viernes, 28 de enero de 2011

LA LUCHA CONTRA SATANÁS


(CONFIDENCIAS DEL SEÑOR A MONS. OTTAVIO MICHELINI)

En este momento, hijo mío, repito para los obispos lo que ya te he dicho para los sacerdotes: ¡qué desperdicio de tiempo y de medios, reuniones, encuentros y discusiones que, en muchos casos, se convierten en medios de enfrentamientos, choques y divisiones!

Uno se reúne muchas veces para comer y para discutir, muy pocas veces para rezar. Satanás y a las potencias del mal se combaten y se vencen con la oración y con la penitencia.

¡A esto van las llamadas de mi Ma­dre! Reiteradas llamadas que han caído en el va­cío por una excesiva, exasperada prudencia, que degeneró en grave imprudencia. Con mayor atención y solicitud y con menores prejuicios y temores se habrían afrontado estas intervenciones mías y de mi Madre.

Regreso a la grave omisión imputable a los obispos y junto con ellos también a muchísimos sacerdotes al no haber tomado medidas adecuadas y convenientes, organiza­das con fe y sabiduría, para detener y aun anular las fuerzas del Mal.

No se ha hecho frente al problema central, funda­mental: la lucha contra las fuerzas del Mal. En otras palabras: Satanás con sus legiones, el que ha tenido buen juego, porque se ha encontrado ante un adversario espiritual­mente desarmado.

No son muchos los que hacen penitencia, los que re­zan como se debe rezar.
Mortificación interior y exterior, penitencia... ¿pero quién adiestra hoy a los soldados, los confirmados míos para la lu­cha?

¿Si no se tiene ni siquiera el valor de decir que el Ene­migo existe, que el Enemigo es la más tremenda realidad, que al Enemigo hay que combatirlo con determinadas armas, por ejemplo el Rosario?... El Rosario hoy tan perseguido, es un arma formidable.

Gravísima omisión por parte de los obispos y de los sacerdotes el no haber proveído oportunamente a sustituir con nuevas formas, pero oro tanto eficaces, las cofradías del Santísimo Sacramento, del Rosario, las Pías uniones y otras instituciones válidas en tiempos pasados para delimitar la acción demoledora de Satanás en las almas.

¿A qué se espera todavía para colmar esta gravísima laguna con Grupos de oración y con otras iniciativas que no dejaré de sugerir, si me lo piden, por ejemplo los "Ami­gos del Santísimo Sacramento"?

A Satanás se le combate sólo con las armas usadas por Mí y transmitidas a mis Apóstoles.

Actualización espiritual
¿Qué comandante de estado mayor en sus planes de defensa y de ataque no incluye un plan de actualización permanente de sus armas?

En mi Iglesia, esto no ha sucedido. Yo hablo aquí de armas espirituales.

No hay tiempo que perder. Urge proveer, formar, incitar en todas las parroquias Grupos de oración.

No se pierdan los pastores de almas en discusiones y consultas inútiles. Llamen en torno a sí a sus sacerdotes y con ellos se tomen adecuadas providencias.

Repito que es urgente hacer esto. Lo repito cualquier cosa que piensen aquellos que, cegados por su necedad, no creen ya en la justicia de Dios.

Te Bendigo hijo. No te preocupes: arroja tu semilla y ofrece tu sufrimiento, para que al menos en parte pueda caer en terreno fértil.

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