La responsabilidad alude a la virtud o disposición habitual de asumir las consecuencias de las propias decisiones, respondiendo de ellas en todo momento.
Por: Fátima Calzado | Fuente:
http://www.hacerfamilia.com
EDUCAR A LOS HIJOS EN LA
RESPONSABILIDAD
EL ADOLESCENTE Y LA RESPONSABILIDAD
Los adolescentes realizan actos que, en principio, nos pueden
parecer nimiedades y a los que quizá no demos excesiva
importancia: un día copian en un examen,
otro "fardan" de haber robado un colorete en unos grandes almacenes o
es el héroe de la padilla por ir a una fiesta tras haber mentido a los padres. Podemos
pensar, "cosas de adolescentes"; sí,
por supuesto, pero de adolescentes irresponsables.
Inculcar el sentido de la responsabilidad a los adolescentes requiere dar
explicación a determinados comportamientos para que ellos puedan asumir las
consecuencias de sus actos. La responsabilidad tiene dos requisitos: libertad y norma.
La responsabilidad alude a la virtud o
disposición habitual de asumir las consecuencias de las propias decisiones, respondiendo de ellas en todo momento. Pero,
para que pueda darse alguna responsabilidad son necesarios, al menos, dos requisitos:
-La libertad:
para que exista responsabilidad las acciones han de
ser realizadas libremente.
En este sentido, ni los animales, ni los locos, ni los niños pequeños son
responsables de sus actos pues carecen de uso de razón y éste es
imprescindible para la libertad.
-La norma:
debe existir una norma desde la que se puedan juzgar los hechos
realizados. Pueden ser las normas establecidas en casa por los
padres, las leyes del
Estado o las normas morales por las que se rige cada persona.
PARA RECONOCER ALGO, PRIMERO
HAY QUE CONOCERLO
Un error frecuente es exigirles a nuestros hijos comportamientos que no
"les hemos explicado" previamente. Así, por ejemplo, podemos
prohibirle a un hijo que vea la televisión entre semana "Porque soy tu padre y aquí se hace lo que yo digo". Lógicamente,
en la primera oportunidad que se encuentre solo, no dudará en poner su serie
favorita, pues ya se siente mayor y su razonamiento será: "La veo porque me da la gana".
Si por el contrario, le explicamos que si llega del colegio y antes de la cena tan
solo cuenta, en el mejor de los casos, con tres horas para hacer sus deberes
-en la ESO llevan bastantes tareas para
casa- y dedica un tercio a ver la televisión, más un rato para hablar por
teléfono con los amigos, otro para merendar, unos minutos para organizar la
tarea, etc., etc., le quedará una hora escasa por lo que, probablemente, no
logrará terminar a tiempo. Esta explicación, en la que el hijo intuye
que buscamos su bien y no imponer nuestra voluntad, le ayudará a razonar y a comprender que "a diario no es recomendable perder el tiempo
delante de la televisión".
OCASIONES PARA EJERCER LA
RESPONSABILIDAD
Es obvio que para desarrollar la responsabilidad hay que dar
responsabilidades. Si sobreprotegemos a nuestros hijos y les
evitamos tareas que ellos pueden realizar, no les dejaremos crecer como personas. Los adolescentes, entre
otras, pueden tener las siguientes responsabilidades:
- Hacer todos los deberes sin que nadie se lo recuerde.
- Ordenar su habitación,
incluyendo los armarios y la cama bien hecha.
- Organizar sus fiestas de cumpleaños.
- Acudir a las actividades
extraescolares con el equipamiento adecuado.
- Aseo e higiene personal.
Ducharse diariamente dejando el baño aseado.
- Fregar los platos, quitar el
polvo, fregar el suelo.
- Doblar y recoger su ropa.
- Prepararse el almuerzo y la merienda.
Cocinar comidas sencillas.
- Organizar su ocio y tiempo libre.
- Llevar las llaves de casa.
-Anotar en la lista de la compra
cosas que faltan.
-Realizar compras.
- Organizar sus libros y sus CDs
de música.
- Prepararse la maleta cuando se
va de excursión o de campamento.
- Acostarse a una hora razonable.
- Levantarse a la primera vez
que se les llama o poniéndose el despertador
DOS EXCUSAS PARA EVITAR LA
RESPONSABILIDAD
Para evitar responsabilidades
ante los demás, es frecuente
echar la culpa a otro, o bien decir "Soy libre y
hago lo que me da la gana", queriendo expresar que no rindo cuentas de mi
comportamiento ante nadie. Obviamente la libertad humana no
funciona así.
