Mañana comienza la Cuaresma. Una de las formas de
vivirla es haciendo de ella un tiempo de silencio. Os dejo unos bellos textos
de José F. Moratiel: "Silencio humano, tan humano que es divino.
Porque nos incorpora a una comunión con el cosmos y
entramos en otro paisaje, en otro universo.
Porque nos integra y nos hace solidarios, y ya no
hay asuntos privados.
Porque se intuye un retorno íntimo que todo lo
trasciende.
Porque vuelve fluida nuestra vida, deshace nuestras
resistencias y derriba los muros de separación.
Silencio humano, tan humano que es divino.
Porque ejerce energías misteriosas, ocultas, vírgenes,
sin contaminar la fuente interior de la vida.
Porque trasciende la cultura del beneficio, del
utilitarismo y las expectativas.
Porque en lugar de despertar el ego, pone en
circulación la vida del Reino.
Silencio humano, tan humano que es divino.
Porque no existe ninguna subvención que patrocine
la aventura espiritual.
Porque abre camino allí donde parece imposible.
Porque no es un instrumento de poder, ni una
herramienta pragmática, el silencio es docilidad a la voz del Amor que se ha
derramado en nuestros corazones.
Silencio humano, tan humano que es divino.
Porque es tierra de insumisos e inconformistas que
no se acomodan a lo que está establecido.
Porque la vida se celebra en el misterio del
silencio sin que existan sobresaltos egoístas.
Porque nos vuelve porosos y libres, porque subraya
aquello que el ruido del ego ahoga: el don, la ofrenda, la gratuidad, el vivir
por el gozo de vivir...
Silencio humano, tan humano que es divino.
Porque en él se respira toda la paz, la belleza y
la armonía.
Porque en ella vida no es un problema a resolver sino
un misterio que tenemos que aceptar.
Porque su desembocadura es la amplitud, sin
márgenes.
Porque es aspiración, aspiración a la
"Palabra".
Porque es una apuesta, apuesta por el
"Absoluto".
Silencio humano, tan humano que es divino."
(José F.
Moratiel)
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