¡TIERRA A LA TIERRA Y ESPÍRITU A DIOS, QUE ES QUIEN LO DIO! (ECLESIASTES
12, 7)
SEPTIEMBRE
05 DE 2014 – 8:25 A.M.
LLAMADO
URGENTE DE JESÚS EL BUEN PASTOR A LA HUMANIDAD
Mi
paz esté con vosotros, rebaño mío.
Hijo
mío, hoy quiero hablarte nuevamente sobre la cremación de los cuerpos para que
le transmitas mi mensaje a esta humanidad tan dura de cerviz, que se niega a
cumplir mi Palabra y se niega a escuchar mi voz.
Una
vez más os digo, la cremación de los cuerpos es práctica pagana y va en contra
de la voluntad divina. Os pregunto, ¿a quién obedecéis vosotros a Dios o a los
hombres?, ¿por qué ponéis la voluntad humana por encima de la voluntad divina?.
En verdad os digo que toda alma que en vida elija cremar su cuerpo cuando
fallezca, será juzgada en la eternidad según mi Palabra; y, según haya sido su
intencionalidad, así será también su estadía en el purgatorio. Si el alma en
vida rechazó la cremación y después de muerto alguno de sus dolientes dio la
orden de cremarlo, éste será reo de culpa y deberá reparar por ello, para que
cuando llegue a la eternidad su estadía en el purgatorio no se alargue hasta el
juicio final.
Os
recuerdo una vez más: Tierra a la tierra y espíritu a Dios que es quien lo dio.
(Eclesiastes 12, 7). Los muertos deben ser enterrados, no cremados, debe
dárseles cristiana sepultura y antes del entierro deben recibir los actos
litúrgicos propios de todo ser cristiano.
Os
digo esto, porque muchos cuerpos están siendo cremados sin haberles hecho
funeral y esto va en contra de mi Palabra cuando dice: Hijo, llora sobre el
muerto y, como corresponde a quien sufre, entona lamentaciones, amortájale
según le corresponde y no te olvides de enterrarlo. (Eclesiástico 38, 16 – 19).
Hijos
míos, yo, vuestro Dios necesito vuestra identidad corporal hasta el juicio
final; esto quiere decir que los cuerpos no deben ser cremados porque en el
juicio final, yo reviviré los huesos secos y les daré nuevamente vida para
juzgaros en toda vuestra integridad. Leed (Ezequiel 37. 1 al 10) que habla
sobre los huesos secos para que entendáis mejor lo que os estoy diciendo y no
sigáis en vuestra detestable práctica de cremar los cuerpos, porque esto va en
contra de la voluntad de Dios y por ello recibiréis castigo, así como lo hice
con Moab por haber quemado los huesos del rey Edón hasta calcinarlos. (Amós 2.
1 al 13).
Ni
la carne, ni la sangre entrarán en el Reino de Dios, pero cuando llegue el
juicio final, los huesos secos volverán a tener carne y músculos y volveréis a ser
los seres humanos que un día fuisteis para ser juzgados en toda vuestra
condición humana y espiritual. Que os quede bien claro lo que os estoy diciendo
para que no tengáis mañana de qué lamentaros. En vuestro paso por la eternidad
vais a comprender mejor todo esto y si no reparáis desde ahora, por vuestra
detestable práctica de cremar los cuerpos, vais a sentir el fuego ardiente con
que son purificadas todas las almas que por su desobediencia a mi Palabra
optaron por la cremación. En la eternidad seréis juzgado por mi Palabra; los
que con conocimiento eligieron la cremación, serán más severamente juzgados que
aquellos que no tenían conocimiento. Ninguno será exonerado de culpa.
Acatad
pues mis Palabras y ponedlas en práctica y no sigáis pasando por el fuego de
vuestros familiares. Mi paz os dejo, mi paz os doy. Arrepentíos y convertíos,
porque el Reino de Dios está cerca.
Vuestro
Maestro, Jesús el Buen Pastor de todos los tiempos.
Dad
a conocer este mensaje en todos los confines de la tierra.
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