Para quitarse responsabilidad ante
la propia conciencia, un recurso habitual es evitar reflexionar: aturdir la cabeza
hasta que no pueda pensar. Otro sistema es decir "Yo paso de
todo" o "Ningún asunto me importa".
Pero la conciencia intentará protestar ante esta dejadez.
APRENDER A SER RESPONSABLE
Entre los 6 y los 12 años, es decir, durante la Educación Primaria, tenemos que
animar a nuestros hijos a aprender a ser responsables para que piensen cada
acción, vean los pros y los contras, y haciendo uso de su libertad, elijan lo
que más les conviene, no lo que más les apetece.
El miedo a la responsabilidad supone una visión desenfocada de la libertad, no
apreciar que los compromisos atan pero a la vez protegen. Aprender a ser
responsable supone asumir que los compromisos son buenos, nos hacen madurar y
nos proporcionan la alegría de ser consecuentes con nuestras decisiones, a
pesar del esfuerzo que éstas supongan.
¿CÓMO DESARROLLAR LA
RESPONSABILIDAD EN LOS NIÑOS?
1. Potenciando su capacidad de auto-dirigirse,
dejándoles actuar con autonomía e iniciativa al encomendarles
responsabilidades.
2. Dándoles respuestas con frecuencia para que
sepan cómo lo están haciendo, reconociendo de modo manifiesto lo bien hecho, de
tal manera que les genere satisfacción propia.
3. Ayudándoles a reflexionar y a pensar,
haciéndoles conscientes de las consecuencias de sus actos. El objetivo de la
educación de las virtudes es precisamente el de integrar la razón, la voluntad
y el sentimiento, en cada actuación de la persona.
4. Hablándoles desde que son bien pequeños y
facilitándoles el escucharles a solas, con una escucha activa. La comunicación
familiar y el diálogo es pilar clave que facilita la cercanía a los hijos con
un clima de confianza, en el que salga de ellos contarnos sus cosas.
5. Con tareas concretas que ejerciten la
responsabilidad:
- Tener encargos que faciliten la unidad familiar y
un clima positivo, relacionado con la buena marcha de la casa gracias al
esfuerzo de cada uno por cumplirlo bien y a tiempo.
- Ocuparse de sus cosas, como prepararse su mochila, su ropa, su maleta de
viaje*
- Ordenar su habitación, incluyendo el hacerse la cama.
- Tener y cumplir un horario de estudio, en un ambiente silencioso que facilite
el trabajo bien hecho.
- Cuidar a un bebé o un hermano más pequeño.
EL NIÑO OBEDIENTE NO SIEMPRE
ES RESPONSABLE
Es cierto que, con frecuencia cuando los niños aprenden a ser responsables, se
confunde la responsabilidad con la obediencia, pues ejecutar órdenes no
significa ser responsable. En ocasiones, cuando se obedece puede hacerse para
agradar a la otra persona, evitar un castigo, conseguir un privilegio, etc.
Aquí, tanto la motivación como la decisión son externas al niño. Sin embargo,
la persona actúa responsablemente cuando decide qué hacer y se motiva ella misma
para hacerlo, lo que implica una aceptación personal y libre, con una
motivación interna para llevar a cabo dicha orden.
Es por esto que cuando un hijo actúa por obligaciones impuestas, no llega a
experimentar el éxito o el fracaso como consecuencia de la decisión personal
tomada que le lleva a comprometerse con responsabilidad. Y tanto equivocarse
como acertar son necesarios para ser responsable. Por ejemplo, cuando ante
cualquier medio tecnológico -las TIC- sólo
vemos los riesgos y peligros de éstos y prohibimos a los hijos sin razonarles
el porqué, ni enseñarles a usarlos responsable y libremente, mostrándoles tanto
las ventajas que tienen como sus riesgos y peligros, puede que los hijos
obedezcan por obligación; pero conforme crezcan y lleguen a la adolescencia, no
entenderán nuestra prohibición hacia las TIC,
sentirán curiosidad y de un modo u otro (cuando estén solos en casa, cuando
vayan a la de un amigo, un compañero de clase que se lleva en un móvil
inteligente una serie bajada de Internet*) acabarán viendo y/o utilizándolas
por curiosidad natural, sin conocer nuestros criterios y dejándose llevar por
el de los amigos.
Fátima Calzado
Asesora: María Cervera Gil. Psicopedagoga y Orientadora Familiar
http://www.hacerfamilia.com
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