En 1931, sor Faustina Kowalska
tuvo una visión de Jesús que le dijo “Pinta una imagen Mía, según la visión que
ves, con la Inscripción: ‘¡Jesús, yo confío en Ti!.’
Yo deseo que esta Imagen sea
venerada, primero en tu capilla y después en el mundo entero. Yo prometo que el
alma que honrare esta imagen, no perecerá.
También
le prometo victoria sobre sus enemigos aquí en la tierra, pero especialmente a
la hora de su muerte. Yo el Señor la defenderé como a Mi propia Gloria.”
El
22 de febrero de 1931, santa Faustina Kowalska recibió esa primera revelación de la Misericordia
de Dios, ella lo anota así en su diario: “En
la noche cuando estaba en mi celda, vi al Señor Jesús vestido de blanco. Una
mano estaba levantada en ademán de bendecir y, con la otra mano, se tocaba el
vestido, que aparecía un poco abierto en el pecho, brillaban dos rayos largos:
uno era rojo y, el otro blanco. Yo me quedé en silencio contemplando al Señor.
Mi alma estaba llena de miedo pero también rebosante de felicidad”
Cuando
contó esto en confesión, el padre le dijo que seguramente Jesús deseaba
pintar esta imagen en su corazón pero ella sentía que Jesús le decía “Mi Imagen ya está en tu corazón. Yo deseo que se
establezca una fiesta de la Misericordia y que esta imagen sea venerada por
todo el mundo. Esta fiesta será el primer domingo después de Pascua. Deseo que
los sacerdotes proclamen esta gran misericordia Mía a los pecadores.”
Toda
la serie de revelaciones de Jesús las escribió en su diario. Durante casi 20
años, estuvo prohibida la devoción a la Divina Misericordia. Desde el 15 de
abril de 1978, la Santa Sede permitió la práctica de esta devoción.
Sor
Faustina murió de tuberculosis, el 5 de octubre de 1938, en Cracovia. Sus
restos mortales yacen en la capilla del convento bajo la milagrosa imagen de la
Divina Misericordia, fue beatificada el 18 de abril de 1993 y canonizada el 30
de abril del 2000 por S. S. Juan Pablo II.
Hoy
se cuentan por decenas los Santuarios a la Divina Misericordia. En la ciudad de
Cracovia en la colina de Lagiewniki, está el principal Santuario de la Divina
Misericordia, antigua capilla del Convento de las Hermanas de la Madre de Dios
de la Misericordia, y la Basílica, bendecida por el Papa Juan Pablo II en 2002.
Allí están el cuadro de Jesús Misericordioso y las reliquias de Santa Faustina
Kowalska, a quien el Papa Juan Pablo II llamó apóstol de la Divina
Misericordia, que vivió y murió en el Convento.
SIGNIFICADO DE JESÚS
MISERICORDIOSO
En su mensaje de la Divina Misericordia, Nuestro
Señor quiere:
•
Que confiemos totalmente en Él, que acudamos a Él en nuestros problemas.
• Que seamos misericordiosos con las personas que nos rodean
• Que hagamos al menos una obra de misericordia al día, Nuestro Señor nos dice:
“…Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte.
Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: la primera- la acción, la segunda- la palabra, y la tercera la oración. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mí.”
• Que seamos misericordiosos con las personas que nos rodean
• Que hagamos al menos una obra de misericordia al día, Nuestro Señor nos dice:
“…Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte.
Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: la primera- la acción, la segunda- la palabra, y la tercera la oración. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacia Mí.”
El
hacer obras de misericordia es muy importante pues Nuestro Señor nos dice:
“A
través de esta imagen concederé muchas gracias a las almas; ella ha de recordar
a los hombres las exigencias de Mi misericordia, porque la fe sin obras, por
fuerte que sea, es inútil.”
•
Que se venere su imagen de Misericordia.
• Que oremos a las 3 de la tarde, hora de la Misericordia, hora en que Él expiró en la Cruz;
• Que recemos el Via Crucis en esa hora si podemos, o si no podemos aunque sea una pequeña oración.
