miércoles, 9 de septiembre de 2015

NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA - 08 DE SEPTIEMBRE



María fue de hecho la madre del Señor Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre, y así es llamada con razón Theotokos, la Madre de Dios. Fue por su cuerpo que Dios se encarnó. En el nacimiento de María los primeros tonos de color antes del amanecer comienzan a mostrarse en el horizonte. ¡Gloria a Dios!

Muchos protestantes pueden despreciar esto. Muchas veces los protestantes dicen, “ella era simplemente una vasija que Dios usó. Dios podría haber utilizado cualquier otra mujer. ¿Por qué es ella tan especial? “

María es especial porque Dios la eligió. No servimos a un dios obstetra o un dios que tiene una agencia de empleos, sino al Dios de Abraham, Isaac y Jacob.

Abraham fue llamado el “padre de la fe”. Israel fue escogido como “una luz para las naciones”. A David se le dio “un reino establecido para siempre.”

El 8 de septiembre se celebra la gracia de Dios manifestado en la historia a través de María.

SU FAMILIA

A santa Ana y san Joaquín se los considera los padres de la Santísima Virgen María. La verdad, lo poco que se conoce de ellos tiene un carácter legendario ya que proviene de un escrito apócrifo: el protoevangelio de Santiago.

Ana era oriunda de Belén, hija de Matán y de Emerenciana. Se casa a los 24 años, otros dicen que más jóven, con un propietario rural (dedicado a los rebaños y lanas) de origen galileo llamado Joaquín con quien vivió en Nazaret. Ambos pertenecían a la tribu de Judá. Su nombre significa “el hombre a quien Dios levanta”, y, según san Epifanio, “preparación del Señor”.Descendía de la familia real de David.

Llevaban ya veinte años de matrimonio y el hijo tan ansiado no llegaba. Los hebreos consideraban la esterilidad como un oprobio y un castigo del cielo. Eran los tales menospreciados y en la calle se les negaba el saludo. En el templo, Joaquín oía murmurar sobre ellos, como indignos de entrar en la casa de Dios. Esta conducta se ve celebrada en Mallorca, en una montaña que se llama Randa, donde existe una iglesia con una capilla dedicada a la Virgen. En los azulejos que cubren las paredes, antiquísimos, el Sumo Sacerdote riñe con el gesto a San Joaquín, esposo de Santa Ana, quien, sumiso y resignado, parece decir: No puede ser, no he podido tener hijos.

Sabemos que su esterilidad dará paso a María. Joaquín, muy dolorido, se retira al desierto para obtener con penitencias y oraciones la ansiada paternidad, ayuna 40 días y un ángel le anuncia el nacimiento de su hija.

Ana intensificó sus ruegos, implorando como otras veces la gracia de un hijo.Recordó a la otra Ana de las Escrituras, de que habla el libro de los Reyes: habiendo orado tanto al Señor, fue escuchada, y así llegó su hijo Samuel, quien más tarde sería un gran profeta. Y así también Joaquín y Ana vieron premiada su constante oración con el nacimiento de una hija singular, María, concebida sin pecado original, y predestinada a ser la madre de Jesucristo, el Hijo de Dios encarnado.

El Evangelio no nos da datos del nacimiento de María, pero hay varias tradiciones. Algunas, considerando a María descendiente de David, señalan su nacimiento en Belén. Otra corriente griega y armenia, señala Nazareth como cuna de María.

Sin embargo, ya en el siglo V existía en Jerusalén el santuario mariano situado junto a los restos de la piscina Probática, o sea, de las ovejas. Debajo de la hermosa iglesia románica, levantada por los cruzados, que aún existe -la Basílica de Santa Ana- se hallan los restos de una basílica bizantina y unas criptas excavadas en la roca que parecen haber formado parte de una vivienda que se ha considerado como la casa natal de la Virgen.

Esta tradición, fundada en apócrifos muy antiguos como el llamado Protoevangelio de Santiago (siglo II), se vincula con la convicción expresada por muchos autores acerca de que Joaquín, el padre de María, fuera propietario de rebaños de ovejas. Estos animales eran lavados en dicha piscina antes de ser ofrecidos en el templo.

Llegado el tiempo llevan a María al templo de Jerusalén, para ser criada con las otras vírgenes y santas viudas que moraban en las habitaciones vecinas al templo. Allí se dedicarían a las labores, oraciones y demás servicios de Dios.

Se cree que ese tiempo, Joaquín y Ana decidieron ir a vivir a Jerusalén, para poder visitar a la niña frecuentemente.

Joaquín muere a los 80 años y Ana a los 79.

LA CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA

María nació para ser la madre del Salvador del mundo, la madre espiritual de todos los hombres, y la más santa de las criaturas de Dios. A causa de infinitos méritos de su Hijo, fue concebida y nació inmaculada y llena de gracia.

A través de ella, la reina de los cielos y de la tierra, toda gracia es dada a los hombres. A través de ella, por la voluntad de la Trinidad, los incrédulos reciben el don de la fe; a los afligidos les llegan las obras de misericordia; y los miembros del Cuerpo de Cristo crecen en semejanza con la Cabeza. En María se exalta toda la naturaleza humana.

Nos regocijamos en su cumpleaños, como la Iglesia ha hecho desde los primeros tiempos.

