Hoy 19 de marzo se elevan las oraciones al cielo para celebrar a San José, padre adoptivo de Jesús.
Una de ellas, es la oración de consagración compuesta en 2012 por el
Obispo de Fréjus-Toulon (Francia), Mons. Dominique Rey.
En ella el Prelado consagra a los “sacerdotes,
diáconos, consagrados, todas las familias y todos los habitantes” de su
diócesis al Santo Custodio de la Familia de Nazareth.
En la oración, Mons. Rey destaca la defensa de la vida, desde la
concepción hasta la muerte natural; y alienta a la santificación del trabajo
junto con el surgimiento de nuevos testigos del Evangelio.
A continuación la adaptación de la hermosa plegaria
para que pueda ser rezada por todos los fieles.
ORACIÓN DE CONSAGRACIÓN
A SAN JOSÉ
Señor Jesús, venimos a solicitar la ayuda y la protección de San José,
para confiar su solicitud paternal sobre nuestra Iglesia, sus sacerdotes, sus
diáconos, sus consagrados, todas las familias y todos sus miembros.
San José, casto esposo de la Virgen María, ayuda a las parejas a
reencontrar el fervor de su primer amor y la gracia del sacramento con el que
se donaron mutuamente. Asístelos para superar los conflictos, ábrelos al perdón
recíproco.
Confiamos a tu paternal solicitud a las parejas estériles. Protege a los
prometidos en su deseo de darse uno al otro, en el respeto de cada uno y en
toda libertad. Que su corazón se abra ampliamente a acoger a los niños que
nacerán de su amor.
San José, padre adoptivo de Jesús en Belén, enséñanos a defender la vida
humana desde la concepción. Te confiamos a todos los seres que han sido
asesinados en el seno de sus madres, la angustia de las mamás, la inconsciencia
trágica de quienes han practicado un aborto.
Tú que has protegido a Jesús de la masacre de los Santos Inocentes, haz
que nosotros y nuestras autoridades seamos protectores de la vida humana.
Protege a los huérfanos y a los niños ante los comportamientos violentos y
torcidos de los adultos.
San José, Patrono de la buena muerte, haz que nos dispongamos a
encontrar con toda tranquilidad al Señor el día que nos llame a dejar esta
tierra. Libera a nuestra sociedad de la tentación mortífera de practicar o
promover la eutanasia y el suicidio.
San José, guardián de la Sagrada Familia, te presentamos a cada una de
nuestras familias. Te imploramos, por el ejemplo de tu valentía y de tu
docilidad al Espíritu Santo, que asumamos con fidelidad y sabiduría las
responsabilidades educativas y familiares que se les has confiado.
Te pedimos que podamos enseñar la fe a nuestros niños comenzando por
nuestra manera de vivir. Por la oración de San José, Señor, bendice a todas las
familias de la tierra, bendice a todas las comunidades, bendice y protege a
nuestro país.
San José, en el tiempo de la prueba, recordamos que tú encontraste al
Niño Jesús tras varios días de haberlo buscado angustiosamente. A la hora de la
duda y en medio del desaliento, ven en nuestro auxilio para buscar a Cristo sin
cesar y encontrarlo.
Confiamos a tu intercesión la situación de los cristianos perseguidos,
en particular los de Medio Oriente, protégelos de todas las formas de
terrorismo, la violencia y la guerra civil en Siria.
San José, servidor prudente de Jesús y María en las rutas del éxodo, haz
que seamos cercanos a los excluidos, a los errantes, a los extranjeros.
Ayúdanos a comprender que el amor no tiene fronteras y que cada uno de nosotros
es responsable de nuestros hermanos y hermanas.
San José, humilde artesano de Galilea, te confiamos nuestra profesión,
con la cual y para la cual trabajamos, también te confiamos a los que no tienen
empleo ni recursos.
Enséñanos a santificarnos y a santificar al Señor mediante nuestro
trabajo. Ayúdanos a compartir sus frutos. Y a ti que cubriste las necesidades
materiales de la Sagrada Familia, ponemos bajo tu mirada la vida temporal de
nuestras familias, de nuestras comunidades y de nuestras diócesis.
San José, doctor del silencio en el seguimiento de Jesús, te presentamos
la vitalidad misionera de nuestra Iglesia, de nuestras parroquias, de nuestras
familias, de nuestras comunidades.
Te suplicamos fervientemente que hagas surgir una nueva generación de
testigos del Evangelio. Por tu oración, suscita vocaciones sacerdotales y
religiosas.
Sostén la fidelidad de las personas que se han consagrado mediante los
consejos evangélicos así como el compromiso misionero de las familias en el
corazón de nuestro mundo.
San José, en este día, te consagramos a la Iglesia, nuestras familias y
nuestras comunidades, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Redacción
ACI Prensa
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