• Que recemos la Coronilla de la Divina Misericordia, para aplacar la santa ira de Dios por tantos pecados que se hacen en todo el mundo.
• Que celebremos la Fiesta de la Misericordia, el primer domingo despues del domingo de resurrección. Y Él prometió que las personas que se confiesen y comulguen en ese día reciben la absolución total de sus pecados.
• Que oremos a las 3 de la tarde, hora de la Misericordia, hora en que Él expiró en la Cruz;
• Que recemos el Via Crucis en esa hora si podemos, o si no podemos aunque sea una pequeña oración.
• Que recemos la Coronilla de la Divina Misericordia, para aplacar la santa ira de Dios por tantos pecados que se hacen en todo el mundo.
• Que celebremos la Fiesta de la Misericordia, el primer domingo despues del domingo de resurrección. Y Él prometió que las personas que se confiesen y comulguen en ese día reciben la absolución total de sus pecados.
Durante
el retiro de octubre de 1936, Jesús le dio a Santa Faustina indicaciones
explícitas sobre lo que constituye la verdadera devoción de la Divina
Misericordia:
“Hija mía si es que Yo reclamo a la gente, a través tuyo la devoción de Mi Misericordia, debes ser tú la primera en distinguirte en esta confianza en Mi Misericordia. Yo exijo de ti actos de misericordia, que deben realizarse por amor a Mí. Tú debes mostrar misericordia a tu prójimo siempre y en todas partes. No debes acobardarte ante esto o tratar de excusarte o de dispensarte de esto. Te estoy dando tres medios de ejercitar misericordia con tu prójimo: el primero por obra, el segundo de palabra, y el tercero por la oración. En estos tres grados está contenida la totalidad de la misericordia y es una prueba de tu amor por Mí. Por estos medios una alma glorifica y da tributo a Mi Misericordia. Si bien, el Primer Domingo de Pascua, es la Fiesta de la Misericordia, también deben haber otro actos de misericordia, y pido la adoración a Mi Misericordia en la Celebración Solemne de esta festividad y la veneración de esta imagen por medio de la cual yo concederé muchas gracias a las almas. Todo esto como un recordatorio de la urgencia de Mi misericordia, porque aún la fe más fuerte, sin obras no tienen valor”.(742)
“Hija mía si es que Yo reclamo a la gente, a través tuyo la devoción de Mi Misericordia, debes ser tú la primera en distinguirte en esta confianza en Mi Misericordia. Yo exijo de ti actos de misericordia, que deben realizarse por amor a Mí. Tú debes mostrar misericordia a tu prójimo siempre y en todas partes. No debes acobardarte ante esto o tratar de excusarte o de dispensarte de esto. Te estoy dando tres medios de ejercitar misericordia con tu prójimo: el primero por obra, el segundo de palabra, y el tercero por la oración. En estos tres grados está contenida la totalidad de la misericordia y es una prueba de tu amor por Mí. Por estos medios una alma glorifica y da tributo a Mi Misericordia. Si bien, el Primer Domingo de Pascua, es la Fiesta de la Misericordia, también deben haber otro actos de misericordia, y pido la adoración a Mi Misericordia en la Celebración Solemne de esta festividad y la veneración de esta imagen por medio de la cual yo concederé muchas gracias a las almas. Todo esto como un recordatorio de la urgencia de Mi misericordia, porque aún la fe más fuerte, sin obras no tienen valor”.(742)
Las
palabras con que Jesús habló a Santa Faustina al comienzo del retiro empezaron a tener efecto.
En la Fiesta de Cristo Rey, celebrada el 25 de octubre de 1936, la hermana
escribió en su diario: “Durante la
Santa Misa, estuve tan envuelta en el fuego interior del amor de Dios y el
deseo de salvar almas que no sé como expresarlo. Sentía que estaba en llamas.
Yo lucharé contra el mal, con el arma de la misericordia. Me quema el deseo de
salvar almas. Me cruzaría todo el largo y el ancho de la tierra y llegaría
hasta el último confín, para salvar almas por medio de la oración y sacrificio,
deseo que todas las almas glorifiquen la misericordia de Dios”(745).
