Todas tus buenas obras
de fe y obediencia a Dios, son actos de poder que desatan bendición en tu vida
y en toda tu descendencia. Enfócate en hacer lo que es bueno para el Señor, y
serás un instrumento de incalculable bendición.
Salmo 112:1-3 dice: “¡Qué felices
son los que temen al Señor y se deleitan en obedecer sus mandatos! Sus hijos
tendrán éxito en todas partes; toda una generación de justos será bendecida.
Ellos mismos serán ricos, y sus buenas acciones durarán para siempre”.
Todos nuestros actos de fidelidad a Dios no solo van a ser de
influencia para nosotros mismos, sino para toda nuestra descendencia. Y aunque
no tengas hijos físicamente, lo que hagas en tu servicio a Dios, será de gran
influencia para todas las personas y sus descendencias. Jamás debes
menospreciarte a ti mismo creyendo que no es importante, porque el poder de la
bendición generacional, se desata a partir de todos los que temen al Señor y se
deleitan en sus mandatos.
Nuestros hijos recibirán toda la bendición que nosotros
dejemos, y ellos edificarán a partir de ese fundamento. Dios quiere que seas un
gran instrumento de vida y salvación, su plan para ti es que tu fe traspase las
generaciones. Tus oraciones, devoción, tus
buenas obras y servicio de amor a Dios, es el depósito de bendición que dejarás
en este mundo, y que a su vez recibirás como recompensa en los cielos. Buscar
la presencia de Dios y obrar bajo su palabra, desata bendiciones incalculables.
Hagamos
esta oración:
“Padre Dios, decido ser la
bendición que has destinado que yo sea, viviré bajo tu palabra para traer una
bendición generacional de salvación, libertad, propósito y abundancia en mí y en mi descendencia, lo proclamo en el nombre de Jesús.
Amén”
No hay comentarios:
Publicar un comentario