Convivimos con las
tentaciones, pero no sólo nos pasa a nosotros, a Dios cuando se hizo humano
también le pasó. Pero hay formas de evitar que las tentaciones nos hagan hacer
cosas de las que nos arrepentiremos y nos pasen la factura.
Para que puedas superar las
tentaciones debes hacer dos movimientos simultáneos y te desarrollamos como
hacerlos. Uno es crear una base para que las tentaciones se vuelvan menos
peligrosas. Y luego, cuando las tentaciones se produzcan, te explicamos métodos
para combatir el caso concreto.
QUE ES LA TENTACIÓN
Una definición de la tentación bastante sencilla y
sucinta es que “la tentación es la
obra del diablo para arrastrarte al infierno”. De modo que al luchar
contra la tentación estamos en una guerra con un enemigo que quiere
destruirnos. Quiere esto porque él tiene envidia de nuestra excelencia ante
Dios.
En un sentido más académico, la tentación se define como una atracción, ya sea desde fuera o desde
dentro de uno mismo, para actuar contrario a la recta razón y los mandamientos
de Dios.
Jesús
mismo durante su vida en la tierra fue tentado, tratando de poner a prueba su actitud filial
hacia Dios, para manifestar tanto la oposición entre él y el diablo como el
triunfo de su obra de salvación sobre satanás (cf. Catecismo # 538).
¿POR QUÉ PERMITE DIOS QUE LA
TENTACIÓN?
En
un sentido la tentación es lo “necesaria” para la libertad.
Como
personas libres que somos invitadas a amar a Dios y decir que sí
a su voluntad, debemos estar autorizados a decir que no. Debe haber
alternativas reales a lo que Dios ofrece.
Si Dios puede forzar nuestros
sí, entonces no seríamos libres y nuestro sí no tendría ningún significado
real.
Pero ¿por qué no limita Dios la tentación para que
tengamos más de una oportunidad? De hecho, Dios pone límites a la tentación hasta cierto punto. Y también nos
ofrece otras fuentes sagradas de influencia.
Limita
la tentación por el simple hecho de que no todo es posible para nosotros. Experimentamos
límites físicos, intelectuales, económicos, y así sucesivamente. Tampoco
podemos tener cada opción disponible en todo momento; elegir una cosa excluye a
menudo otras.
Además, Dios
nos envía buenas influencias. Su voz hace eco en nuestra conciencia. Él
nos ha dado la inteligencia y la razón para que seamos capaces de descifrar la
Ley Natural. Él nos ha dado una atracción a la bondad, la belleza y la verdad.
Él nos ofrece la gracia de la fe y todas las demás gracias necesarias para
soportar.
Él
nos ha dado la revelación directa en su Escritura para que podamos acceder por
la fe.
Él ha enviado profetas y aun a su propio Hijo. Y su hijo continúa su ministerio
de la enseñanza de la salvación y la reconciliación a través de Su Cuerpo, la
Iglesia.
Así
que Dios pone límites a la tentación y nos da otras buenas influencias para
equilibrar las tentaciones.
LAS TENTACIONES DE LA CARNE
Aquí,
“carne” no se refiere al cuerpo físico en sí, sino a nuestras muchas tendencias
pecaminosas.
La carne es esa parte de nosotros que es rebelde, que no le gusta que le digan
qué hacer, que se resiste a la verdad y se eriza a ser menos que Dios y a ser
dependiente de Él.
En las enseñanzas tradicionales, los siete pecados más básicos son el orgullo,
la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza. Otras
tendencias pecaminosas de la carne incluyen el miedo, el odio, la venganza, la
incredulidad y la mundanidad.
Estos sirven como fuentes
profundas de la tentación y explican por qué el mal nos tienta, por qué es
difícil de resistir, y por qué a menudo nos sentimos abrumados por el diablo y
el mundo.
Algunas
tentaciones vienen directamente de satanás y los demonios, que nos
sugieren malos pensamientos y cosas malas. Satanás también es capaz de
manipular el mundo (ya que él es el príncipe de este mundo) y nuestra carne,
desde que le abrimos una cantidad de puertas.
¿CÓMO PODEMOS VENCER LA
TENTACIÓN?
Cuando
la gente pregunta sobre la superación de la tentación muy a menudo
tienen en cuenta lo que hay que hacer “en el momento” de la tentación.
