La respuesta es sí,
pero ¡No descuides estos 10 consejos!
Por: Lisseth Cruz Bonilla y Karla Estrada Navarro | Fuente: PadreSam.com
Por: Lisseth Cruz Bonilla y Karla Estrada Navarro | Fuente: PadreSam.com
El mundo está acostumbrado a decir que la
amistad entre un hombre y una mujer no existe, que siempre habrá dobles
intenciones, que tarde o temprano pasará algo de índole físico…
Todo este debate se incrementa al momento de
plantear una amistad entre una mujer y un sacerdote… muchas personas dirán que
en ese escenario es aún más imposible. Sin embargo, si somos cristianos tenemos
ejemplos que comprueban lo contrario a lo largo de la historia. Ya Jesús nos mostró que la amistad entre un
hombre y una mujer sí es posible. Jesús fue el amigo por excelencia de
Magdalena, Marta, María, y ya en la historia de la iglesia podemos encontrar a
los icónicos Santa Clara de Asís con San Francisco de Asís y Santa Teresa de
Ávila con San Juan de la Cruz. Podemos cometer el error de pensar que estos
ejemplos quedaron solo como un recuerdo lejano, histórico; cuando, en realidad,
nosotros estamos llamados a hacer vida las enseñanzas de Jesús en el mundo de
hoy.
Ante la pregunta: ¿es posible una amistad pura entre una mujer y un sacerdote? La respuesta
es SÍ. Lo sabemos, este tema puede
ser un tanto tabú, pero estamos llamados a ser luz en el mundo y es por ello
que, si tú tienes una amistad con un sacerdote, aquí te dejamos algunos
consejos para llevar una amistad según el corazón de Dios:
- Tener a Cristo como centro de su amistad:
si tú quieres tener una buena amistad con un sacerdote, Jesús debe ser el
centro. Solo teniéndolo a Él como base es posible tener una amistad santa.
Solo teniéndolo a Él, la alegría será el principal elemento de su amistad.
- Tu Amistad debe pasar por el filtro de la
oración: da siempre gracias por toda purificación
en su amistad.
- No olvides que tu principal ayuda es:
rezar por su Ministerio Sacerdotal.
Cuida su vocación a través de la oración.
- Sé prudente en tu trato, no olvides que es un
Consagrado: Tu comportamiento le debe ayudar a llevar
una vida más alegre y santa.
- Respetar sus agendas:
como todo sacerdote, su principal misión es estar con la feligresía,
acompáñalo con tu oración constante. No pretendas adueñarte de él.
- Tenerlo presente en la Santa Misa:
tu amigo sacerdote necesita tu oración para que su Ministerio sea santo.
- No juzgarlo:
hay que ver más allá del Sacerdote, ver la persona con debilidades y
necesidades. Es una persona que Dios ha llamado para servirle, pero sigue
teniendo sus batallas. ¡No lo olvides!
- Si ves que falla, corrige con amor: en una amistad libre, se puede
señalar con caridad las fallas y ayudarse mutuamente a crecer en Santidad.
- Perdona sus fallas: como se ha mencionado, él no es
perfecto, sé el rostro misericordioso de Dios en su vida. Busca siempre la
reconciliación y la paz.
- Ten paciencia ante los
cuestionamientos: Debes tener en cuenta que la gente puede
reaccionar negativamente a esa amistad. Pero que eso no sea un impedimento
para brindar amistad sincera y pura.
Es normal que la gente pueda cuestionar, juzgar
o incluso condenar una amistad con un sacerdote, pero si tú estás clara que tu
amistad es edificante, libre y sincera, no debes tener miedo a los juicios. La
amistad real vale todo por ser defendida. Aunque el mundo o incluso personas de
iglesia te digan que es imposible que exista una amistad así, Jesús nos ha
mostrado que la amistad verdadera sí existe. Nosotros estamos llamados a ser
reflejo de su vida. Nuestros amigos sacerdotes necesitan de nuestra oración,
fidelidad, lealtad, cariño sincero y transparente.
Que nuestra amistad y testimonio sea una Betania
santa para ellos.
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