viernes, 2 de febrero de 2018

EN EL FINAL DE LOS TIEMPOS


En el final de los tiempos, la "última batalla entre el bien y el mal es una batalla entre dos bestias míticas: Arnion, el dócil Corderito, y Therion, el terrible dragón: ¿Cómo derrumbar y vencer la inclinación al mal o concupiscencia que combate dentro de nosotros? El demonio ama el poder, pero hay una cosa que él odia y por sí misma puede derribar su poder; la humilde debilidad. La “debilidad” del Calvario es en realidad fortaleza. El Maligno, por otro lado, es verdaderamente débil aun cuando mucha gente lo busca para darle poder en este mundo.
En algunas ocasiones, cuando vemos grandes males en el mundo sentimos que tenemos que dar “ojo por ojo y diente por diente” y usar las mismas tácticas del enemigo; empezamos a creer que si somos lo suficientemente “poderosos”, podemos derrotar al demonio. 

Sin embargo, si vemos nuestras batallas diarias a través de este lente seremos sobre poderosos y el maligno aprovechará nuestra búsqueda de poder para su beneficio.

Satanás ama el poder, así que utilizará nuestro deseo de poder en contra de nosotros. Pero hay una cosa que él odia y por sí misma puede derribar su poder: la humilde debilidad. Puede que eso suene raro pero es completamente bíblico y completamente cierto.
El Calvario aniquiló al mal
El ejemplo más supremo de aparente debilidad que pudo sobrevenir el mal fue la crucifixión de Cristo en la cruz. Ahí tenemos al Rey de Reyes desnudo en la madera de la cruz y en suprema agonía. Sus manos y pies atravesados con clavos, dejándolo enteramente vulnerable. Sus captores pueden hacer lo que quieran con Él y Él no puede hacer nada para protegerse.

Sin embargo, este acto de “debilidad” fue en realidad una obra de extraordinario amor y sacrificio propio. El poder del amor que contuvo rompió los lazos de la muerte y abrió las puertas del Cielo. El ejemplo de Cristo derramando Su sangre nos proveería del supremo ejemplo de vida Cristiana.

Numerosos hombres y mujeres a lo largo de toda la historia serían inspirados a seguir Sus pasos y así, emporios malignos fueron destruidos y sistemas políticos corruptos fueron demolidos. La debilidad seguirá salvando el día por el resto de la historia.

Incluso al final de los tiempos, la "última batalla entre el bien y el mal es una batalla entre dos bestias míticas: Arnion, el dócil Corderito, y Therion, el terrible dragón. Y el Cordero sobreviene a la Bestia con un arma secreta: su propia sangre" (Peter Kreeft, La filosofía de Tolkien, 184-185).

La “debilidad” del Calvario es en realidad fortaleza. El Maligno, por otro lado, es verdaderamente débil aun cuando mucha gente lo busca para darle poder en este mundo.
LA DEBILIDAD DEL MAL

Peter Kreeft explica esta verdad de manera más elocuente: "La debilidad del mal es que no puede conquistar a la debilidad. No importa cuánto poder tenga el mal, siempre es vencido por la renuncia libre y amorosa del poder. Puede ser vencido en la tierra a como lo fue en el Calvario: por medio del martirio” (énfasis añadido, Kreeft, 184).

El demonio aborrece la debilidad ya que él se extasía en la búsqueda de poder terrenal. Mientras más luchemos por ser “fuertes” e “influyentes” en el mundo, más lugar le cedemos a Satanás y más puede trabajar sobre nosotros.

Simplemente pensemos en la Madre Teresa. Ella trabajó con los más pobres entre los pobres y en los ojos del mundo fue una pequeña, débil y delicada anciana.

De acuerdo al mundo, ella fue débil. Sin embargo, en verdad ella fue una de las mujeres más fuertes que jamás han vivido y que se han opuesto a Satanás. Él nunca pudo conquistarla o al buen trabajo que ella realizó.
LA ILUSIÓN DE PODER

Debemos estar adicionalmente alertas en estos tiempos modernos en cuanto al poder se refiere. La búsqueda del poder ha tomado nuevas formas, especialmente en el campo de la tecnología.

Pensamos que podemos controlarlo todo con sólo tocar un botón. Satanás crece en fuerza con esta constante búsqueda de poder y solamente le añade combustible.

Mientras más pensamos que la tecnología nos empodera, menos poderosos somos en realidad.

Como dice Peter Kreeft: “Temblamos ante un apagón eléctrico a nivel nacional o un virus de computadoras global. Solamente vaqueros y exploradores sobrevivirían una guerra nuclear. En nuestro anhelo de poder, nos hemos engañado a nosotros mismos a pensar que nos hemos convertido en más poderosos pero en realidad hemos perdido poder. Somos miserables Nietzsches soñando que somos súper hombres. Buscando ganar el mundo nos hemos perdido a nosotros mismos. (Kreeft, 188)

O a como J. R. R. Tolkien dice: “No puedes luchar contra el Enemigo con su propio Anillo sin convertirte en el Enemigo; pero desafortunadamente la sabiduría de Gandalf parece haber pasado ya hace mucho tiempo junto con él hacia el Verdadero Oeste” (Letters, n° 81, p. 84)

No busquemos el poder terrenal sino el celestial. El único camino hacia el Cielo es el de la humildad y la debilidad. En la “debilidad” nos hacemos fuertes.

Adaptación y traducción al español por María Vanegas, para PildorasdeFe.net, de artículo publicado en: PhilipKosloski.com, autor: Philip Kosloski


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