jueves, 29 de octubre de 2009

HOY SERÉ GUARDADO DEL MAL


No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal
Juan 17:15

Como están las cosas en el mundo, la imagen que encuentro de este mundo cada mañana a través de las noticias de la televisión, la radio y el periódico, a veces me imparten el deseo de no estar en este mundo, pero no hay camino para escoger.

Sin embargo, hoy he pensado que la solución de lo que pasa en este mundo para mi, no está en salir de este mundo sino en ser guardado del mal que impera en este mundo. Este es un hecho prometido por el Señor, es un suceso dulce y bendito que ocurrirá a todos los hijos de Dios mientras llega el tiempo de Dios para morar en la casa del Padre por toda la eternidad. Mientras el Señor viene a buscar a los suyos, su gran promesa es que pedirá al Padre que los guarde del mal de este mundo para que no seamos contaminados. Si la oración de un hermano por mi es una bendición, cuanto más saber que Jesús, el Salvador, aún intercede al Padre por mi, para ser guardado del mal.

El Señor desea que como sus hijos y parte de su pueblo, aún permanezcamos acá en este mundo, aún cuando a veces como cansados peregrinos levantamos nuestras voces al cielo y decimos: Oh, quién me diese alas como de paloma, para entonces escapar y así tener descanso. El Señor nos entiende aún cuando oramos así, pero el intercede por nosotros y nos entrega en las manos del Padre mientras llega el tiempo de la cosecha cuando seremos recogidos para los graneros del Padre.

Mientras eso acontece es mi deber guardarme también del mal. No solo saber que el Señor ora que seamos guardados del mal, si no que también yo mismo pueda guardarme del mal. Hoy quiero guardarme del mal.

Muchos cristianos frecuentemente quieren morir cuando ellos tienen algún problema. Su deseo de morir no es tanto estar con el Señor para servirle y adorarle, sino para liberarse de los problemas. Muchos quieren ir a casa no tanto para gozar de la compañía del Salvador, sino por descansar de las aflicciones. El Señor intercede por nosotros, no para que salgamos de este mundo, sino para que seamos guardados del mal. El deseo del Señor es que un día yo pueda decir como Pablo. Estoy puesto en estrecho, no sabiendo que escoger, si irme o quedarme, para mi el vivir es Cristo y el morir es ganancia. Y terminar mi vida diciendo he terminado la carrera y he guardado la fe.

Señor. Gracias por la manera como me has amado y por tu intercesión para que yo sea guardado del mal. Hoy quiero hacer honor a esa intercesión, guardándome yo mismo del mal. Amen.

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