Cuando
hacemos la señal de la cruz, estamos diciendo: que Dios Padre Creador esté
conmigo.
La señal de la cruz sirve para:
Hacer un acto de oración, contemplando
por unos segundos a Cristo Redentor y así avivar nuestra fe en Jesucristo, como
quien alimenta la hoguera echando leña al fuego: "Mirarán al que
traspasaron" (Jn 19,37) "Cuando haya sido levantado de la tierra,
atraeré a todos a mí" (Jn 12,32)
Recordar que Cristo murió por nosotros,
hacer memoria del gran amor que Dios nos ha tenido y que lo llevó al extremo
con su muerte en la cruz (Jn 13,1) "Pues la prueba de que Dios nos ama es
que Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros". (Rom
5, 8) "Cristo nos amó y se entregó por nosotros" (Ef 5,2) "Se
rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz"
(Fil 2,8)
Hacer un acto de conversión interior y
decirle a Jesús: soy tu discípulo, quiero vivir como a ti te agrada, quiero
cargar con mi propia cruz: "Si alguno quiere venir en pos de mí. niéguese
a sí mismo, cargue con su cruz y sígame." (Mt 16,24)
Dar testimonio de nuestra fe, declarar
que somos cristianos, miembros de su cuerpo místico, seguidores del que dio su
vida por nosotros en una cruz y resucitó de entre los muertos. "En cuanto
a mí, no quiero sentirme orgulloso más que de la cruz de Cristo Jesús, nuestro
Señor. Por él el mundo ha sido crucificado para mí, y yo para el mundo."
Gál 6,14.
Predicar que Cristo es Salvador y que
hay que morir para tener vida.
Alabar al Hijo de Dios: "Para que
al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los
abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es Señor para gloria de Dios
Padre" (Filipenses 2, 11)
Pedir la protección de Cristo en medio
de las tentaciones, los retos, los peligros, las dificultades y las asechanzas
del demonio. Jesucristo venció el pecado con su muerte en la cruz.
Tomar fuerza: "Fijaos en aquel
que soportó tal contradicción de parte de los pecadores, para que no
desfallezcáis faltos de ánimo." (Hebreos 12,2-3) "Poned los ojos en
el Crucificado y se os hará todo poco" (Santa Teresa de Jesús).
Ofrecer a Dios nuestro ser, nuestras
pertenencias y nuestras actividades, como Cristo ofreció su vida al Padre por
nuestra salvación. Hacer la señal de la cruz es decirle: Jesús, quiero hacer
esto contigo y por amor a ti.
Ofrecer nuestros sufrimientos y renuncias
a Jesucristo, abrazar nuestra cruz con amor: "El que no toma su cruz y me
sigue no es digno de mí" (Mt 10,38) "La cruz abrazada es la menos
pesada" (Santa Teresa)
Agradecer las bendiciones de Dios y
las abundantes y continuas muestras de su amor.
Celebrar la victoria del perdón y la
misericordia, como quien alza un estandarte como signo de victoria:
"Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser
levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea tenga por él vida
eterna" (Juan 3, 14-15)
Bendecir: cuando hacemos sobre otro la
señal de la cruz le estamos diciendo: que Dios Padre Creador esté contigo, que
Dios Hijo Redentor te salve, que Dios Espíritu Santo Consolador te santifique.
¿Cuándo hacer la señal de la cruz?
Tertuliano (160 a 220 d.C.) escribió: "En todos nuestros viajes y movimientos, en todas nuestras salidas y llegadas, al ponernos nuestros zapatos, al tomar un baño, en la mesa, al prender nuestras velas, al acostarnos, al sentarnos, en cualquiera de las tareas en que nos ocupemos, marcamos nuestras frentes con el signo de la cruz."
Cualquier momento es buen momento para hacer la señal de la cruz.
¿Cuándo hacer la señal de la cruz?
Tertuliano (160 a 220 d.C.) escribió: "En todos nuestros viajes y movimientos, en todas nuestras salidas y llegadas, al ponernos nuestros zapatos, al tomar un baño, en la mesa, al prender nuestras velas, al acostarnos, al sentarnos, en cualquiera de las tareas en que nos ocupemos, marcamos nuestras frentes con el signo de la cruz."
Cualquier momento es buen momento para hacer la señal de la cruz.
Los sacramentos y los actos de oración
comienzan y terminan con la señal de la cruz. También es buena costumbre
persignarse antes de escuchar la Sagrada Escritura. Esto es lo que hacemos
durante la liturgia de la santa misa, antes de la proclamación del Evangelio,
cuando mientras trazamos la señal de la cruz sobre nuestra frente, labios y
pecho repetimos en silencio dentro de nuestro corazón: "Por la señal de la
santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor, Dios nuestro".
Al ofrecer el día al levantarte o cualquier actividad: una reunión, un
proyecto, un partido.
Al agradecer a Dios un beneficio, la
jornada que comienza, los alimentos, la primera venta del día, el salario, la
cosecha, la conquista de la cumbre, una entrevista exitosa, un examen con
buenos resultados, un diagnóstico favorable.
Al encomendarse y ponerse en manos de Dios:
cuando emprendes un viaje, cuando comienzas un partido de fútbol o un baño en
el mar, cuando recibes una noticia difícil de digerir, antes de una empresa
compleja, de una cita importante, de entrar a una cirugía o de pronunciar unas
palabras en público.
Al bendecir a Dios y reconocer su presencia
en un templo, en un acontecimiento, en una persona o un hermoso
espectáculo de la naturaleza
Al pedir
la protección de la Trinidad ante el peligro, las tentaciones y las
dificultades.
Este artículo se puede reproducir sin fines comerciales y citando siempre el autor y la fuente www.la-oracion
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Autor: P.
Evaristo Sada LC
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