miércoles, 5 de junio de 2013

EL DIABLO DEL PAPA


A veces los títulos pueden ser confusos. Pueden ser periodísticamente eficaces. Sabéis de mi cariño por este Papa y por todos los Papas. Me los entregó el Señor por las mediaciones humanas y esto me basta.

Me refiero a las veces en que el papa Francisco ha hablado del demonio según las distintas denominaciones que tiene en la Escritura y en el Magisterio de la Iglesia.

Don Antonio Rouco en Madrid ha creído conveniente preparar algunos sacerdotes para el Ejercicio de los Exorcismos. Algunos, que se la tienen jurada, les ha faltado tiempo para atacarlo sin piedad.

Un exjesuita le lanza lindezas como esta: “¿todavía no se enterado el cardenal Rouco de que lo del demonio y los exorcismos pertenecen a un mundo de creencias mágicas que ya no tienen vigencia ni merecen que se les preste atención o interés alguno?”

Ante calificaciones de este calibre, uno espera que citen la Sagrada Escritura, el Magisterio de la Iglesia o el Catecismo de la Iglesia Católica. Ni palabra. Unos autores de pronunciación difícil.

Nos encontramos ante la Iglesia paralela que el papa Francisco nos está advirtiendo. Sin Iglesia no existe posibilidad de encontrarnos con Jesucristo. Lo ha dicho con un texto precioso de Pablo VI: “Es una dicotomía absurda pensar en vivir con Jesús sin la Iglesia, seguir a Jesús fuera de la Iglesia, amar a Jesús sin amar a la Iglesia” (Evangelii nuntiandi, 16)

En la página digital en que aparecen las injurias anteriormente enunciadas, se han hecho muchos elogios del Papa Francisco en todo aquello que ellos han defendido. Hasta libros han escrito contraponiéndolo a Don Antonio Rouco. Pero como las mentiras tienen las patas cortas, han entrado en contradicción. No es solo Don Antonio quien cree en demonio es también el papa Francisco. Y con gran firmeza. El Papa que ellos soñaban se les está volviendo rana.

Y estamos comenzando. En cuanto no coincida con sus ideas, lo van a acribillar. Al tiempo. Ahora no se han atrevido con el Papa y lo han hecho con el Arzobispo de Madrid.

Una vez más, nos debe guiar el sentido de la verdad que nos muestra la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia. Más de 80 veces se le nombre en el Nuevo Testamento. En el Catecismo aparece, al menos, en 43 números y en algunos como tema central. En todos se le considera como alguien real y actuante en la Iglesia y en las personas concretas. Por supuesto, en el mundo concreto en que vivimos.

No todo el mal del mundo procede del maligno, nuestra libertad está inclinada al mal y cuando no la encauzamos adecuadamente nos lleva a la catástrofe. Cuando el papa Pablo VI dijo que humo de satanás había penetrado en la Iglesia, se armó un muy gorda. Al leer palabras como estas: “la idea del diablo (Satán) y la creencia en su existencia personal pertenecen, para el hombre “culto”, para el “que ha entrado en la mayoría de edad”, al mundo del mito, de la fábula o de superstición primitiva.” (H. Bietenhart) Esto huele a humo es pura chamusquina.

Julio Sáinz Torres

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