viernes, 6 de mayo de 2016

EL PAPA DICE QUE EL CRISTIANO DEBE VIVIR EL SUFRIMIENTO Y EL DOLOR CON ALEGRÍA Y ESPERANZA


VATICANO, 06 May. 16 / 05:29 am (ACI).- El Papa Francisco recordó durante la homilía en la Misa de la Capilla de la Casa Santa Marta que el cristianismo no elimina el dolor, sino que lo dota de un nuevo sentido gracias a la acción salvífica de Jesucristo.

Al comentar el Evangelio del día en el que Jesús advierte a los discípulos de que estarán tristes pero esta tristeza cambiará en alegría.

“Esto es lo que hacen la alegría y la esperanza juntas, en nuestra vida, cuando estamos en las tribulaciones, cuando tenemos problemas, cuando sufrimos. No es una anestesia. El dolor es el dolor, pero vivido con alegría y esperanza te abre la puerta a la alegría de un fruto nuevo”.

“Esta imagen del Señor nos debe ayudar mucho en las dificultades; dificultades muchas veces feas, dificultades malvadas que también nos hacen dudar de nuestra fe… Pero con la alegría y la esperanza vamos adelante, porque después de esta tempestad llega un hombre nuevo, como la mujer cuando da a luz. Y esta alegría y esta esperanza Jesús dice que es duradera, que no pasa”.

Francisco continuó hablando del mismo tema y señaló que “una alegría sin esperanza es un simple divertimento, una alegría pasajera”.

“Una esperanza sin alegría no es esperanza, no va más allá de un sano optimismo. Pero la alegría y la esperanza van juntas, y las dos hacen está explosión que la Iglesia en su liturgia casi –me permito decir la palabra- sin pudor grita: ‘¡Exulte tu Iglesia!’, exulte de alegría. Sin formalidad, porque cuando hay alegría fuerte, no hay formalidad: es alegría”.

El Pontífice afirmó que “el Señor nos dice que habrá problemas” pero “esta alegría y esperanza no son un carnaval: son otra cosa”.

“La alegría hace fuerte la esperanza y la esperanza florece en la alegría, y así vamos adelante. Pero los dos, esta actitud que la Iglesia quiere darles a ellos, estas virtudes cristianas, indican un salir de nosotros mismos. La persona alegre no se encierra en sí mismo; la esperanza te lleva allí”.

El Papa también explicó que la alegría humana “puede ser arrancada casi por cualquier cosa, por cualquier dificultad”. Pero afirmó que Jesús da una alegría que nadie puede arrancar, y puso de ejemplo la alegría de los discípulos después de que Él ascendiera a los cielos.

“La esperanza de vivir y de alcanzar al Señor” se convierte en “una alegría que impregna toda la Iglesia”, concluyó.

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