jueves, 22 de diciembre de 2016

ALGO HAY QUE HACER, ALGO URGE HACER


Hoy he estado hojeando resúmenes y sinopsis de varios libros que tratan acerca de la desigualdad cada vez más grande entre los ricos más ricos y el resto de la sociedad. Los títulos de algunos de estos libros son los siguientes:

-The Price of Inequality
-Plutocrats: The Rise of the New Global Super-Rich and the Fall of Everyone Else
-Richistan
-Superclass: The Global Power Elite

Si no se pone solución al proceso de acumulación de riqueza que ha supuesto la globalización, si no se pone remedio al abandono de las clases trabajadoras de Occidente obligadas a competir en productividad frente a masas esclavas de países emergentes, el resultado va a ser la jungla. Un neocapitalismo del siglo XIX en el corazón del siglo XXI.

Desde luego, la solución a la pobreza no está en las políticas desfasadas de la mayoría de los partidos de izquierda de Europa. Esos partidos siguen repitiendo eslóganes situados totalmente fuera de época que hundirían en una miseria mayor a aquellos que supuestamente tratan de ayudar.

Observo una grave falta de ideas para cambiar el mundo. La mayoría dan por supuesto que las cosas son así, y que no se puede cambiar un mundo globalizado con prácticas económicas crecientemente a salvajadas.

La riqueza de unos poquísimos está llegando a extremos tan astronómicos que nos muestra la enfermedad de nuestro mundo. El lujo de unos pocos es tan desaforado que, afortunadamente, no es conocido de las masas obreras. 

Creedme, los realmente ricos no salen en los programas del corazón ni hacen gala de sus mansiones. Lo que los pobres proletarios toman por lujo es lo que les muestran unos cuantos exhibicionistas de quinta división. Los millonarios más impresionantes son muy discretos y su mundo cerrado está muy lejos de los ojos de las abejas-obreras.

Lo repito, los partidos de izquierda siguen viviendo en un mundo teórico irreal. Urge que grandes mentes repiensen el entero sistema. La maquinaria en la que están insertos cientos de millones de personas, sólo por mencionar Europa, se está tornando cada vez más inhumana.

Nota: En un cuarto de baño como el de la foto de arriba, mi higiene mejoraría sustancialmente. Mi duda... es que no me anima nada. Me anima tanto como un barreño y una esponja.


P. FORTEA

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