martes, 25 de enero de 2011

¿QUIERES IRTE AL INFIERNO?


Solamente tienes que domar a tu conciencia.

Esto va para los que ya pasamos los 50 años, y todavía creemos que estamos en los 30.

Tu conciencia es el arma contra el enemigo. Si no le haces caso, tendrás las puertas abiertas al infierno. Tu conciencia es el alma de tu alma. ¿por qué no hacerle caso? Dios en su infinita misericordia te a regalado tu conciencia.... depende de ti si le haces caso o no, si la ignoras o no.

Tu conciencia te dice lo que es correcto, y si lo que estás haciendo es bueno o malo. Todos nacen heredando genes... como los animales irracionales.... con un instinto... en cierta forma, esos genes norman nuestra actitud ante la vida.

Dios nos regala la conciencia, pero tú debes de decidir, tienes la libertad de decidir si sigues sus mandatos o no. Nadie te obliga a ser bueno o malo, eso tú lo decides.

Ayer, una persona me preguntó si yo era familia con otro que se llamaba igual que yo... me dijo que los miembros de su promoción están atentos a los problemas que puedan tener sus amigos, compañeros de colegio, y que trataban de ayudarlos dentro de sus posibilidades. Eso me gustó mucho. Él sabía más de mi hermano que yo. También me contó sobre otros amigos, aunque menores que yo, que estaban en problemas, y que ellos los estaban ayudando.

¡Qué bonito! No me imaginé jamás que esto se daba en esta época en que cada uno tira para su santo. Ayudar a un compañero drogadicto, a otro con cáncer, y así ayudar a otros. ¿No sería buena idea que todos hiciéramos lo mismo?

¿Qué te dice tu conciencia? ¿La vas a escuchar, o la vas a domar para que no te moleste?
José Miguel Pajares Clausen

1 comentario:

Dagmar Pearce dijo...

Si Hermano Jose, la conciencia te puede dar pie atrás tanto de malos pensamientos, tentaciones, y te puede hacer reflexionar ante momentos de apremio en que tus reacciones pueden ser inadecuadas inclusive en ocaciones de injusticia, pero ayuda a mantener los equilibrios. Si no le haces caso, seguramente pasarás por momentos de felicidad o satisfacción pero en el mediano o largo plazo, te pasará la cuenta por una mala obra o acción.
En el reino espiritual los polos iguales se atraen y el bien reinará sobre el mal en algún momento.