“Que
los más grandes pecadores (pongan) su confianza en Mi misericordia. Ellos más
que nadie tienen derecho a confiar en el abismo de Mi misericordia. Hija Mía,
escribe sobre Mi misericordia para las almas afligidas. Me deleitan las almas
que recurren a Mi misericordia. A estas almas les concedo gracias por encima de
lo que piden. No puedo castigar aún al pecador más grande si él suplica Mi
compasión, sino que lo justifico en Mi insondable e impenetrable misericordia” (Diario,1146)
“Hija
Mía, ¿crees, quizá, que hayas escrito suficiente sobre Mi misericordia? Lo que
has escrito es apenas una gotita frente a un océano. Yo soy el Amor y la
Misericordia Misma; no existe miseria que pueda medirse con Mi misericordia, ni
la miseria la agota, ya que desde el momento en que se da (mi misericordia)
aumenta. El alma que confía en Mi misericordia es la más feliz porque Yo Mismo
tengo cuidado de ella” (Diario,1273)
“La
perdida de cada alma Me sumerge en una tristeza mortal. Tú siempre Me consuelas
cuando rezas por los pecadores. Tu oración que más me agrada es la oración por
la conversión de los pecadores. Has de saber, hija Mía, que esta oración es
siempre escuchada” (Diario,1397)
“Escribe,
hija Mía, que para un alma arrepentida soy la misericordia misma. La más grande
miseria de un alma no enciende Mi ira, sino que Mi Corazón siente una gran
misericordia por ella” (Diario,1739)
“Ningún
alma que se haya acercado a Mí, se ha retirado sin consuelo” (Diario, 1777)
EXTRACTOS DE LOS MENSAJES DE
NUESTRO SEÑOR
Sobre
la Imagen
“Ofrezco a los hombres la vasija con la que han de seguir viniendo a la fuente de la misericordia para recoger las gracias. Esa vasija es esta imagen con la firma: Jesús, en Vos confío”
“Ofrezco a los hombres la vasija con la que han de seguir viniendo a la fuente de la misericordia para recoger las gracias. Esa vasija es esta imagen con la firma: Jesús, en Vos confío”
Sobre
la Coronilla
“Alienta a las personas a recitar la Coronilla que te he dado… Quien la recite, recibirá gran misericordia a su hora de la muerte. Los sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su último refugio de salvación. Aún si el pecador mas empedernido recite esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia.”
“Alienta a las personas a recitar la Coronilla que te he dado… Quien la recite, recibirá gran misericordia a su hora de la muerte. Los sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su último refugio de salvación. Aún si el pecador mas empedernido recite esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia.”
“Escribe
que cuando reciten esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré
entre mi Padre y el, no como Justo Juez sino como Salvador Misericordioso.”
Sobre
la Festividad
“Yo quiero que esta imagen sea solemnemente bendecida el primer domingo después de Pascua; ese domingo ha de ser la Fiesta de Mi Misericordia.”
“Yo quiero que esta imagen sea solemnemente bendecida el primer domingo después de Pascua; ese domingo ha de ser la Fiesta de Mi Misericordia.”
“En
aquel día están abiertas las entrañas de Mi Misericordia. Derramaré un mar
entero de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi
misericordia; el alma que se confiese [dentro de ocho días antes o después] y
comulgue [el mismo día] obtendrá la remisión total de culpas y castigos”
La
Hora de la Misericordia (Las Tres de la Tarde)
“Te recuerdo, hija mía, que tan pronto como suene el reloj a las tres de la tarde, te sumerjas completamente en mi Misericordia, adorándola y glorificándola; invoca su omnipotencia para todo el mundo, y particularmente para los pobres pecadores; porque en ese momento la Misericordia se abrió ampliamente para cada alma.”
