El joven seguidor andaba preocupado. Se quejaba de
que no tenía tiempo para hacer todas las cosas que quería. El Anacoreta rió
alegremente y le dijo:
- El tiempo es relativo. La desdicha de nuestro
tiempo es precisamente que lo hemos convertido nada más que en tiempo y no
queremos hablar de eternidad.
Lo miró con cariño y concluyó:
- Lo importante no es la cantidad de cosas que
hacemos sino su calidad. Si vives intensamente con amor lo que haces, tendrás
auténticos momentos de eternidad...
Enviat per Joan Josep Tamburini
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