lunes, 17 de agosto de 2020

EL ARZOBISPO DE DUBLIN ARREMETE CONTRA LOS CATÓLICOS FANÁTICOS QUE CREEN SER CELOSOS EN LA DEFENSA DEL EVANGELIO

«Debemos ser una iglesia donde la gente sea bienvenida»

Mons. Diarmuid Martin, arzobispo de Dublin, ha advertido contra la estrechez y la amargura de algunos católicos que creen ser celosos en la defensa del mensaje de Jesús, así como el reciente comportamiento racista de los jóvenes en Irlanda.

(Irish Times/InfoCatólica) Al comentar los «ejemplos de racismo y lenguaje intolerante creciente aquí en nuestro propio país» el prelado aseguró estar «asustado cuando escucho historias de intolerancia racista por parte de grupos de jóvenes».

Esos jóvenes «pueden no darse cuenta de lo perjudicial que es su comportamiento, pero el lenguaje racista nunca es divertido. La intolerancia racista siempre es un lenguaje peligroso y siempre es una calle de un solo sentido hacia la negatividad y la falta de respeto».

Dentro de la propia Iglesia, dijo, «el lenguaje del odio nunca se puede reconciliar con las enseñanzas de Jesús».

CELOSOS, INTOLERANTES, FANÁTICOS

A lo largo de la historia de la Iglesia «hemos visto a los creyentes construir barreras de estrechez y amargura, cuando creen que simplemente están siendo celosos en la defensa del mensaje de Jesús. La enseñanza de Jesús nunca puede contemplar la intolerancia o el fanatismo hacia las personas que consideramos diferentes», dijo.

Y añadió:

«Debemos ser una iglesia donde la gente sea bienvenida, respetada y apreciada incluso en su diferencia. El odio y la intolerancia nunca pueden fomentar la bondad y el amor. El lenguaje del odio nunca puede reconciliarse con las enseñanzas de Jesús.

Cuando los creyentes y las comunidades eclesiásticas se vuelven estrechos de miras y juzgadores, dejan a la gente marginada y no amada con su esperanza frustrada y su dignidad rota»

Se dio el caso de que «en algunos círculos hoy en día hay una creciente polarización dentro de nuestra Iglesia. Hay quienes sienten que pueden estar defendiendo celosamente la Iglesia mientras son intolerantes e irrespetuosos con aquellos con los que no están de acuerdo», dijo.

«Cuando a lo largo su historia la intolerancia se ha extendido dentro de la Iglesia, no han sido momentos de nobleza, sino todo lo contrario. Dondequiera que la intolerancia ha jugado un papel dominante en la sociedad, la sociedad se ha empobrecido y socavado», concluyó.

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