“Te recuerdo, hija mía, que tan pronto como suene el reloj a las tres de la tarde, te sumerjas completamente en mi Misericordia, adorándola y glorificándola; invoca su omnipotencia para todo el mundo, y particularmente para los pobres pecadores; porque en ese momento la Misericordia se abrió ampliamente para cada alma.”
“A
la hora de las tres imploren Mi misericordia, especialmente por los pecadores;
y aunque sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en
Mi desamparo en momento de agonía. Esta es la hora de gran misericordia para el
mundo entero. Te permitiré entrar dentro de Mi tristeza mortal. En esta hora,
no le rehusare nada al alma que me lo pida por los méritos de Mi Pasión.”
Sobre
la Novena
“Deseo que durante esos nueve días traigas almas a la fuente de Mi misericordia, que de allí podrán tomar fuerza y consuelo y cualquier gracia que necesiten en las adversidades de la vida, especialmente en la hora de la muerte.”
“Deseo que durante esos nueve días traigas almas a la fuente de Mi misericordia, que de allí podrán tomar fuerza y consuelo y cualquier gracia que necesiten en las adversidades de la vida, especialmente en la hora de la muerte.”
LA IMAGEN
El
primer elemento de la Devoción a la Divina Misericordia que fue revelado a la
Hermana Faustina fue la Imagen, el 22 de Febrero del 1931. Jesús se le aparece con
rayos de luz irradiando desde su Corazón y le dice:
“Pinta
una imagen según el modelo que vez, y firma: “Jesús, en ti confío”. Deseo que
esta imagen sea venerada primero en su capilla y luego en el mundo entero.” (Diario 47)
“Prometo
que el alma que venere esta imagen no perecerá. También prometo, ya aquí en la
tierra, la victoria sobre los enemigos y, sobre todo, a la hora de la muerta.
Yo Mismo la defenderé como Mi gloria.” (Diario 48)
“Los
dos rayos significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que
justifica las almas. EL rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las
almas…”.”Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia
cuando Mi Corazón agonizado fue abierto en la cruz por la lanza.”
“Estos
rayos protegen a las almas de la indignación Mi Padre. Bienaventurado quien
viva a la sombra de ellos, por que no le alcanzará la mano justa de Dios.” (Diario 299)
“No
en la belleza del color, ni en la del pincel, está la grandeza de esta imagen,
sino en Mi gracia.” (Diario 313)
LA CORONILLA DE LA
MISERICORDIA
La
oración más importante de la advocación es la de la Coronilla de la
Misericordia.
El viernes 13 de septiembre de 1935, el Señor le reveló a santa Faustina este
poderoso medio para obtener la misericordia de Dios para el mundo. Ella lo
escribe así:
En
la noche, cuando estaba en mi celda, vi un Ángel que era el ejecutor de la
justicia de Dios. Estaba vestido con una túnica brillante, su cara
gloriosamente iluminada y una nube bajo sus pies. En sus manos tenía truenos y
relámpagos. Cuando vi las señales de la ira divina, con las cuales cierto país
de la tierra sería castigado de una manera particular, imploraba al Ángel, pero
noté enseguida que mis plegarias eran impotentes contra la ira de Dios … En el
mismo momento vi a la “Santísima Trinidad”, que irradiaba Majestad y Santidad
incomparables. Al mismo tiempo oí interiormente palabras, con las cuales empecé
a implorar fervorosamente por la salvación del mundo. Y ¡Oh milagro! el Ángel
era impotente contra esta oración y no podía ejecutar el justo castigo. Las
palabras con las que imploraba la misericordia de Dios eran las siguientes:
“Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu
amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo por nuestros pecados y los pecados
del mundo entero. Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del
mundo entero.
A
la mañana siguiente, cuando entraba en la capilla, escuché estas palabras
interiormente: “Cada vez que entres en la
capilla, inmediatamente recita la oración que te enseñé ayer”. Cuando había
recitado la oración, escuché estas palabras dentro de mi alma:
Esta oración sirve para aplacar la ira de Dios. La rezarás por nueve días en tu rosario ordinario de la siguiente manera: al principio rezarás un Padre Nuestro, una Ave María y un Credo. Después rezarás en las cuentas grandes: “Padre Eterno yo te ofrezco el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Tu Amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo para implorar el perdón de nuestros pecados y de los del mundo entero” En los granos pequeños: “Por Su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”. Al final rezarás tres veces: “Santo Dios, Santo Omnipotente, Santo Inmortal, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero”(474_476).
