viernes, 30 de septiembre de 2016

ANUNCIAR Y AYUDAR



"Cuando Jesús vio acercarse a Natanael, dijo:
– Aquí viene un verdadero israelita, en quien no hay engaño.
Natanael le preguntó:
– ¿De qué me conoces?
Jesús le respondió:
– Te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera.
Natanael le dijo:
– Maestro, ¡tú eres el Hijo de Dios,l tú eres el Rey de Israel!m
Jesús le contestó:
– ¿Me crees solamente por haberte dicho que te vi debajo de la higuera? ¡Pues cosas más grandes que estas verás!
Y añadió:
–Os aseguro que veréis el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre."

En la festividad de los santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, leemos este evangelio de san Juan por la última frase. Es una alusión a la visión de Jacob.

Es inútil entrar en disquisiciones sobre la naturaleza de los ángeles, pues no sabemos nada. En la Biblia no aparecen hasta la vuelta del destierro de Babilonia, como una influencia de la religión de allí. En nuestros días, los seguidores de la New Age, les dan mucha preponderancia y explican la función de cada uno.

Etimológicamente, el nombre ángel proviene del verbo griego "aggelô", que significa anunciar. De hecho, siempre que aparecen los ángeles en la Biblia es para anunciar algo. Podemos considerarlos como un símbolo de algo que se nos anuncia, se nos revela. También aparecen ayudando a los hombres.

Quizá, en vez de discutir sobre cosas  que no sabemos, deberíamos sacar la conclusión de que nosotros debemos ser ángeles para los demás: anunciarles la Buena Nueva y ayudarlos en sus necesidades.


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