Congreso de Roma sobre
confusión en la Iglesia
Cardenales, obispos,
sacerdotes y fieles laicos emitieron ayer en Roma una declaración en la que
reiteran su adhesión a la doctrina inmutable de la Iglesia sobre el matrimonio,
los sacramentos y los preceptos morales absolutos.
(InfoCatólica) El congreso había sido
organizado por la asociación «Amigos del cardenal
Carlo Caffarra», ya que era uno de los últimos deseos del arzobispo
emérito de Bolonia, fallecido en septiembre pasado.
En el congreso intervinieron
los cardenales Walter Brandmüller, Raymond Burke y, desde Hong Kong, Giuseppe
Zen Zekiun; el obispo Athanasius Schneider; el filósofo y ex presidente del
senado italiano Marcello Pera; el canonista Valerio Gigliotti; el bioeticista
Renzo Puccetti. También se volvió a escuchar una intervención del cardenal
Caffarra en defensa de la Encíclica de Pablo VI «Humanae
vitae»,
El tema del Congreso era
«Iglesia Católica: ¿adónde vas?» y tenía como subtítulo una frase del propio
cardenal Caffarra: «Solo un ciego puede negar que
hay una gran confusión en la Iglesia», en alusión a las interpretaciones
contradictorias de la exhortación apostólica del Papa Francisco sobre la
familia, Amoris Laetitia, y la confusión sobre la doctrina y la práctica
pastoral que de ella se ha seguido.
Declaración final
del congreso «Iglesia católica, ¿adónde vas?»
Nosotros testimoniamos y
confesamos...
Debido a las interpretaciones
contradictorias de la exhortación apostólica «Amoris
Laetitia» se extienden el desconcierto y la confusión entre los fieles
del mundo entero.
La urgente petición, realizada
por cerca de un millón de fieles, además de por 250 hombres de letras, y
también por varios cardenales, que solicitaban al Santo Padre una aclaración
acerca de estos temas no ha sido escuchada hasta ahora.
En el grave peligro que todo
esto ha creado para la fe y la unidad de la Iglesia, nosotros, miembros
bautizados y confirmados del Pueblo de Dios, estamos llamados a reafirmar
nuestra fe católica.
Nos autoriza y anima a hacerlo
el Concilio Vaticano II, que en «Lumen Gentium», n.33, afirma: «Así, todo laico, en virtud de los dones que le han sido
otorgados, se convierte en testigo y simultáneamente en vivo instrumento de la
misión de la misma Iglesia 'en la medida del don de Cristo' (Ef 4, 7)».
Nos anima a hacerlo también el
beato John Henry Newman, el cual en su escrito, diríamos profético, «On Consulting the Faithful in Matter of Doctrine», indicaba,
ya en 1859, la importancia que los laicos ofrecieran testimonio de su fe.
Por eso nosotros
testimoniamos y confesamos de acuerdo con la tradición auténtica de la Iglesia
que:
1.
El matrimonio rato y consumado entre dos bautizados
solo puede disolverse con la muerte.
2.
Por eso los cristianos que, casados con un
matrimonio válido, se unen a otra persona mientras su cónyuge sigue todavía en
vida, cometen el grave pecado de adulterio.
3.
Estamos convencidos que esta es una norma moral
absoluta, que obliga siempre y sin excepciones.
4.
Estamos también convencidos de que ningún juicio de
conciencia subjetivo puede hacer que una acción intrínsecamente mala sea buena
y lícita
5.
Estamos convencidos de que el juicio sobre la
posibilidad de administrar la absolución sacramental no se basa sobre la
imputabilidad del pecado cometido, sino sobre el propósito del penitente de
abandonar un modo de vida contrario a los mandamientos divinos.
6.
Estamos convencidos que los divorciados que se han
vuelto a casar civilmente y no están dispuestos a vivir en continencia, están
viviendo en una situación objetivamente contraria a la ley de Dios y por eso no
pueden acceder a la Comunión eucarística,
Nuestro Señor Jesucristo dice:
«Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad
discípulos míos, conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Jn
8, 31-32).
Con esta confianza confesamos
nuestra fe ante el supremo pastor y maestro de la Iglesia y ante los obispos, y
les pedimos que nos confirmen en la fe.
Roma, 7 de abril
de 2018
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