Esta oración sirve para aplacar la ira de Dios. La rezarás por nueve días en tu rosario ordinario de la siguiente manera: al principio rezarás un Padre Nuestro, una Ave María y un Credo. Después rezarás en las cuentas grandes: “Padre Eterno yo te ofrezco el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Tu Amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo para implorar el perdón de nuestros pecados y de los del mundo entero” En los granos pequeños: “Por Su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”. Al final rezarás tres veces: “Santo Dios, Santo Omnipotente, Santo Inmortal, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero”(474_476).
Esta
es la corona que Jesús le pidió a santa Faustina introducir a su comunidad y al
mundo entero.
En 1936, el Padre Miguel Sopocko hizo imprimir esta corona (en la Editorial
Cebolski en Cracovia) en el reverso de la estampa con la imagen de la Divina
Misericordia que Eugenio Kasimierwsko pintó.
El
Señor ha prometido que las almas que recen esta corona serán
abrazadas con Su Misericordia durante su vida y especialmente en la hora de su
muerte.
“Yo prometo al alma que venere ésta imagen que no perecerá … Protegeré durante toda su vida, cual madre a su hijo, a las almas que propagaren el culto a Mi Misericordia; en la hora de la muerte no seré para ellos Juez sino Salvador…” -Promesa hecha durante Sus apariciones (1931-1938) a Santa Faustina Kowalska en Plock, Polonia.
“Yo prometo al alma que venere ésta imagen que no perecerá … Protegeré durante toda su vida, cual madre a su hijo, a las almas que propagaren el culto a Mi Misericordia; en la hora de la muerte no seré para ellos Juez sino Salvador…” -Promesa hecha durante Sus apariciones (1931-1938) a Santa Faustina Kowalska en Plock, Polonia.
LOS ÚLTIMOS TIEMPOS
¿Por
que Cristo le dio énfasis en estos tiempos a una doctrina, La Divina
Misericordia, que ha sido parte del patrimonio de la Fe desde el principio, así
como pedir una nueva expresión devocional y litúrgica de ella?
Solo
en el contexto de una revelación pública como es enseñado por el Magisterio podemos situar
las palabras de la revelación privada dada a Sor Faustina.
“Prepararás
al mundo para Mí última venida.” (Diario 429)
“Habla
al mundo de mi Misericordia….Es señal de los últimos tiempos después de ella
vendrá el día de la justicia. Todavía queda tiempo que recurran, pues, a la
Fuente de Mi Misericordia.” (Diario 848)
“Habla
a las almas de esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día terrible,
el día de Mi justicia.” (Diario 965)
“Estoy
prolongándoles el tiempo de la misericordia, pero ay de ellos si no reconocen
este tiempo de Mi visita.” (Diario 1160)
“Antes
del Día de la justicia envío el día de la misericordia”. (Diario 1588)
“Quien
no quiera pasar por la puerta de Mi misericordia, tiene que pasar por la puerta
de Mi justicia”. (Diario 1146)
Además
de estas palabras de Nuestro Señor la hermana Faustina nos da las palabras de
la Madre de Misericordia, la Santísima Virgen María.
