jueves, 18 de abril de 2013

NO ESCUCHÁIS YA LA PRIMERA TROMPETA


Siguiendo varios posts anteriores, como el del Gran Año del Cristianismo. Post incomprensible para los no seguidores día a día de esta bitácora. Deleitándome en lo críptico, aunque unos pocos me entenderán. Para ellos escribo.

La restauración de los valores cristianos en Europa tras cada revolución, tras cada gobierno masón, tras cada desamortización, tras cada legislatura anticlerical, nos devolvía la ilusión de que las cosas volvían a su ser.

Pero no era así. Se trataba de una balanza que se inclina a un ritmo de siglos. El chirrido y los crujidos de la maquinaria de una balanza que se descompensa sólo al cabo de una continua acumulación de generaciones.

Todo nos parecía igual, pero en lo más profundo de nuestro pensamiento éramos conscientes de que la suma de causalidades provocaba cambios sustanciales. De que cada restauración suponía la acumulación de un pequeño alejamiento del punto inicial. Que cada restauración suponía admitir una situación de no retorno al estado inicial.

Nuestra historia estaba trufada de pequeños apocalipsis y nuevos comienzos. Pero cada comienzo nos acercaba un poco más al final.

PUBLICADO POR PADRE FORTEA

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