sábado, 10 de octubre de 2009

SI SE PIERDE NO SE ENCUENTRA


Cierto día salieron a pasear juntas por un lugar, donde se celebraba una hermosa fiesta, la Ciencia, la Fortuna, la Resignación y la Honradez.

En el camino dijo la Ciencia:
-Amigas, como puede darse el caso de que nos perdamos unas de otras en la fiesta, es bueno convenir el lugar donde podamos encontrarnos de nuevo: a mí podéis encontrarme en la Biblioteca de aquel sabio médico, el doctor X que, como sabéis, es uno de mis viejos y mejores amigos

La Fortuna dijo:
-Yo me iré a esperarlas en el lujoso palacio de aquel poderoso millonario a quien, como sabéis, siempre acompaño

La Resignación dijo a su vez:
-A mí me encontraréis en la pobre y triste choza de aquel viejecito a quien con tanta frecuencia veo, y quien, sin exhalar jamás una queja, ha vivido tantos años sufriendo los horrores de su negra suerte

Como notasen las compañeras que la Honradez se mantenía callada, le preguntaron:
-A ti, amiga, ¿dónde te encontraremos?”
La Honradez, bajando tristemente la frente, respondió:
-A mí, quien una vez me pierde, difícilmente me vuelve a encontrar
J. R. C.

La honradez es una perla de gran precio. No vale la pena extraviarla. Cualquier otra cosa podría perderse, pero jamás juegues con la honradez. La pierden muchos en la política, en los negocios, en los estudios o en la religión. Ella determinará el grado de credibilidad que tendremos en la vida.

Y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque ellos proceden con honradez. II Reyes 22:7

Así dice El Señor: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada. Jeremías 2:2

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