“Tu debes hablar al mundo de su gran misericordia y preparar al mundo para su segunda venida. Él vendrá, no como una Salvador Misericordioso, sino como un Juez Justo. Oh que terrible es ese día. Establecido está ya es el día de la justicia, el día de la ira divina. Los ángeles tiemblan ante este día. Habla a las almas de esa gran misericordia, mientras sea aún el tiempo para conceder la misericordia.” (Diario 635)
“Tu debes hablar al mundo de su gran misericordia y preparar al mundo para su segunda venida. Él vendrá, no como una Salvador Misericordioso, sino como un Juez Justo. Oh que terrible es ese día. Establecido está ya es el día de la justicia, el día de la ira divina. Los ángeles tiemblan ante este día. Habla a las almas de esa gran misericordia, mientras sea aún el tiempo para conceder la misericordia.” (Diario 635)
MARIA FAUSTINA KOWALSKA 1905 –
1938
Elena
Kowalska, nació en Glogowiec en 1905, cerca de Cracovia, en Polonia. Unas pocas
semanas antes de su vigésimo cumpleaños, entró a la Congregación de las
Hermanas de Nuestra Señora de Misericordia, adoptando el nombre María Faustina.
En 1928 tomó los votos definitivos como monja.
Nació
el 25 de agosto de 1905 como la tercera hija entre diez hermanos en la familia
de Mariana y Estanislao Kowalski, campesinos de la aldea de Glogowiec. En el santo
bautizo, celebrado en la iglesia parroquial de Swinice Warckie, se le impuso el
nombre de Elena. Desde pequeña se destacó por el amor a la oración, la
laboriosidad, la obediencia y una gran sensibilidad ante la pobreza humana. A
los 9 años recibió la Primera Comunión. La vivió muy profundamente, consciente
de la presencia del Huésped Divino en su alma. Su educación escolar duró apenas
tres años. Al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para, trabajando de
empleada doméstica en casas de familias acomodadas de Aleksandrów, Lódz y
Ostrówek, mantenerse a sí misma y ayudar a los padres.
Ya
desde los 7 años sentía en su alma la llamada a la vida religiosa, pero ante la
negativa de los padres para su entrada en el convento, intentó apagar dentro de
sí la voz de la vocación divina. Sin embargo, apresurada por la visión de
Cristo sufriente fue a Varsovia y allí, el 1 de agosto de 1925 entró en la
Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia donde, como
sor María Faustina, vivió trece años. Trabajó en distintas casas de la
Congregación. Pasó los períodos más largos en Cracovia, Plock y Vilna
cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera.
Para
quien la observara desde fuera nada hubiera delatado su singular intensa vida
mística.
Cumplía sus deberes con fervor, observaba fielmente todas las reglas del
convento, era recogida y callada, pero a la vez natural, llena de amor benévolo
y desinteresado al prójimo. Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris,
se caracterizó por la extraordinaria profundidad de su unión con Dios.
Su
espiritualidad se basa en el misterio de la Divina Misericordia, que ella
meditaba en la Palabra de Dios y contemplaba en lo cotidiano de su vida. El
conocimiento y la contemplación del misterio de la Divina Misericordia
desarrollaban en ella una actitud de confianza de niño hacia Dios y la caridad
hacia el prójimo. Oh Jesús mío
—escribió— cada uno de tus santos refleja en sí una de tus virtudes, yo deseo
reflejar tu Corazón compasivo y lleno de misericordia, deseo glorificarlo. Que
tu misericordia, oh Jesús, quede impresa sobre mi corazón y mi alma como un
sello y éste será mi signo distintivo en esta vida y en la otra. (Diario 1242).
Sor
Faustina era una fiel hija de la Iglesia a la que amaba como a Madre y como el
Cuerpo Místico de Jesucristo. Consciente de su papel en la Iglesia, colaboró con
la Divina Misericordia en la obra de salvar a las almas perdidas. Con este
propósito se ofreció como víctima cumpliendo el deseo del Señor Jesús y
siguiendo su ejemplo. Su vida espiritual se caracterizó por el amor a la
Eucaristía y por una profunda devoción a la Madre de la Divina Misericordia.
Los
años de su vida en el convento abundaron en gracias extraordinarias: revelaciones,
visiones, estigmas ocultos, la participación en la Pasión del Señor, el don de
bilocación, los dones de leer en las almas humanas, de profecía y de
desposorios místicos. Un contacto vivo con Dios, con la Santísima Madre, con
ángeles, santos y almas del purgatorio: todo el mundo extraordinario no era
para ella menos real que el mundo que percibía a través de los sentidos.
