En el marco del Máster Universitario en Criminología y
Seguridad de la Universidad de Valencia el pasado 26 de noviembre tuvo
lugar la ponencia “Los
Menores ante las sectas”. Estuvo
a cargo del psicólogo José Miguel
Cuevas Barranquero, profesor en la Universidad de Málaga, vicepresidente
de la Asociación Iberoamericana de Investigación del Abuso Psicológico (AIIAP)
y director de la revista sobre abuso psicológico Traspasos.
Los principales trabajos de
Cuevas giran en torno a la evaluación de la persuasión coercitiva, así como en
la peritación y abordaje de casos de sectarismo. Asiste a víctimas de sectas en
el sector público, a través del Organismo Autónomo Local “Marbella Solidaria”, en la provincia de Málaga.
Es autor de varias publicaciones en torno al fenómeno sectario y colabora con
distintas organizaciones preventivas e informativas.
Haciendo hincapié en los daños
de las sectas a los menores, el psicólogo repasó algunos aspectos relevantes de
esta problemática, abordándolos de forma práctica y con útiles recomendaciones.
Para ello repasó algunos ejemplos de
fenómenos destructivos que han afectado directamente a menores.
RIESGOS PARA LOS NIÑOS EN
SECTAS
José Miguel Cuevas también
expuso los habituales riesgos y daños demostrados de los menores que ven
forzados su paso por estos grupos, siendo educados en habituales pautas
disciplinarias, con férreos esquemas rígidos y con una probabilidad real
elevada de sufrir negligencias, tanto de abandono físico y afectivo, como de
riesgos para la salud (en ocasiones abandono de prácticas sanitarias
obligatorias como la vacunación, negación de auxilio sanitario, desarrollo
exclusivo de medidas “sanitarias” alternativas…)
que en casos extremos pueden llegar a
hacer peligrar la vida del menor.
Estos menores son educados en pautas
de sumisión y obediencia extrema al liderazgo de las estructuras de las
organizaciones, alterando los roles educativos paternos, que quedan relegados a
un orden inferior al de la estructura jerárquica grupal. El autor expuso los
riesgos más importantes clasificados en cuatro subgrupos de técnicas
coercitivas (ambientales, emocionales, cognitivas y disociativas).
En cuanto a los riesgos ambientales, Cuevas citó
algunos como la sobreprotección y evitación de responsabilidades, la
explotación infantil, el abandono material y afectivo, la dejación del rol
paterno/materno-filial, la perturbación de los roles de autoridad (ya que la
única autoridad es la jerarquía sectaria), las dificultades para la relación
con los iguales externos al grupo, el aislamiento de familiares no sectarios,
el aislamiento social y la dependencia.
Yendo a los riesgos emocionales que corren los
menores en las sectas, el psicólogo se refirió al autoritarismo marcado, el
riesgo de negligencias y abusos, la inmadurez afectiva y racional, la inducción
de fobias sociales y otros miedos, el fomento de la culpa, la ansiedad obsesiva
y el perfeccionismo.
Como riesgos cognitivos citó el fomento de la visión de un mundo
injusto y catastrófico, el posible retraso educativo, la inducción de creencias
fundamentalistas y acientíficas, la rigidez mental, el fomento del llamado “pensamiento mágico”,
el fomento de la obediencia junto al déficit del pensamiento crítico, la
alteración de proceso de atribución (todo lo bueno es por el grupo, todo lo
malo viene de la sociedad), etc.
Por último apuntó a la disociación, que incluye diversas
actitudes: la participación en rituales de intensa emocionalidad, los abandonos
y negligencias sanitarias, la consideración extrema de la sexualidad (o bien
con la perversión y abuso, o bien con la demonización), los problemas de
autoestima e identidad, la vulneración de la libertad y del desarrollo de la
personalidad y, en algunos casos, el uso de drogas.
En un momento posterior, José
Miguel Cuevas repasó las evidencias científicas halladas en distintas
investigaciones de otros colegas, y que confirman los graves riesgos
demostrados por estos grupos. También describió el panorama real de una sociedad poco comprometida y sensible con
estas constantes agresiones, en gran parte a la ignorancia en torno al
funcionamiento y a la prevalencia real y elevada de estos fenómenos, que
afectan a una parte importante de la población (todos estamos sujetos a estos
riesgos).