Pero
si nos centramos únicamente en el momento de la tentación nos estamos
perdiendo la mayor parte del trabajo que hay que hacer.
Para tener más éxito en
resistir la tentación se necesita establecer una base sólida. Hay mucho trabajo
por hacer como el cultivo en la virtud, la realización de las purificaciones
activas y las mortificaciones, la profundización de nuestra vida de oración y
la relación con Dios, aprender a evitar las ocasiones de pecado comunes,
enraizar nuestros pensamientos menos en el mundo y más en lo que importa a
Dios, y así sucesivamente.
Fielmente y de manera constante, hay una batalla
hacia la comprensión de lo que está mal y lo que es bueno y más perfecto.
Si
hacemos esto, lo que nos tienta disminuirá y la intensidad de lo que queda como
tentación será más débil. Si nos limitamos a buscar consejo rápido sobre
cómo ignorar o resistir pensamientos lujuriosos sin una buena base los
resultados pueden ser bastante desalentadores.
7 PRÁCTICAS PARA CREAR UNA
BASE PARA SUPERAR LAS TENTACIONES
Teólogos
morales y espirituales hablan de una serie de prácticas que ayudan a
superar las tentaciones que veremos brevemente.
1 – El crecimiento en el
autoconocimiento y el conocimiento de Dios
Llegar a conocer
nuestras fortalezas y debilidades como Dios nos las revela. Considerar
realmente quienes somos ante Dios y a la luz de Su misericordia Divina.
Aprender de nuestra nada sin Dios y nuestra condición de mendigos ciegos, que
buscamos Su gracia y la iluminación y hacer un progreso constante dejando el
orgullo por la verdadera humildad, gratitud y dependencia de Dios.
2 – Mortificaciones
Donde aprendemos a aplicar el consejo del Señor que debemos negarnos a nosotros mismos,
tomar nuestra cruz y seguirlo. Aprendemos a perder nuestra vida para
encontrarla. Las mortificaciones implican llevar a la muerte, por la gracia de
Dios, las excesivas demandas de la carne y las actitudes pecaminosas tales como
la venganza y el odio. Uno puede
incluso eliminar placeres lícitos por completo como una manera de ganar una
mayor auto-dominio y autoridad sobre las pasiones.
3 – Centrarse en las raíces
del pecado
Donde nos fijamos sobre todo en los 7 pecados
cardinales (o capitales) de la soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia
y pereza, junto con otros como el miedo y la ingratitud. Buscamos entender lo
que son y aprender sus movimientos. Nombrarlos
y ver cómo trabajan sutilmente es un viaje hacia la obtención de un
mayor dominio sobre ellos por la gracia de Dios.
4 – Detectar el defecto
dominante
Donde tratamos de aprender nuestras tendencias y debilidades más comunes y ponemos especial
énfasis en aprender a dominar y superar esas tendencias. Esto se une a
la práctica de un “examen particular” en el que nos centramos y miramos en
profundidad estas fallas predominantes, mientras nos preparamos para la
confesión y comprometemos nuestro examen diario.
5 – El crecimiento de todas
las virtudes
Santo Tomas enfatiza dos en lo que se refiere a las
tentaciones. La voluntad humana se ve obstaculizada por dos maneras de seguir
la rectitud de la razón. En primer lugar, a través de ser orientado por un
objeto de placer distinto de lo que exige la rectitud de la razón; y este
obstáculo se elimina por la virtud de
la templanza. En segundo lugar, a través de la voluntad de no estar
inclinado a seguir lo que es conforme a la razón, a causa de alguna dificultad
que se presenta. Con el fin de eliminar este obstáculo es necesaria la fortaleza de la mente.
5 – Purificaciones activas
A
– De los Sentidos – tales como el cuidado de los ojos y los oídos y
nuestra necesidad excesiva de comodidades y placeres corporales.
B
– De la imaginación – donde buscamos inyectar pensamientos cada vez
más santos en nuestro paisaje mental con el fin de desplazar los pensamientos
necios, impuros y profanos.
C
– De la memoria
– en el que la memoria de nuestros pecados pasados es borrada cada vez más por
no pensar demasiado en ellos y mediante la sustitución de estos recuerdos con
más y mejores cosas santas. Debemos
alimentar lo que es santo y matar de hambre a lo que es doloroso o pecaminoso.