Colmada de tantas gracias extraordinarias sabía, sin embargo, que no son éstas
las que determinan la santidad.
En
el Diario escribió: Ni gracias, ni
revelaciones, ni éxtasis, ni ningún otro don concedido al alma la hace
perfecta, sino la comunión interior de mi alma con Dios. Estos dones son
solamente un adorno del alma, pero no constituyen ni la sustancia ni la
perfección. Mi santidad y perfección consisten en una estrecha unión de mi
voluntad con la voluntad de Dios (Diario 1107).
El
Señor Jesús escogió a sor Faustina por secretaria y apóstol de su misericordia para, a través
de ella, transmitir al mundo su gran mensaje. En el Antiguo Testamento —le
dijo— enviaba a los profetas con truenos a mi pueblo. Hoy te envío a ti a toda
la humanidad con mi misericordia. No quiero castigar a la humanidad doliente,
sino que deseo sanarla, abrazarla con mi Corazón misericordioso (Diario 1588).
La
misión de sor Faustina consiste en 3 tareas:
–
Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre
el amor misericordioso de Dios a cada persona.
–
Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente para los
pecadores,
por ejemplo a través de la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina
Misericordia, presentadas por el Señor Jesús: la imagen de la Divina
Misericordia con la inscripción: Jesús, en ti confío, la fiesta de la Divina
Misericordia, el primer domingo después de la Pascua de Resurrección, la
coronilla a la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia
(las tres de la tarde). A estas formas de la devoción y a la propagación del
culto a la Divina Misericordia el Señor Jesús vinculó grandes promesas bajo la
condición de confiar en Dios y practicar el amor activo hacia el prójimo.
–
La tercera tarea es inspirar un movimiento apostólico de la Divina Misericordia
que ha de proclamar y alcanzar la misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la
perfección cristiana siguiendo el camino trazado por la beata sor María
Faustina. Este camino es la actitud de confianza de niño hacia Dios que se
expresa en cumplir su voluntad y la postura de caridad hacia el prójimo.
Actualmente este movimiento dentro de la Iglesia abarca a millones de personas
en el mundo entero: congregaciones religiosas, institutos laicos, sacerdotes,
hermandades, asociaciones, distintas comunidades de apóstoles de la Divina
Misericordia y personas no congregadas que se comprometen a cumplir las tareas
que el Señor Jesús transmitió por sor María Faustina.
Sor
María Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por mandato del
Señor Jesús y de los confesores. Registró en él con fidelidad todo lo que Jesús
le pidió y describió todos los encuentros de su alma con Él. Secretaria de mi
más profundo misterio —dijo el Señor Jesús a sor María Faustina— tu misión es la de escribir todo lo que te hago
conocer sobre mi misericordia para el provecho de aquellos que leyendo estos
escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a
mí (Diario
1693).
Esta
obra acerca de modo extraordinario el misterio de la misericordia
Divina, atrae no solamente a la gente sencilla sino también a científicos que descubren
en ella un frente más para sus investigaciones. El Diario ha sido traducido a
muchos idiomas, por citar algunos: inglés, alemán, italiano, español, francés,
portugués, árabe, ruso, húngaro, checo y eslovaco.
Sor
María Faustina extenuada físicamente por la enfermedad y los sufrimientos que
ofrecía como sacrificio voluntario por los pecadores, plenamente
adulta de espíritu y unida místicamente con Dios murió en Cracovia el 5 de
octubre de 1938, con apenas 33 años. La fama de la santidad de su vida iba
creciendo junto con la propagación de la devoción a la Divina Misericordia y a
medida de las gracias alcanzadas por su intercesión.
Entre
los años 1965-67 en Cracovia fue llevado a cabo el proceso informativo sobre su
vida y sus virtudes y en 1968 se abrió en Roma el proceso de beatificación,
concluido en diciembre de 1992. El 18 de abril de 1993, en la Plaza de San
Pedro de Roma, el Santo Padre Juan Pablo II beatificó a Sor María Faustina. Sus
reliquias yacen en el santuario de la Divina Misericordia de
Cracovia-Lagiewniki.”
