"Sucedió que
otro sábado entró Jesús en la sinagoga y comenzó a enseñar. Había en ella un
hombre que tenía la mano derecha tullida; y los maestros de la ley y los
fariseos espiaban a Jesús, por ver si lo sanaría en sábado y tener así algún
pretexto para acusarle. Pero él, sabiendo lo que estaban pensando, dijo al
hombre de la mano tullida:
– Levántate y ponte
ahí en medio.
El hombre se
levantó y se puso de pie, y Jesús dijo a los demás:
– Os voy a hacer
una pregunta: ¿Qué está permitido hacer en sábado, el bien o el mal? ¿Salvar
una vida o destruirla?
Luego miró a
todos los que le rodeaban y dijo a aquel hombre:
– Extiende la mano.
El hombre la
extendió y su mano quedó sana. Pero los demás se llenaron de ira y
comenzaron a discutir lo que podrían hacer contra Jesús."
Volvemos al tema del sábado
pasado. ¿Qué es más importante, los ritos o el bien del hombre? Los fariseos
estaban alerta. En la sinagoga había un tullido. Ellos sabían que Jesús no se
quedaba indiferente ante el dolor de los demás. Pero era sábado y hasta los
pasos estaban contados. Jesús, aunque sabe que va a provocar la ira de los
fariseos, no duda. Cura a aquel tullido y les da la lección de que en el sábado
está para salvar al hombre.
Hoy deberíamos hacernos esta
pregunta. ¿La religión sirve para salvar al hombre o para destruirlo? No hace
falta mirar hacia el pasado. Basta con mirar el presente y veremos cada día
ejemplos de la religión utilizada para destruir al hombre.
Jesús lo tenía claro y, nosotros,
como discípulos suyos, deberíamos tenerlo también: la religión tiene como
finalidad salvar al hombre. Ritos y ceremonias no sirven para nada si dejan al
hermano con el brazo tullido, muriendo de hambre, ciego...El día que
comprendamos esto, seremos auténticos discípulos de Jesús.
Enviat per Joan Josep
Tamburini
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