Hoy ordenamos que se seque por completo cualquier tipo de
raíz de amargura que ya exista o que quiera gestarse en tu vida. Proclamamos
que es cortada, desarraigada y destruida para que vivas disfrutando de las
bendiciones de Dios en el nombre poderoso de Jesús. Amén.
Hebreos 12:4-15 “Busquen la paz
con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Asegúrense de que
nadie deje de alcanzar la gracia de Dios; de que ninguna raíz amarga brote y
cause dificultades y corrompa a muchos”.
La amargura nace en nuestro corazón por la falta de perdón o
la falta de fe para superar alguna situación, es cuando nos dejamos arrastrar
por las heridas o la desilusión. Si tienes recuerdos constantes de situaciones
pasadas, como heridas emocionales, frustraciones, o si acostumbras a decir
palabras pesimistas, es porque tienes una raíz de amargura. No podrás avanzar
en la vida, no podrás alcanzar grandes cosas, no podrás dejar fluir las
bendiciones, ni el poder del Espíritu Santo si dejas que la amargura este
presente en tu corazón. Hoy Dios te dice, renuncia a vivir amargado porque te
ayudaré a superar los problemas para vivir libre y feliz.
Hagamos juntos esta oración:
“Padre hoy decido renunciar a toda clase de amargura en mi
corazón, perdono y dejo atrás las frustraciones, las heridas y la desilusión,
para darle lugar a tu presencia en todas las áreas de mi corazón. Lléname con
tu amor y con tu Espíritu Santo para poder mirar el futuro con fe y esperanza
en el nombre de Jesús. Amén”.
Por Esteban Correa (editor)
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