Fue
canonizada por el Santo Padre Juan Pablo II el 30 de abril de 2000.
LAS INDULGENCIAS
El
Sumo Pontífice Juan Pablo II, animado por un ardiente deseo de fomentar al
máximo en el pueblo cristiano estos sentimientos de piedad hacia la
Misericordia divina, por los abundantísimos frutos espirituales que de ello
pueden esperarse, en la audiencia concedida el día 13 de junio de 2002 a los
infrascritos responsables de la Penitenciaría apostólica, se ha dignado otorgar
indulgencias en los términos siguientes:
Se
concede la indulgencia plenaria, con las condiciones habituales (confesión
sacramental, comunión eucarística y oración por las intenciones del Sumo
Pontífice) al fiel que, en el domingo segundo de Pascua, llamado de la
Misericordia divina, en cualquier iglesia u oratorio, con espíritu totalmente
alejado del afecto a todo pecado, incluso venial, participe en actos de piedad
realizados en honor de la Misericordia divina, o al menos rece, en presencia
del santísimo sacramento de la Eucaristía, públicamente expuesto o conservado
en el Sagrario, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación piadosa al
Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, “Jesús misericordioso, confío en ti”).
Se
concede la indulgencia parcial al fiel que, al menos con corazón contrito, eleve al Señor
Jesús misericordioso una de las invocaciones piadosas legítimamente aprobadas.
Además,
los navegantes, que cumplen su deber en la inmensa extensión del mar; los innumerables
hermanos a quienes los desastres de la guerra, las vicisitudes políticas, la
inclemencia de los lugares y otras causas parecidas han alejado de su patria;
los enfermos y quienes les asisten, y todos los que por justa causa no pueden
abandonar su casa o desempeñan una actividad impostergable en beneficio de la
comunidad, podrán conseguir la indulgencia plenaria en el domingo de la
Misericordia divina si con total rechazo de cualquier pecado, como se ha dicho
antes, y con la intención de cumplir, en cuanto sea posible, las tres
condiciones habituales, rezan, frente a una piadosa imagen de nuestro Señor
Jesús misericordioso, el Padrenuestro y el Credo, añadiendo una invocación
piadosa al Señor Jesús misericordioso (por ejemplo, “Jesús misericordioso, confío
en ti”).
Si
ni siquiera eso se pudiera hacer, en ese mismo día podrán obtener la indulgencia
plenaria los que se unan con la intención a los que realizan del modo ordinario
la obra prescrita para la indulgencia y ofrecen a Dios misericordioso una oración
y a la vez los sufrimientos de su enfermedad y las molestias de su vida,
teniendo también ellos el propósito de cumplir, en cuanto les sea posible, las
tres condiciones prescritas para lucrar la indulgencia plenaria.
Los
sacerdotes que desempeñan el ministerio pastoral, sobre todo los párrocos, informen oportunamente a
sus fieles acerca de esta saludable disposición de la Iglesia, préstense con
espíritu pronto y generoso a escuchar sus confesiones, y en el domingo de la
Misericordia divina, después de la celebración de la santa misa o de las
vísperas, o durante un acto de piedad en honor de la Misericordia divina,
dirijan, con la dignidad propia del rito, el rezo de las oraciones antes
indicadas; por último, dado que son “Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt 5, 7), al impartir la catequesis
impulsen a los fieles a hacer con la mayor frecuencia posible obras de caridad
o de misericordia, siguiendo el ejemplo y el mandato de Jesucristo, como se
indica en la segunda concesión general del “Enchiridion Indulgentiarum”.
Este
decreto tiene vigor perpetuo. No obstante cualquier disposición contraria.
Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría apostólica, el 29 de junio de 2002, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles.
Dado en Roma, en la sede de la Penitenciaría apostólica, el 29 de junio de 2002, en la solemnidad de San Pedro y San Pablo, apóstoles.
Luigi DE MAGISTRIS Arzobispo titular de Nova
Pro-penitenciario mayor
Foros de la
Virgen María
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