sábado, 27 de junio de 2020

TATUAJES


¿ES PECADO HACERSE TATUAJES O PONERSE PIERCINGS?

Un cristiano católico debe reflexionar las cosas antes de llevarlas a cabo.

Por: P. Modesto Lule msp | Fuente: ModestoLule.com
El tatuaje no es una práctica moderna. En Egipto y Libia se han encontrado momias con tatuajes que datan de cientos de años antes de Cristo, y lo mismo ha sucedido en Sudamérica. Muchas de las imágenes que dichas momias tienen grabadas están directamente relacionadas con la adoración de dioses paganos. El investigador Steve Gilbert señala: “El tatuaje no abstracto más antiguo que se conoce representa a Bes, que según la mitología egipcia es la lasciva deidad de la diversión”. Los adoradores paganos, como por ejemplo los egipcios, se tatuaban los nombres o los símbolos de sus dioses en el pecho o en los brazos. Ante estos casos en el pasado algunos me preguntan: ¿Es pecado hacerse tatuajes?

En la Biblia, en el Antiguo Testamento, Dios prohibía a su pueblo hacerse tatuajes: «No se hagan heridas en el cuerpo por causa de un muerto. No se hagan ninguna clase de tatuaje. Yo soy el Señor». (Lev. 19, 28) También podemos decir que prohibía hacerse heridas: «Ustedes son los hijos del Señor su Dios. No se hagan heridas en el cuerpo». (Deut. 14, 1) Con estos versículos podemos preguntarnos si es pecado ponerse aretes en el cuerpo de forma exagerada o hacerse cortes en la piel con la mera intención de llamar la atención. Pero antes de responder si es pecado o no, analicemos un poco más estos casos.

El tatuaje fue redescubierto por los europeos cuando entraron en contacto con los indios americanos y polinesios en la época de las grandes exploraciones. La misma palabra tatuaje (tattoo) fue introducida en la lengua inglesa y en otras europeas provenientes de Tahiti, donde fue recogido por la expedición de James Cook en 1769. Con el paso del tiempo y el aumento de personas tatuadas, tanto Indios y polinesios, y más tarde europeos en el extranjero, atrajeron mucho interés en exhibiciones, ferias y circos de Europa y Estados Unidos, durante los siglos XVIII y XIX.

El primer implemento eléctrico para tatuar fue patentado en los Estados Unidos en 1891. Los Estados Unidos se convirtieron en un centro de influencia en tatuajes. Y no es algo solamente de aquel tiempo, consideramos que en la actualidad siguen con el mismo perfil.

Ante la pregunta de si es pecado tatuarse o ponerse aretes por todas partes, respondemos que no es pecado. Nadie hasta el momento me ha llegado confesando ese pecado. Pero un cristiano católico debe reflexionar las cosas antes de llevarlas a cabo. En este caso se deben considerar algunas cosas, como por ejemplo la salud. Deben tener en cuenta que pueden contagiarse de enfermedades como el SIDA y el Hepatitis C. Esta última fue la causa por la que en Estados Unidos de Norteamérica prohibieron hacerse tatuajes allá en el 1961 por el brote de esta enfermedad propagada por la poca higiene al hacerse los tatuajes. Otra cosa que debe tener en cuenta un cristiano, es que no debemos marcarnos con imágenes que ofendan a los demás ni con aquello que contradiga nuestra religión. Muchos pueden decirse católicos y marcarse con imágenes de mujeres semidesnudas o con consignas groseras, satánicas y todo aquello que ofende la religión. El otro motivo es el verse impedidos por cierto tiempo de donar sangre. Muchas veces donando sangre podemos salvar una vida pero al estar tatuados nos vemos imposibilitados para esto ya sea por la contaminación que al tinta provoca en la sangre o también por contagiarse de alguna enfermedad.

Una de las cosas muy personales por las cuales yo les cuestionaría sería: ¿por qué te quieres tatuar? ¿Es vanidad? ¿Cuánto vas a gastar en dicho tatuaje, ese dinero no lo puedes usar para algo más productivo? O ¿quieres llamar la atención de otros? Porque al final, eso a mi modo de ver, sería la única intención de hacerse un tatuaje: Sólo por llamar la atención de otros. La persona no se siente contenta con su cuerpo, con su imagen y busca ponerse algo para sentirse realizado. Pareciera ser que no somos felices con lo que somos o tenemos. Pareciera ser entonces que no nos sentimos amados por los demás, nos sentimos rechazados. Creo que debemos analizar muy bien las cosas antes de hacerlas. Como cristiano católico debemos buscar vivir nuestra religión en todos los aspectos, y recordar que nuestro cuerpo es un regalo de Dios y corresponde cuidarlo y amarlo, no maltratarlo.

En la Biblia encontramos: «¿No saben ustedes que su cuerpo es templo del Espíritu Santo que Dios les ha dado, y que el Espíritu Santo vive en ustedes? Ustedes no son sus propios dueños, porque Dios los ha comprado. Por eso deben honrar a Dios en el cuerpo». (1 Cor. 6, 19-20)

Dios nos ama con tatuajes o sin tatuajes, eso no se duda. Pero tratemos de reflexionar nuestras acciones antes de hacerlas para que siempre por medio de ellas demos un buen testimonio del nombre cristiano. No solamente con la predicación se anuncia a Cristo, también con nuestras actitudes damos razón del Evangelio. Que de hoy en adelante tus actitudes correspondan siempre a la de un hijo de Dios. Si ya tienes tatuajes, pues no hay más que cargarlos, pero si no tienes, mejor piensa bien las cosas. No recomiendes a otros a hacerlos. Hazles reflexionar para que no lo hagan.

¿ES DEMONIACO HACERSE UN TATUAJE O UN PIERCING? EL PADRE FORTEA RESPONDE

Toda intervención irreversible en el cuerpo debe ser realmente conveniente y razonable.

Por: David Ramos | Fuente: ACI Prensa
El famoso teólogo español José Antonio Fortea, autor del tratado de demonología Summa Daemoniaca, abordó recientemente la inquietud de si hacerse un tatuaje permanente en la piel, o un piercing (perforación), es demoníaco.

“Hay personas que preguntan si los tatuajes o los piercings son algo demoniaco. La respuesta es ‘no’. Solo es demoniaco aquello que tiene una relación directa con el demonio”, dijo a ACI Prensa.


El P. Fortea explicó que “tatuar el cuerpo, como ponerse un piercing, no es una ofensa a Dios. No hay ninguna voluntad de ofenderle”.

Incluso en casos en los que la tinta para tatuar pueda haber sido, como hacen algunos, consagrada al demonio, esto no necesariamente afectaría a quien se hace el tatuaje sin saberlo. "Consagrar la tinta al demonio es simplemente que esa persona invoca al demonio. Si se invoca al demonio pueden suceder cosas malas -físicas o espirituales-, pero no es infalible. Dios puede poner su mano para detener esa acción del demonio", señaló.

Sin embargo, precisó, “hay que recordar a los jóvenes que el cuerpo es una obra de Dios. Y que una cosa es poner algo encima de ese cuerpo y otra practicar en él reformas irreparables”.

“No hay nada malo en pintar algo sobre el cuerpo si eso va a desaparecer al cabo de unos días o semanas. Es el hecho de la irreversibilidad lo que hace que el sentido común se pregunte si es algo adecuado”, precisó.

El sacerdote español destacó que “no importa lo artístico o bello que pueda parecer un tatuaje, la piel en cualquiera de los colores y tonos otorgados por Dios a sus hijos será siempre mucho más bella”.

“Es curioso que entre la gente muy cristiana –de todas las confesiones– apenas si se dan tatuajes, pues la conciencia avisa de que eso no es adecuado”.

El P. Fortea añadió luego que si bien “es cierto que algunos pueblos han tenido la costumbre de hacerse tatuajes como un modo de mostrar su etnia o grupo religioso”, con el tiempo estas costumbres “han sido abandonadas”.

“Porque la razón indica que el cuerpo, joven o anciano, posee una mayor o menor belleza en sí mismo. Mientras que la acción irreversible del ser humano suele ser un aditamento que no mejora la simple y sencilla belleza del cuerpo mismo”.

 “Si alguien me consulta si mi juicio sobre el tatuaje cambia si se tatúan rostros de Jesús, de la Virgen, crucifijos o cosas similares, la respuesta es ‘no’. En una casa puedo realizar los cambios que desee, porque es una obra humana. Lo mismo en un vestido: en él puedo realizar las reformas que considere convenientes. Pero el cuerpo humano es algo divino. Toda intervención irreversible en el cuerpo debe ser realmente conveniente y razonable”, añadió.

El sacerdote lamentó que “veo a algunas personas que se tatúan motivos de una vulgaridad increíble. Veo a individuos que pagan para dibujar sobre su cuerpo cosas muy feas y con un dibujo que no tiene ninguna belleza”.

Aún así, señaló, “por muy estético que sea un tatuaje, hay que recordar que es como si escogiera una ropa para mí con la obligación de llevar siempre esa ropa hasta el último día de mi vida”.

“La recta razón indica que no es una buena decisión”, concluyó.

Artículo originalmente publicado en ACI Prensa

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