martes, 27 de enero de 2009

LES CONTARÉ UNA HISTORIA...


Una mujer mayor con su vida ya en los años dorados, una buena vida, un esposo, hijos, nietos.

De pronto un día sintió algo extraño en un pecho, fue al medico, y los exámenes revelaron que tenía un tumor en el pecho.

Lloraba, no podía creer que a ella que siempre había sido una buena madre, buena abuela, y amaba el Señor sobre todas las cosas podía sucederle algo así.Sólo quería morir, toda palabra que se le dijera era poco, estaba desolada, no dormía…

Pero una noche su esposo se sentó al lado de ella, y la abrazó.
Le dijo:
- Te amé cuando eras una mujer entera, te amé cuando tus estados de ánimos eran difíciles de entender, sequé tus lágrimas cada vez que un hijo tenía problemasSiempre de mi mano has estado, nunca te he soltado, y hoy que estamos en el ocaso de nuestras vidas, da gracias a Dios porque yo nunca te he dejado de amar.Y hoy que sólo tienes un pecho, mi amor por ti no ha cambiado, al contrario. Admiro tu valentía, amo por sobre todas las cosas que nunca has renegado de Dios. Lo asumiste, y estás aquí a mi lado, aún sientes malestar pero estás viva, estás para poder mirarte todas las mañanas y decirte “¡Qué guapa estas!”. Eso nunca cambiará en mí, porque eres y serás mi mujer, mi amor de siempre. Aún hoy que te ha tocado tan pesada carga tienes mis brazos para sostenerte, aquí estoy a tu lado, y Dios junto a nosotros, dándonos, fuerza y fe. Te amé cuando eras hermosa, hoy eres bellísima, los años te han dado sabiduría y valorTe admiro mi querida esposa…”

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