miércoles, 13 de enero de 2016

ESCUCHAR LA VOZ DE DIOS


"Habla Señor, que tu siervo escucha."

Comenzamos el tiempo litúrgico Ordinario leyendo en la primera lectura el Antiguo Testamento. Hoy, concretamente, el pasaje en el que el joven Samuel, que duerme en el Santuario, oye la llamada de Dios. No la reconoce. Será el anciano sacerdote Elí, quien a la tercera llamada, reparará que es Dios quien se dirige a Samuel.

Nosotros también debemos estar atentos a la voz de Dios. Pero seguimos sin reconocerla, porque, a pesar de lo que nos dice claramente Jesús en el Evangelio, no acabamos de convencernos de que Dios nos habla por la boca del necesitado, del perseguido, del pobre; por la boca de nuestro hermano. Una voz que nos resulta molesta, porque nos saca de nuestro egoísmo. Una voz que nos empuja a compartir, a entregarnos. Una voz que debemos escuchar, si de verdad queremos ser cristianos y queremos que el Reino empiece ya en este mundo.

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