Otro caso es el de Connie Davis que fue ingresada al centro médico con una embolia pulmonar y un coágulo de sangre en el pulmón, sin presión arterial ni pulso.
El doctor Bob Ford, que la atendía, declaró después que nunca pudieron recuperarle la presión arterial ni el pulso y la declararon muerta. Mientras tanto amigos, familiares y la congregación de Connie se movilizaron pidiendo la intercesión de Dios para que no muriera; la sala de espera estaba llena de protestantes orando. Cuando el médico salió a la sala de espera para comunicar que la habían declarado muerta, el marido de Connie pidió si podían entrar a orar en la sala. Y así entraron varios a orar imponiéndole las manos al supuesto cadáver. A los pocos minutos apareció pulso en Connie de manera espontánea y los médicos la pusieron en un respirador y comenzaron a reparar su cuerpo. Luego declararon que nunca habían visto un caso similar, porque Connie se recuperó totalmente a pesar de haber estado su cerebro sin oxígeno durante 2 horas. Declararon que no hay forma de explicar fisiológicamente cómo una persona puede estar 2 horas sin suministro de sangre en el cerebro y aun así recuperarse neurológicamente sin mostrar ningún daño.
Otro testimonio es el del Dr. Chauncey W. Crandall IV, que escribió un libro llamado “Raising the Dead: A Doctor Encounters the Supernatural”.
Él cuenta varios casos en el libro, pero especialmente uno de un hombre que ingresó al hospital con un ataque masivo al corazón. Y después de 40 minutos de tratarlo lo declararon muerto. A él lo llamaron para certificar la muerte en el momento en que las enfermeras lo estaban preparando para llevar a la morgue. Cuando entró a la sala él sintió una voz en su mente que le decía que debía orar por este hombre. Lo considero inútil, pero aun así clamó por el alma del hombre y por la decisión de Nuestro Señor por él. Y sintió la necesidad también de pedirle a un colega que le diera nuevamente un shock eléctrico al hombre presumiblemente muerto en la camilla. Su colega lo hizo por respeto al profesional que tenía al lado, pero sin esperar ningún resultado. Pero de repente los monitores mostraron latido en el corazón del paciente, que rápidamente se normalizó. Y un par de minutos después comenzó a mover sus dedos y luego a murmurar palabras. Enfermeras y médicos quedaron absolutamente sorprendidos por la resucitación espontánea. Y el Dr. Crandall le convenció al paciente de que aceptara Jesús como Señor y Salvador, a la usanza evangélica; y éste lo aceptó.
Las evidencias de que la oración puede interceder ante Dios para la resurrección de muertos existe. ¿Entonces por qué no intentarlo cuando podamos?

Fuentes:
Sergio Fernández, Editor de los Foros de la Virgen María

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