Gabriella, madre soltera, se casará este domingo con Guido, que tiene un
matrimonio anulado. Son una de las 20 parejas a las que casará el Papa
Francisco. El padre Guillermo Gutiérrez, del Pontificio Consejo para la
Familia, subraya que «es un signo bellísimo» y «un anuncio para todo el mundo,
para la Iglesia»
Noticia digital (13-IX-2014)
Este domingo, el Papa dará un paso más hacia el Sínodo extraordinario de
los obispos sobre la familia, al casar, en la basílica de San Pedro, a 20
parejas de la diócesis de Roma.
«Me parece que ésta es una de las genialidades del Papa Francisco -ha
explicado a Radio Vaticano el padre Guillermo Gutiérrez, del Pontificio
Consejo para la Familia-. El hecho de que vaya a celebrar estos matrimonios
para los fieles de Roma es todo un signo para la Iglesia en todo el mundo. Es
un signo bellísimo, además, porque hemos sabido que entre las parejas cuyo matrimonio
atestiguará el Papa (en el matrimonio son los mismos esposos los ministros del
sacramento) hay parejas que, después de un camino difícil o un camino más largo
que el ideal acceden al matrimonio».
Esto «es también un anuncio para todo el mundo, para la Iglesia, que
debe poner atención a no descuidar, a que la gente pueda acceder al sacramento
del matrimonio, muchas veces acompañando, pero sin poner obstáculos
innecesarios».
UNA RESPUESTA AL «SENTIRSE IMPERFECTOS»
Uno de estos casos es el de Gabriella, madre soltera de una hija. Con 48
años, Gabriella se casará con Guido, de 56 años, que tiene un matrimonio
anterior anulado por el Tribunal de la Sagrada Rota. En declaraciones a Europa
Press, Gabriella explicaba que ser casada por el Papa «es la realización de
un sueño más allá de cualquier expectativa, casi una respuesta a nuestro sentirse
imperfectos, y una indicación de perseverar en el crecimiento constante en
la fe».
El hecho de ser casados por el Papa siendo una pareja madura y con el
bagaje que llevan es -opina- «un fuerte mensaje» para todos los que se han
conocido en una edad más adulta, porque «no hay que renunciar en ninguna edad a
vivir el propio amor en la gracia de Dios, y a acceder a los sacramentos».
Preguntada por los principales desafíos que tiene que enfrentar hoy en
día un matrimonio, Gabriella ha apuntado que «la sociedad actual no fomenta e
incluso a veces menosprecia el matrimonio cristiano y los valores que
proporciona». En esta línea, ha advertido de que la crisis de valores hace que
«la unión, la lealtad y la dedicación al otro sea cada vez más difícil de
defender y preservar». Sin embargo, Gabriella está convencida de que «con la
presencia de Jesús en la pareja, se hace posible».
EL SENTIDO VOCACIONAL DEL MATRIMONIO
El padre Gutiérrez añadía, en su entrevista a Radio Vaticano, que
este gesto del Papa pretende «recuperar el sentido vocacional del matrimonio y
también señalar que el matrimonio no es una cuestión privada sino que es una
cuestión pública, social, de interés para la comunidad cristiana y la comunidad
civil». Por último, subrayaba que servirá para «poner en evidencia esta
centralidad que tiene la familia, que parte precisamente del sacramento del
matrimonio, para la comunidad eclesial y también para la comunidad civil».
No es la primera vez que un Papa casa a parejas. Ya Juan Pablo II casó a
varias parejas en el Vaticano, en octubre de 1994, con motivo del I Encuentro
Mundial de las Familias.
En cuanto al Papa Francisco, en el año y medio de su pontificado ya ha
mostrado su interés y cercanía a la pastoral familiar. Aunque el mayor signo de
preocupación es la convocatoria de dos sínodos de obispos sobre esta cuestión,
también la ha transmitido por medio de signos, como la Misa en Santa Marta a
finales de junio con parejas que cumplían 25, 50 y 60 años de matrimonio; o el
encuentro con más de diez mil parejas de novios, el 14 de febrero de este año,
en la Plaza de San Pedro.
María Martínez López
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