VATICANO, 09 Sep. 16 / 07:20 am (ACI).- Esta mañana en la homilía de
la Misa
que presidió en la capilla de la Casa Santa Marta donde reside, el Papa
Francisco explicó que evangelizar no es vanagloriarse, ni una mera función,
tampoco es hacer proselitismo.
Evangelizar, precisó, es dar
testimonio de Cristo con la propia vida,
también anunciarlo con la palabra, y hacerlo desde el corazón acompañando a
otros en el camino de la fe.
Según señala Radio Vaticana, el Papa lamentó que hoy en día haya
cristianos, laicos y sacerdotes, que se vanaglorian por lo que hacen: “vanagloriarse… me vanaglorio… Es reducir el Evangelio a
una función o a una vanagloria: voy a evangelizar y llevo a la Iglesia a tantos… Hacer
proselitismo: esto también es vanagloria”.
“Evangelizar
no es hacer proselitismo. Es decir, evangelizar no es irse de paseo, ni
reducir el Evangelio a una función, ni hacer proselitismo. Es lo que nos dice
Pablo aquí: ‘no lo hago para gloriarme’ –y añade–
‘al contrario, es para mí una necesidad imperiosa’.
Un cristiano tiene la obligación, con esta fuerza, como una necesidad, de llevar el nombre de Jesús, desde su mismo corazón”.
Para que la evangelización no termine convirtiéndose en una mera “función”, Francisco dijo que es necesario que el
estilo que asuma el fiel cristiano sea el de “hacerse
todo para todos”. “El estilo es ir y compartir la vida de los demás, acompañar en el camino de la fe, hacer crecer
en el camino de la fe”, dijo.
El Pontífice alentó luego a ponerse en la condición del otro: “si está enfermo, acercarme, no atosigarlo con
argumentos”: acercarse, asistir, ayudar. Se evangeliza con la actitud de
la misericordia y con el testimonio de la propia vida.
En este contexto, el Papa recordó una pregunta que le planteó un
muchacho en el almuerzo con los jóvenes en la Jornada Mundial de la Juventud en
Cracovia realizada a fines de julio: le preguntó qué le puede decir a un amigo
ateo.
“¡Qué buena pregunta! Todos conocemos a personas
que se alejaron de la Iglesia: ¿qué les tenemos que decir? Yo le respondí:
‘¡escucha, la última cosa que tienes que hacer es decirle algo!’ Empieza a
hacer y él verá lo que haces y te preguntará. Y cuando te pregunte tú dile…’ Evangelizar es dar testimonio: yo vivo así,
porque creo en Jesucristo. Despierto en ti la curiosidad de una
pregunta… ‘¿Por qué haces eso?’ Porque creo en Jesucristo y anuncio a
Jesucristo, no sólo con la Palabra –se debe
anunciar con la Palabra– sino también con mi vida”.
En el día de la memoria litúrgica de San Pedro Claver, el Papa recordó
su testimonio, cómo compartió su vida anunciando el Evangelio y compartiendo su
vida con los “descartados” de su tiempo: los
esclavos, los negros, que llegaban desde África.
“Este hombre no se fue de paseo diciendo que
evangelizaba. No redujo la evangelización a un funcionalismo, tampoco a un
proselitismo. ¡Anunció a Jesucristo con
los gestos, hablando con los esclavos, viviendo con ellos, viviendo como ellos!”
“¡Y como él hay tantos en la Iglesia! Tantos que se
anonadan a sí mismos para anunciar a Jesucristo. También todos nosotros,
hermanos y hermanas, tenemos la
obligación de evangelizar, que no quiere decir llamar a la puerta del
vecino, de la vecina, decir: ¡Cristo ha resucitado!”
Evangelizar, concluyó el Santo Padre, “es
vivir la fe, es hablar con mansedumbre, con amor, sin querer convencer a nadie,
sino gratuitamente. Es dar gratis lo que Dios me ha dado gratis a mí: esto es
evangelizar”.
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