El buen pensamiento se convierte en nuestro interés
y los malos pensamientos y los recuerdos son cada vez más despojadas de oxígeno
y se marchitan. Aquí también está la práctica loable de orar por el don de lágrimas santas, en el que lloramos por
nuestros pecados no pensando demasiado en ellos, sino desarrollando una
aversión y una evitación y de pensar de nuevo en ellos con deleite.
D
– Del intelecto
– donde estudiamos con frecuencia la Santa Sabiduría de Dios, la Biblia, buenos
libros teológicos y espirituales, la vida de los santos, etc. Estamos menos
conformados a la locura del mundo y más transformados por la renovación de
nuestras mentes, y formas nuevas y espirituales de pensamiento arraigados en la
sabiduría de Dios. Ten en cuenta que Jesús recurrió a las Escrituras para
refutar todas las tentaciones en el desierto. Y así Él enseña que nuestro intelecto se debe llenar de la
sabiduría de Dios para refutar al diablo, a la carne y al mundo.
E
– De la Voluntad – donde practicamos cada vez más e
intencionalmente la virtud, reforzándola y desplazando las malas tendencias
(vicios). Buscamos crecer en el amor a Dios y al prójimo y actuar menos por
amor propio. En la medida que la virtud
crece se hace más natural y hacemos las cosas buenas con mayor facilidad.
Los vicios atenúan con ello (se debilitan).
6 – La confesión regular y la
Santa Comunión
Allí
recibimos la gracia de evitar el pecado, crecer en santidad y el deseo de Dios en lugar
del pecado. En la Sagrada Comunión, sobre todo, nos volvemos más y más como
Aquel que recibimos. Son como la medicina y la alimentación, para sanarnos y
fortalecernos.
7 – Oración
Aquí entendida
no como mera recitación sino como unión cada vez más profunda con Dios,
cuyo amor nos transforma para que tengamos disgusto por el pecado y amor por la
bondad, la belleza y la verdad.
ES NECESARIO UNA PREPARACIÓN
PARA CUANDO LLEGA LA TENTACIÓN
Vemos entonces que la preparación previa es necesaria mucho antes del momento de la
tentación, si queremos evitar algunas tentaciones por completo y
queremos estar mejor equipados para evitar aquellas que vienen.
La virtud es su propia recompensa. Es evidente que los que han vivido vidas que fueron
profundamente sumidas en el pecado van a enfrentarse a un montón más de
tentaciones en el futuro, incluso si se han arrepentido.
Vemos, pues, el papel preventivo de la virtud y de desarrollar buenos hábitos a temprana
edad.
Y así vemos cómo el pecado engendra pecado.
Aprender y practicar la virtud
fielmente es un gran medio para evitar una multitud de tentaciones.
Hay
que acumular buenas alternativas. Es típico cuando se trata de perder peso que uno
se aconseja eliminar malas elecciones de alimentos y acumula buenos alimentos
que le gustan.
Hay
que abastecerse de buena lectura y materiales de audio que te gustan
para pasar el tiempo aprendiendo y creciendo en las cosas buenas de la vida que
más te atraigan.
No cometas el error de la simple eliminación de las
cosas de tu vida porque se crean vacíos no saludables. En cambio, “desplaza” las cosas malas con algo mejor, a
partir de lo que te gusta y deja que las cosas buenas te lleven a otras cosas
buenas que no te gusten, pero más tarde.
10 FORMAS PARA RESISTIR LAS
TENTACIONES CUANDO LLEGAN
¿Y luego qué? Ninguno de nosotros escapa totalmente
a toda tentación. Cuando lleguen, prueba algunas de estas cosas:
1 – Hacer lo que estás
haciendo
En otras palabras, desarrollar el hábito de centrarte en lo que estás haciendo y de no ser fácilmente distraído.
Ser consciente e intencional es una forma de disciplinar nuestras mentes. El
aprendizaje de esta disciplina nos ayuda cuando surgen tentaciones (muchas de
los cuales son formas de distracción). En la medida de lo posible, mantener la
concentración y claridad sobre lo que estás haciendo en todo momento. Nuestra
mente puede verse afectada y ayudada incluso por la disciplina física de la
limpieza de una cocina o escribir un artículo.
