sábado, 8 de octubre de 2016

PAPA FRANCISCO: EN LA MISIÓN DEBE BRILLAR SIEMPRE LA ALEGRÍA Y LA MISERICORDIA


VATICANO, 07 Oct. 16 / 08:08 am (ACI).- Durante la Audiencia del Papa Francisco con los participantes del Capítulo General de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, el Pontífice destacó la alegría como la principal característica del misionero. Que “la alegría del Evangelio brille en primer lugar en vuestras caras, que os haga testigos alegres”, pidió.
Francisco recibió en la Sala Clementina a los participantes del Capítulo General, que se reúne en Roma con motivo del bicentenario de la fundación de su congregación por parte de San Eugenio de Mazenod, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico. Allí recordó cómo en el inicio de la historia de los Misioneros Oblatos, que se remonta al 25 de enero de 1816, “vuestra congregación se esforzó en avivar la fe que la revolución francesa estaba apagando en el corazón de los pobres de la campiña de la Provenza”.
Destacó la “feliz y providencial coincidencia” de la celebración del jubileo de los Misioneros Oblatos con el Jubileo de la Misericordia. “En efecto, los Oblatos de María Inmaculada nacieron de una experiencia de la misericordia vivida por el joven Eugenio un Viernes Santo delante de Jesús crucificado. La misericordia debe ser siempre el corazón de vuestra misión, de vuestro empeño evangelizador en el mundo de hoy”.
El Obispo de Roma recordó las palabras de San Juan Pablo II el día de la canonización del padre De Mazenod, a quien definió como “un hombre del Adviento, dócil al Espíritu Santo en la lectura de los signos de los tiempos y colaborador de la obra de Dios en la historia de la Iglesia”. El Papa Francisco resaltó que “estas características están presentes en vosotros, sus hijos”.
En su discurso, el Pontífice subrayó que “la Iglesia está viviendo, al igual que el mundo entero, una época de grandes transformaciones en los campos más diversos”. Por ello, la Iglesia “tiene necesidad de hombres que lleven en el corazón el mismo amor por Jesucristo que habitaba en el corazón del joven Eugenio de Mazenod, el mismo amor incondicional por la Iglesia, que se esfuerza por ser siempre una casa abierta. ¡Es importante trabajar por una Iglesia que sea para todos, dispuesta a acoger, a acompañar!”, resaltó.
“Vuestra historia misionera –continuó el Papa Francisco– es la historia de tantos consagrados que han ofrecido y sacrificado su vida por la misión, por los pobres, por llegar a tierras lejanas donde había ovejas sin pastor. Hoy, toda la tierra es ‘tierra de misión’, toda dimensión humana es tierra de misión que espera el anuncio del Evangelio”.
El Santo Padre animó a los Misioneros Oblatos a seguir el ejemplo de su fundador. “La caridad entre vosotros será vuestra primera regla de vida, la premisa de toda acción apostólica; y el celo por la salvación de las almas será consecuencia natural de esta caridad fraterna”.
Además, les animó a continuar con su labor y a darle un nuevo impulso: “A lo largo de estos días de trabajo capitular, habéis abierto la mirada y el corazón a la dimensión del mundo. Que esta experiencia fraterna de oración, debate y discernimiento comunitario sea un estímulo para un nuevo impulso misionero, que sea un punto de partida para nuevos horizontes, para encontrar nuevos pobres, para llevarlos con vosotros a encontrar a Cristo Redentor”.

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