Por: Luisa Restrepo | Fuente: Catholic-link.com
Son muchos los que cuestionan el costo y las intenciones del Papa al visitar
nuestros países. Qué porqué se gasta tanta plata, qué con esa plata se
debería dar de comer a los pobres, y varias cosas por el estilo…
El Papa viene a visitar a sus fieles, como se
dice propiamente, viene de visita pastoral. Por eso no hay nada de qué
quejarse, pues a diferencia de muchas otras ocasiones, el estado invertirá sus
recursos en mejoras para las ciudades que visita. Nuestros impuestos se verán
reflejados en obras concretas y no se esfumarán con el viento. Por otro lado,
el Papa no cobra. No gasta en hoteles ni en comidas lujosas. El alojamiento
será en la Nunciatura Apostólica de cada país (que es la embajada del Estado
Vaticano, así que él mismo paga su estadía).
Los críticos hablan de “viajes
propagandísticos” que no deben transmitirse por canales institucionales
sino por medios de comunicación católicos, pero los discursos que puede
pronunciar Francisco estarán dirigidos al pueblo. Hablará seguro de temas de
interés para todos en nuestros países Latinoamericanos como la paz, la honestidad,
la unidad y la familia y, esos temas precisamente son sobre los que no quieren
reflexionar las personas que se oponen a su visita.
Los viajes del Papa son organizados por la
Conferencia Episcopal de cada país y las diferentes diócesis anfitrionas
(conocidas como iglesias particulares por el derecho Canónico). Éstas buscan
patrocinios locales a través de aportes de particulares, rifas y diversas
actividades. El Estado únicamente
debe proteger a los que asistan en su vida, honra, bienes y creencias.
Es bien sabido que el turismo sería el más
beneficiado. Los comercios locales y las personas que sufren, recibirán una
visita de esperanza y reconciliación. Entonces si los que no están de acuerdo
con su visita, lo hacen por los intereses del pueblo, deberían pensar en esto.
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