viernes, 22 de octubre de 2021

FORMACIONES QUE LA EROSIÓN HACE EN LA LAVA

 La primera misa del grupo fue celebrada en la capilla de la Terminal 1 del Aeropuerto de Barajas. La segunda en la iglesia de unos franciscanos, menudo aguacero nos cayó a la salida. La tercera misa en una iglesia atendida por una comunidad de salesianos.

También fuimos a unas cisternas subterráneas, con más de treinta impresionantes columnas. Pero no era la cisterna grande, la que tiene por nombre Yerebatan, también llamada Cisterna Basílica, que aparece en la película Inferno, sino una más pequeña, la de Serefiye. La cisterna más grande estaba cerrada debido a trabajos de restauración. Hubo un larguísimo espectáculo de luces que se me hizo demasiado largo. Al final no hacía más que pasear discretamente deseando que el espectáculo acabara.

Las cisternas de todas partes del mundo son espacios formidables. En mis catedrales (las que he imaginado) siempre debería haber una cisterna para recoger el agua de lluvia. Y a esa cisterna debe ser posible bajar por una escalera. El agua, la oscuridad total, la desnudez del lugar. Sí, toda gran catedral debería tener una cisterna que se vaya llenando con agua de la lluvia.

Tras dos días en la fascinante Estambul, partimos en avión hacia la Capadocia.

Seguirá mañana.

P. FORTEA

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