El joven Teddy escuchaba mientras su padre una vez contaba, de forma
extensa y con grandes detalles, sobre una ocasión en el pasado en la que Teddy
demostró gran sabiduría difícil. Mientras el padre hablaba, el niño continuaba
tirándole de sus pantalones.
Finalmente, enojado el padre se acercó al niño para ver qué era lo quería
decirle. Papá susurró el niño, es no era yo. ¡Era Billy!
Avergonzado frente a su amigo, el padre tomó a Teddy del brazo y lo llevó
hacia la leñera.
Todo el camino hasta ahí el niño continuaba diciendo: Papá, papá.
El padre, cansado, se detuvo y le dijo: ¿Y ahora qué? Supongo que vas a
decirme que fue Billy el que me ridiculizó abiertamente frente a mi amigo.
No, dijo el niño. Estoy esperando a que cuando veas a tu amigo mañana
puedas contarle que no me castigaste aunque hayas querido hacerlo.
¡Ya sea que elogie a su hijo o lo reprenda por algo, debe estar seguro de
que está diciendo la verdad!
Elogiar a su niño de forman franca y sincera frente a otros edifica a su
hijo… pero las mentiras o la falsa adulación crean falsa autoestima.
Las correcciones en secreto evitan la humillación de su hijo, y mantienen
su dignidad y el respeto a sí mismo. Sin embargo, la reprimenda sin fundamento
o arraigada en la falsedad puede causar un daño enorme por más que se diga a
puertas cerradas.
Elogie a su hijo en público, repréndalo en secreto.
Proverbios 29:17
Corrige a tu hijo, te dará descanso, y dará alegría a tu alma.
Corrige a tu hijo, te dará descanso, y dará alegría a tu alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario