martes, 16 de junio de 2020

«OREMOS» - ¿Y POR QUÉ NO TE CALLAS? -¡ESPÉRATE UN POCO, POR FAVOR!


   La oración colecta es la primera oración que el sacerdote recita in nomine Ecclesiae. Pero va precedida por un “Oremos".
   “Oremos”. ¿Qué es este “Oremos”? ¡Una invitación a orar, a callarse, a recogerse y rezar en el silencio del corazón!
     “Oremos”. ¡¡Hay que pararse!! No se trata de un aviso para que, del tirón, corriendo, sin respirar, se recite ya la oración colecta.
     “Oremos”. ¡Vamos a rezar! Despacio, sin prisas. Pausa. Silencio. El sacerdote se detiene para rezar y todos los fieles también.
     “Oremos”.
      Tic-tac.
      Tic-tac.
      Tic-tac.
   ¿Cuánto tiempo? Si observamos la secuencia del papa san Juan Pablo II, encontramos -¡vaya sorpresa, qué buen modelo para imitar!- que dice: “Oremos” y reza en silencio unos 15-20 segundos. Luego extiende las manos y recita la plegaria litúrgica.

  Tic-tac.
  Tic-tac.
   Tic-tac.
   Silencio. Unos 15 o 20 segundos, pausados, fervorosos. ¿Y qué hacer? Es el momento de rezar: “Señor, te ofrezco la Misa de hoy por mis hijos, también por la amiga que me pidió que la encomendara; Señor, y por los enfermos, y te pido luz y gracia”.
     Y el sacerdote también; 15-20 segundos orando: “Señor, te ofrezco la Misa por las intenciones que me han encargado; te pido por el equipo de Cáritas que se ha reunido. ¡Ah, Señor!, ayúdame para corregir con caridad… y por todas las personas que han pedido mi oración”.
    Tic-tac.
    Tic-tac.
    Tic-tac.
     Silencio. Veamos otra secuencia de san Juan Pablo II. No es difícil imitarlo. Es decir “Oremos” y a continuación orar unos 15 o 20 segundos en silencio. Luego se extienden las manos y se recita la oración colecta.
   ¿Repasamos las rúbricas?
     El Ordo Missae prescribe:
9. Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante un breve espacio de tiempo.
Entonces el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración colecta, al final de la cual, el pueblo aclama:
Amén.
La colecta termina siempre con la conclusión larga que el sacerdote dice con las manos juntas.
     Y recuerdo que al pronunciar el nombre de “Jesucristo en la conclusión, se inclina la cabeza respetuosamente: “La inclinación de cabeza se hace cuando se nombran al mismo tiempo las tres Divinas Personas, y al nombre de Jesús, de la bienaventurada Virgen María y del Santo en cuyo honor se celebra la Misa” (IGMR 275 a).
  Y la IGMR 54:
“En seguida, el sacerdote invita al pueblo a orar, y todos, juntamente con el sacerdote, guardan un momento de silencio para hacerse conscientes de que están en la presencia de Dios y puedan formular en su espíritu sus deseos. Entonces el sacerdote dice la oración que suele llamarse “colecta” y por la cual se expresa el carácter de la celebración. Por una antigua tradición de la Iglesia, la oración colecta ordinariamente se dirige a Dios Padre”.
    Entonces:
    Hermanos sacerdotes, hagamos esas pausas orantes de verdad, con silencio, tras el “Oremos” de la oración colecta.
   Reverendísimos Sres. Obispos: no corran en sus Misas estacionales; “Oremos” y recen Sus Ilustrísimas con paz esos 15-20 segundos.
   Fieles todos: sepamos recogernos en lo interior, pedir al Señor, orar, aprovechando las pausas y momentos de silencio de la Santa Misa.
     Tic-tac.
     Tic-tac.
     Tic-tac.
     Y vuelve a ver las secuencias de san Juan Pablo II y asimila lo que hacía e imitemos ese silencio.
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P.D. Gracias a Fray David Álvarez, O.SS.T
Javier Sánchez Martínez

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