jueves, 16 de agosto de 2018

SOBRE LA LEGALIZACIÓN DEL “DESACOTO”


En los tiempos libres de la misión, mientras se reza y se medita, surgen algunos escritos pensando en occidente como este, redactado en tono irónico.
Que les aproveche.
¡Viva Cristo Rey!
P. Federico, SE

SOBRE LA LEGALIZACIÓN DEL “DESACOTO”
Por el P. Federico Highton
           
Desacoto es la acción y efecto de desacotar, que significa apartarse del concierto o de lo que se está tratando. Puede significar también rechazar, no admitir o no querer algo. Incluso, puede usarse para hacer referencia a la suspensión de las leyes y condiciones que se ponen en un juego.
            Por eso, es indudable que “desacoto” es un vocablo propicio para hacer referencia al derecho a la interrupción de la maternidad, el cual está cobrando más y más fuerza entre los teóricos de los derechos humanos y los activistas por la liberación y la no-discriminación.
            El aborto ya es un derecho básico, y hasta clásico, consagrado en prácticamente el mundo entero, con la excepción de unas pocas tiranías árabes. Ahora es momento de reconocer otro derecho de la mujer, que sigue siendo oprimida por el sistema capitalista-patriarcal. Nos referimos al derecho al desacoto, que es el derecho que la mujer tiene a interrumpir la vida de su hijo luego de su nacimiento hasta diez años después del parto.
            Por eso, desde las ONG´s Arco-Iris y Am@r y la Cátedra de Derechos de la Mujer de la Universidad Panamericano-aborigenista (UPanA), entre otras organizaciones lesbo-derecho-humanistas, exigimos a los gobiernos la legalización del desacoto para todas las mujeres argentinas de modo que tod@s puedan interrumpir su maternidad cuando lo deseen.
            Son legión las mujeres que son m@dres contra su volunt@d, devinieron en m@dres porque el sistema del capitalismo patriarcal les metió en la cabeza (y en el cuerpo) que el único destino de la mujer es ser madres, pero much@s después del calvario de la maternidad y los tormentos del parto (que es, en el fondo, una institución medieval y anacrónica), se dieron cuenta de su dignidad y de sus derechos inalienables y ahora quieren liberarse y diseñar su propio proyecto de vida.
            En esta sociedad, en la que “Iglesia” se sigue escribiendo con mayúscula, en esta sociedad en la que “derechos” sigue siendo una palabra en género masculino (¿cuándo tendremos una sociedad en la que derechos se escriba en género femenino?), alzamos nuestra voz para pedir que el Estado asista, proteja y aliente a todas las mujeres que quieran deshacerse para siempre de sus lastres y esclavitudes, incluidos sus hijos hasta los diez años de edad.
            Por eso, exigimos que el Estado Nacional:
1) Provea a todas las mujeres los medios más eficaces para deshacerse de sus hijos hasta los diez años de edad, de modo tal que la mujer pueda decidir libremente si quiere o no seguir siendo madre. Muchas son madres pobres que no tienen pan para sus hijos y no se les puede imponer que cedan sus hijos a los ricos y burgueses. A ellas, y a las demás que lo sientan, el Estado debe ayudarlas a deshacerse de sus hijos por medios seguros, legales y gratuitos.
2) Que el Estado otorgue a todas las mujeres derecho de tenencia de armas de fuego y entrenamientos de tiro para que puedan deshacerse de sus hijos de un modo seguro y ágil, sin necesidad de repetir el disparo o de poner en riesgo sus vidas.
3) Son muchas las mujeres que mueren al tratar de deshacerse de sus hijos indeseados, especialmente cuando éstos se tratan de defender (son los “desacotos caseros”): por lo dicho, exigimos que el Estado no sólo distribuya preservativos y DIUs, sino también arsénico para que las mujeres puedan ponerlo en la chocolatada de sus hijos y liberarse del troglodita peso de la maternidad. Muchas madres pobres no pueden acceder al mismo y deben deshacerse de sus partes (los hijos) con veneno de ratas. Porque si el feto es parte del cuerpo de la madre y entonces ella puede abortar, entonces el feto nacido sigue siendo parte del cuerpo de la madre aunque sea una parte que, por una circunstancia u otra, se haya separado. De hecho, si alguien pierde un dedo, ese dedo sigue siendo de uno, aunque esté separado y no se pueda volver a juntar. Por eso, los hijos, en realidad, son parte del cuerpo de la madre, partes separadas, pero partes al fin.
            No podemos seguir permitiendo la proliferación de madres contra su voluntad.
            No podemos seguir permitiendo que la opresora tríada embarazo-parto-crianza siga cercenando la vida y la libertad de tantas mujeres.
¡Por un desacoto libre, seguro y gratuito!
¡Ni una madre más contra su voluntad!

Adhieren:
ONG Arco-Iris
ONG Am@r
Cátedra de Derechos de la Mujer de la Universidad Panamericano-aborigenista (UPanA)
ONG ATAT (Abortemos-tod@s-a-tod@s)
Organización Machi-Sida
Cl@n de Poses@s
Des@cot@s
Ni-esposas-ni-nanas (NENas)
Vanguardi@ Progresist@
Modo ironía ON

Padre Federico

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