PROBLEMAS LEGALES Y JURÍDICOS
En este sentido repasó alguna
jurisprudencia legal sobre estos grupos y las dificultades encontradas en la
lucha contra estas organizaciones coercitivas. Cuevas dio sus recomendaciones,
en base a las evidencias que han ido recopilando en la experiencia en su
asociación, especificando algunas
herramientas de evaluación específicas y validadas para medir la
manipulación, el abuso y la persuasión coercitiva. Herramientas como la escala
GPA, que mide el abuso psicológico grupal, y que ha sido validada en España por
la doctora Carmen Almendros, o
la entrevista del psicólogo ponente, la EPC, validada recientemente como
herramienta fiable para detectar la presencia de persuasión coercitiva.
Recomendó también que cualquier perito que aborde temas sectarios
debe tratar de especializarse en este sector tan complejo. Y que de una
manera u otra ha de valorar a familiares y ex víctimas, no sólo a las personas
que siguen dentro del grupo, que habitualmente suelen ser testigos poco
fiables, acostumbrados a ser condescendientes con el grupo, obedeciendo, como
siempre, a la jerarquía a la que están sometidos.
En efecto, raramente serán
colaboradores los miembros cuando se trata de perjudicar los intereses del
grupo, haciendo justamente esfuerzos reactivos sumamente defensivos; como
ocurriría con cualquier otro grupo delictivo que fuera investigado: sus integrantes están motivados para dar una
versión interesada. De esta manera, cuando se valora directamente a
víctimas que aún sigan dependiendo del grupo hay que partir de la hipótesis de
que resulta muy probable que intenten simular, dar una versión y un contexto
socioemocional favorable a los intereses del grupo
Por tanto, según este
psicólogo, sería conveniente abordar con ellos algunas herramientas que detecten casos de simulación, como la entrevista
clínico-forense y otras herramientas evaluativas concretas para detectar casos
de posible simulación. De esta manera, se podría detectar si realmente los
integrantes del grupo dan una versión realista en torno al grupo controvertido
al que pertenecen.
En efecto, estas herramientas,
según el psicólogo, raramente son aplicadas por parte de sus colegas, siendo
necesaria la especialización y el abordaje para evitar evaluaciones predestinadas a ser manipuladas en favor de los
intereses sectarios. También dio otras recomendaciones periciales para
incrementar el rigor en la evaluación pericial psicológica y psiquiátrica.
Entre los casos de grupos
coercitivos históricos que han atentado contra menores, hizo un repaso de casos clásicos en España:
Niños de Dios, Edelweiss, CEIS, Raschimura, etc., así como también algunos
casos recientes en la actualidad internacional, algunos de ellos con
protagonismo español: el caso Antares de la Luz, el asesinato de Dylan por
parte de su madre Katherina (en Torrevieja, Alicante), los abusos sexuales del “Maestro Amor”, recién procesado, la escuela de
kárate de Torres Baena, el Pastor de Salem, los Defensores de Cristo y un largo
etcétera.
No dejó pasar el psicólogo la
ocasión de describir algunos de los habituales problemas y consecuencias psicopatológicas de pasar por
estos grupos, describiendo algunas de las lesiones psicológicas que
generan estos grupos, como el trastorno de estrés agudo, el trastorno de estrés
postraumático, el trastorno disociativo, inducción de fobias, trastornos
emocionales… y la importancia de vincularlos al daño manipulativo generado
dentro de las dinámicas grupales.
José Miguel Cuevas hizo
hincapié en la necesidad de que todas
las partes implicadas den un paso adelante en esta materia: políticos,
agentes judiciales, policiales, peritos, ciudadanía en general… y la necesidad
de proteger con más vehemencia y fuerza a estas víctimas de abuso y maltrato,
independientemente del contexto en el que hayan sufrido estas manipulaciones:
grupos, sectas, parejas, etc.
Secretaría RIES
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