En la línea de una ascética meramente natural siempre será válido el consejo de Emerson: «Quien no supera cada día un nuevo temor no ha aprendido aun la lección de la vida»
En
la línea de una ascética cristiana apoyada en l palabra de Dios, la receta es
radical: el temor es dominado por el amor porque «en
el amor no hay temor»
Para
Jesús, el hombre no es algo que se deja arrastrar por el río de la vida sino
que es un hijo de Dios.
¿No es un contrasentido suponer que Dios, cuya actividad
creadora esta expresada en la preocupación que tiene por la caída de un pájaro,
excluya de su amor la vida del hombre?
«El miedo llamó a la puerta. La fe fue a abrir. No había nadie» (Martin Luther King)








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