2 – Recuerda, una victoria
ayuda a allanar el camino para las demás
No
vamos a ganar todas las batallas sobre todo al principio. Pero gana las que
puedas
y se agradecido. Así que no te desanimes gana lo que puedas y cuando te caigas,
caerás sobre Jesús y conseguirás hacerlo de nuevo y tratarás de ganar el
siguiente round. Una victoria a la vez.
3 – Considera que el pecado es
un placer pasajero pero la factura inevitablemente viene más tarde
Resistir la tentación requiere esfuerzo, pero trae
recompensas y no facturas más tarde. La Escritura dice: Bendito es el que
soporta la tentación, porque, después de haber superado la prueba, esa persona
recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman
(Santiago 1:12).
4 – ¡Pedir a Jesús!
La escritura dice, porque él mismo padeció siendo
tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados (Hebreos 2:18). Ten en cuenta que él es capaz de ayudar.
Pide confiar y actuar Su Palabra, que dice: Mayor es el que está en vosotros
que el que está en el mundo (1 Juan 4: 4).
5 – Mantente alerta y sobrio
(con una mente clara que sabe lo que está pasando en cada momento)
Mantente en oración consciente de Dios. La mayoría de la gente vive la vida en el
modo de reacción en lugar del modo de reflexión. Aquellos que
reflexionan puede ir hasta un grupo de chismosos, comprender lo que está
pasando, y luego dar un paso atrás en lugar de cooperar, quizás incluso dirigir
la conversación hacia otro lugar. Los que están en modo de reacción sólo se
unen de pleno sin pensar. Jesús dice: Velad y orad para que no entréis en
tentación. El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil (Mateo
26:41).
6 – Acepta que vas a tener que
sufrir a veces para resistir la tentación
Es fácil y muchas veces agradable al pecado. Es
difícil y a veces desagradable resistir sus impulsos.
7 – Si algo te hace pecar con
frecuencia, debes estar dispuesto a desprenderse de él, incluso si es difícil
Resuelve
hacerlo si es necesario. Por ejemplo, si la televisión por cable es un
problema para ti, deshazte ella, y así con otras cosas.
8 – Muchas tentaciones ocurren
por la noche al intentar dormir
Muchas
Iglesias ofrecen la oración de la noche para mediar con la muerte. Una antigua
oración de la noche, dice, “Enséñame a vivir para que yo pueda teme, la
tumba tan poco como mi cama. Enséñame a morir para que yo pueda elevarme
glorioso en el día horrible”. Puede parecer extraño, pero funciona.
9 – Ama a Dios y pídele en los
momentos de tentación por la gracia de amarlo más que al pecado, más que a ti
mismo, y más que a tu placer
Mira
el momento de la tentación como un tiempo para demostrar que tu amor por Dios
es mayor que el que tienes al mundo. Acepta el reto y date cuenta que cada victoria
tenderá a aumentar tu amor por Dios y su verdad.
10 – En algunas tentaciones
(como las adicciones) es bueno tener un patrocinador o amigo que podemos llamar
cuando estamos luchando
Ellos nos ayudan a apoyarnos y también a hacernos
responsables.
Ten en cuenta que estas sugerencias pueden ayudar pero la verdadera
victoria se basa en que nuestra base sea fuerte. Mantén la construcción de los cimientos y recuerda que la santidad es una
ganancia a largo plazo.
Al
mundo moderno le gusta el microondas, pero el camino de Dios es más como una
cazuela de barro.
Aprende
a saborear el crecimiento constante de la santidad y ve como las
tentaciones disminuyen y se vuelven menos irritantes.
Las
tentaciones nunca dejarán este lado del velo, pero pueden disminuir de manera significativa y
perder su poder para molestarte mucho, por la gracia de Dios, y en el tiempo de
Dios.
Fuentes:
- http://es.wikipedia.org/wiki/Tentaci%C3%B3n
- http://www.corazones.org/diccionario/tentacion.htm
- http://blog.adw.org/2015/03/some-strategies-for-overcoming-temptation/
- http://blog.adw.org/2015/03/primer-on-temptation/
Foros de la
Virgen María
No hay comentarios:
Publicar un comentario