martes, 22 de septiembre de 2015

FRANCISCO, ANTE LA VIRGEN DEL COBRE, ORA POR LA UNIÓN DE LOS CUBANOS DE LA ISLA Y DEL EXTRANJERO


Una devoción mariana fuente de reconciliación.

El Papa Francisco, como sus dos predecesores, oró en el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, símbolo de unión de los cubanos.

A las 19:40 (hora cubana) de su tercer día en Cuba, el Papa Francisco se trasladó hacia la Basílica Menor del Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre en una furgoneta, para realizar una visita íntima a la patrona de la isla, con los obispos cubanos y el séquito papal.

El Santo Padre llevó un ramo de flores ante la imagen de esta advocación y se detuvo de pie, en silencio, para orar durante unos minutos. Luego permaneció sentado delante de su imagen en actitud de recogimiento.

Poco después, el Pontífice leyó la oración que san Juan Pablo II dirigió a la Virgen del Cobre al coronarla en 1998. “Haz de la nación cubana un hogar de hermanos y hermanas para que este pueblo abra de par en par su mente, su corazón y su vida a Cristo”, pidió Francisco, al tiempo que exhortó a la “Madre de la reconciliación” para que reúna a su pueblo “disperso en el mundo”.

Concluida la plegaria, el Papa prendió un cirio colocado a la derecha de Nuestra Señora de la Caridad y le entregó en ofrenda un florero de plata con flores de este mismo material desde el tallo y pétalos de cerámica blancos y amarillos.

Durante la sencilla ceremonia, los cantantes Melvin Rodríguez, Vilma Ramírez, Olga González y el sacerdote diocesano Jorge Catasús interpretaron la guajira “A la Virgen del Cobre” y “Ave María”.

Al término de este momento de alto simbolismo, el Santo Padre saludó a los asistentes y dedicó un rato a los niños del coro, que en su homenaje entonaron la emblemática “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, del argentino Fito Páez.

Antes de regresar a la Casa de retiro y convivencia del antiguo Seminario San Basilio Magno, contigua al santuario, el Pontífice recibió una réplica de la Virgen de la Caridad del Cobre que será trasladada a Estados Unidos, donde se pondrá en manos de una comunidad cubana.

UNA ADVOCACIÓN PARA UNIR A TODOS LOS CUBANOS
La devoción de los cubanos, en la isla y en el extranjero, hacia la Virgen del Cobre siempre se ha visto como un elemento de cohesión y reconciliación en un pueblo dividido por el exilio y la política.

El pasado 8 de septiembre, fiesta de la Virgen del Cobre, patrona de Cuba desde 1916, muchos miles de ellos acudieron a su santuario a orar por la paz y el futuro del país.

Como recuerda el portal de noticias marianas Cari Filii, también Benedicto XVI la veneró en su visita a Cuba de marzo de 2012. Dos misioneros españoles en Cuba explicaban en esas fechas al diario La Razón la importancia de esta advocación para los cubanos.

El sacerdote Antonio López Sánchez, que vivió en Cienfuegos, de 2001 a 2008, explicaba: "Lo de la Virgen del Cobre hay que vivirlo. Allí nadie, ni el ateo más radical, hablará mal de la Virgen de la Caridad. Hace años que se permite que la Virgen de la Caridad procesione y todos le siguen: es el mayor signo de unidad de Cuba, y su devoción ayudará a la reconciliación. Está en todas las casas y en todos los corazones. Pero, ojo... también está en la santería..."

El padre Juan Bayona, que también vivió 5 años en Cienfuegos, explicaba una anécdota ilustrativa. "Yo llevaba unas estampas de la Virgen de la Caridad y estaba hablando con alguien de ideología contraria a la fe, pero él vio que yo llevaba una estampa y me dijo: ´deme una, que esa es mi Madre también´, y la puso al lado de la foto de Fidel y la de Raúl en la mesa del despacho".

UNA HISTORIA DESDE EL SIGLO XVII... O ANTES
En CubaContemporanea.com, el escritor Aurelio Alonso aprovecha para repasar la historia de la devoción mariana en Cuba, que dependía de advocaciones netamente europeas hasta que en 1612, en la Bahía de Nipe, un negro de 10 años llamado Juan Moreno y dos hermanos indios (Juan y Rodrigo de Hoyos) que estaban en una canoa en busca de sal vieron algo flotar sobre el agua y al acercarse encontraron una imagen de la Virgen sobre una tablilla en la que se leía: "Yo soy la Virgen de la Caridad". Popularmente se les recuerda como "los 3 Juanes", y de hecho trabajaban en las minas de cobre de la región (según parece, en condiciones de esclavitud).

El Archivo de Indias de Sevilla conserva una declaración de Juan Moreno de 75 años después, cuando ya era un anciano de 85 años, hecha bajo juramento eclesiástico, contando el hallazgo.

Los 3 Juanes levantaron un santuario improvisado de hojas de guano y tablas para la imagen, pero como pasaban cosas misteriosas que parecían dificultarlo, la llevaron a una loma cercana a las minas de cobre y allí se quedó, con un santuario hasta nuestros días.

Otra versión de la historia, que también remite a documentos del Archivo General de Indias, dice que el capitán de artillería Francisco Sánchez de Moya recibió el 3 de mayo de 1597 un mandato del Rey Felipe II para defender las minas de los piratas ingleses, y que el rey también pedía levantar una iglesia allí para que orasen soldados y mineros a la Virgen de la Caridad. Allí el capitán, que era de Illescas (Toledo) colocó una imagen que había traído de Toledo.

DEVOCIÓN DE SIGLOS... Y EL SINCRETISMO VUDÚ
Casi siglo y medio después, en 1756, el obispo de Cuba, Pedro Morell de Santa Cruz, escribía que la Virgen de la Caridad del Cobre era la más milagrosa de las devociones de Cuba. En 1869, cuando las tropas independentistas cubanas ocuparon el pueblo y santuario de El Cobre oraron ante la Virgen, que muchos negros mambises, africanos o hijos y nietos de africanos, asociaban a la diosa vudú (o yoruba) Ochún. Fue en los años 40 del siglo XIX cuando España importó masivamente esclavos de Benín y Nigeria de esta religión.

El 8 de septiembre de 1927 se inauguró el actual santuario de El Cobre, donde, en 1936, el obispo Valentín Zubizarreta coronó a la imagen en nombre del Papa Pío XI.

La Virgen de la Caridad del Cobre volvió a ser coronada por el Papa Juan Pablo II el 24 de enero de 1998, en la misa que le dedicó a su advocación en Santiago de Cuba, y al día siguiente, al rezar el Ángelus, después de la misa en la Plaza de la Revolución de La Habana, expresó: “Desde su santuario la Reina y Madre de todos los cubanos -sin distingo de razas, opciones políticas o ideológicas- guía y sostiene, como en el pasado, los pasos de sus hijos hacia la Patria celeste y los alienta a vivir de tal modo que en la sociedad reinen para siempre los auténticos valores morales…”.

El Papa polaco reconoció, con todo el peso de su autoridad eclesial, el alcance espiritual de la Caridad del Cobre en el sentir del pueblo cubano. Lo confirmaron sus palabras en la primera audiencia general después de su regreso al Vaticano: “La Virgen de la Caridad del Cobre, Madre y Reina de Cuba, acompaña a cada uno de sus hijos de esta tierra con su presencia materna… a ella le confío todos los anhelos y esperanzas de este pueblo”.

Ahora, el Papa Francisco ha reafirmado la vigencia de esta oración y este anhelo.

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