Este es uno de los tres cumpleaños en el calendario de la iglesia – el Nacimiento de Jesús (25 de diciembre), el nacimiento de Juan el Bautista (24 de junio) y el cumpleaños de María. Los tres nacieron sin pecado original, aunque María y Jesús fueron concebidos sin pecado, y San Juan fue limpiado del pecado original en el útero en la Visitación de María.

En el cumpleaños de la Virgen, la Iglesia celebra el primer amanecer de la redención con la aparición en el mundo de la madre del Salvador, María.

La Santísima Virgen ocupa un lugar único en la historia de la salvación, y ella tiene la más alta misión jamás dada a cualquier criatura.

Nos alegramos de que la Madre de Dios sea nuestra Madre, también. A menudollamamos a la Santísima Virgen como “Causa de nuestra alegría”, uno de los más bellos títulos en su letanía.

HISTORIA DE LA FIESTA

Las Iglesias de Constantinopla en el Este y Roma en Occidente celebran liturgias en honor del nacimiento de María desde el sexto y séptimo siglos respectivamente.

El origen de la liturgia se remonta a la consagración de la iglesia en Jerusalén en el siglo sexto que se ha conocido tradicionalmente como la Basílica de Santa Ana, como hemos dicho. La iglesia original fue construida en el siglo V como una basílica mariana erigida en el paraje conocido como el Campo de los Pastores y se cree que ha sido el hogar de los padres de María. Después de su destrucción y la reconstrucción en el siglo VI, la basílica fue nombrada en honor de Santa Ana.

En el siglo séptimo la liturgia también se celebró en Roma donde había sido introducida por los monjes de Oriente.

A partir de ahí, se extendió por occidente, y en el siglo XIII la liturgia había desarrollado a una solemnidad con una octava (ocho días de conmemoración antes de la liturgia) y una vigilia solemne. El Papa Sergio I (687 a 701) estableció una procesión (un letania) del Foro Romano en Santa María la Mayor para la fiesta.

Durante la reforma de San Pío X, la octava se simplificó, y en 1955 Pío XII la abolió. La liturgia recibió el grado de fiesta.

La fecha de 8 de septiembre, fue elegida como el octavo día (una octava) después del Año Nuevo bizantino.

Aunque el nacimiento de María se celebra en diferentes fechas a lo largo de los siglos, 8 de septiembre predominaba.

La fiesta que celebra la Inmaculada Concepción de María, el 8 de diciembre (una liturgia que se instituyó después) se estableció para corresponder a los nueve meses antes del nacimiento de María.

En el Este, el cumpleaños de María se celebra como una de las doce grandes liturgias.

LA TRADICIÓN ESPIRITUAL RESPECTO NACIMIENTO DE MARÍA

La Sagrada Escritura no registra el nacimiento de María. La escritura más antigua conocida en relación con el nacimiento de María se encuentra en el Protoevangelio de Santiago (5:2), que es un escrito apócrifo de finales del siglo II, como dijimos.

La Iglesia celebra normalmente el paso de una persona, es decir, la entrada de la persona en la vida eterna. Además del nacimiento de Cristo, la liturgia cristiana celebra sólo otros dos cumpleaños: el de San Juan Bautista y el de María, la Madre de Jesús. No es la grandeza individual de estos santos que la Iglesia celebra, sino su papel en la historia de la salvación, un papel conectado directamente al propio Redentor que viene al mundo.

El nacimiento de María se encuentra en la confluencia de los dos Testamentos – poniendo fin a la etapa de espera y de las promesas, y de la inauguración de los nuevos tiempos de gracia y de la salvación en Jesucristo.

María, la Hija de Sión y la personificación ideal de Israel, es el último y más digno representante del pueblo de la Antigua Alianza, pero al mismo tiempo ella es la esperanza y el amanecer de todo el mundo.

El nacimiento de María es ordenado, en particular hacia su misión como Madre del Salvador.

Su existencia está indisolublemente conectada con la de Cristo: participa de un plan único de predestinación y gracia.

El misterioso plan de Dios sobre la Encarnación del Verbo abarca también la Virgen que es su Madre. De esta manera, el nacimiento de María se inserta en el corazón mismo de la Historia de la Salvación.

LO QUE DEBES RECORDAR SOBRE LA NATIVIDAD DE MARÍA

Estas son las cosas que debes saber acerca de la “La Natividad de la Santísima Virgen María.”

1 – La Fiesta fue colocada en septiembre debido a que la Iglesia de Oriente comenzó su año en el 8 de septiembre
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2 – La iglesia católica utiliza esta fecha para determinar la fecha de la fiesta de “la Inmaculada Concepción”
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3 – Según la tradición nació de Joaquín y Ana, dos padres ancianos que se les prometió el nacimiento de su hija por un ángel.
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4 – La Iglesia Católica sostiene que fue concebida y nació sin las manchas de “pecado original”. Esto es lo que se entiende por “la Inmaculada Concepción”
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5 – La tradición también nos dice que viene de la línea de David (a través de su padre).

La iglesia ortodoxa celebra este día con la siguiente apolytikion:

Tu nacimiento, oh Madre de Dios, trajo alegría a todo el mundo, porque de ti amaneció el sol de justicia, Cristo nuestro Dios. Liberándonos de la maldición, Él nos dio sus bendiciones. Aboliendo la muerte, Él nos concede la vida eterna.

Fuentes:








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