María Pizarro: posesión demoníaca y los nuevos controles epistémicos en el Perú colonial
Rubén Quiroz Ávila
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Contacto: rquiroz@unmsm.edu.pe
Resumen
Se
plantea una lectura de las formas del mal en las claves teológicas y
filosóficas del Perú colonial del siglo XVI. El caso fundacional de María
Pizarro como un cuerpo textualizado sobre los límites de la colonización y sus
narrativas legitimadoras. Además, se construye un sistema discursivo de
demonización que configura el nuevo orden disciplinario. De esa manera se
instalan los nuevos sistemas de control de la epistemología y, con ello, la
administración eficaz de los intentos revolucionarios coloniales.
Palabras clave: María Pizarro, Perú colonial, posesión demoníaca, rebeliones peruanas.
El siglo
XVI peruano, con los niveles de transformación cultural en ciernes, tiene un
abanico tanto de sucesos como de líneas teóricas que nos dan cuenta de una
tensa eclosión y su complejidad naciente. En torno a ello hay un evento que
dispara las redes de discusión teológica en el Perú colonial. En este caso es
la génesis sobre la cual se van desenvolviendo vehementes debates políticos y
teológicos. En 1568 una joven mujer analfabeta1, María Pizarro, es considerada poseída por una serie de
demonios y seres extraños. Por ello es vigorosamente exorcizada y luego,
ante el fracaso de ello, procesada por la Inquisición. Murió en prisión en
1573. Pizarro, quien había pasado brevemente por un monasterio, dio inicio a
una cadena de sucesos que agitaron nerviosamente la capital del virreinato. Su
posesión demoníaca comenzó a detectarse a mediados de 1568. En una época en que
la lucha contra lo demoníaco era un vector fundamental, era evidente que la
importancia del caso iba in crescendo. Comenzó con un dolor de cabeza de tal
magnitud que incluso la extremaunción parecía inevitable. Una dolencia física
fue transformándose en un universo de plétora teológica. Un hermano suyo,
Martín Pizarro, quien tenía conocidos en la estrenada Compañía de Jesús,
solicitó el apoyo de la Orden para acompañarla espiritualmente y rezaran por su
alma (Millar, 2007). Sin embargo, al ser evaluada por el Provincial de la
Compañía, Jerónimo Ruiz de Portillo y Luis López, quien cumpliría un papel
fundamental en el caso De la Cruz, se determinó su estatus de poseída. Pero su
inexperiencia en exorcismos los llevó a solicitar ayuda a los dominicos, más
curtidos en el asunto. Este grupo de predicadores citados estuvo conformado por
fray Alonso Gasco, fray Alonso de Santis y fray Juan de los Ángeles. Quien se
integró más bien tardíamente fue fray Francisco de la Cruz, el célebre
heresiarca quemado por la Inquisición.
Jesuitas y
dominicos, en junta, deciden proceder al exorcismo en secreto ya que la
expectativa en la ciudad, tensada por atmósferas de idolatría, herejías y
evangelización intensas, era inmensa y podría causar un caudal imprevisto de
percepciones.2 Consecuencia mediática que, a pesar de esos esfuerzos
encubiertos, no pudo evitarse, por cierto. De ese modo, la noticia de una
patente posesión se convirtió en el centro de atención limeña. Ahora el demonio
tenía forma de mujer.
Así,
Portillo y López eran quienes tenían inicialmente la mayor carga en el
exorcismo iniciado. Alonso Gasco transcribía las visiones de María, al igual
que fungía de su confesor personal. Ello le permitió acceder a información
considerada hermética, la cual iba tejiendo los cruces discursivos cada vez más
enrevesados. Gasco, destinado a Quito durante el proceso a la endemoniada,
luego se autoinculpará y agudizará con ello el drama conspirativo de De la
Cruz. Además, quemará inútilmente las transcripciones que hizo de las visiones
de Pizarro, dictadas por santos y ángeles a través de ella, y será la otra
víctima mortal de la Inquisición en el auto de fe de 1578. Son estos teólogos,
de los más brillantes en ese momento crítico, quienes participaron durante años
en dicho sumario exorcista. Además, entre ellos, se carteaban en lenguaje
cifrado, lo cual indica el cuidado y la metodología misteriosa que usaban para
su comunicación más vital:
[...]
confiesa que escrivió a fray Pedro de Toro, de esta ciudad, tres cartas cerca
destas cosas y en una dellas, en cierta cifra que ellos se entendían y tenían
su abecedario, le escribió que él y el dicho fray Francisco de la Cruz, eran
predestinados. (Medina, 1887, p. 60)
Jerónimo
Ruiz del Portillo formó parte del primer contingente jesuita llegado al Perú.
Con mucho prestigio religioso y social, además con evidente influencia en la
construcción del nuevo modelo de conversión, fue comisionado para liderar en
Potosí, cuya concentración poblacional parecida a la de Juli favorecía la
difusión del nuevo sistema de creencias. Sin embargo, este encargo no terminó
bien, como lo atestigua el proceso que le abrieron por abandono de sus
funciones. 3 Pero es su travesía de España a Lima aquello que
lo va pintando como un hombre profundamente preocupado 4 por
activar rápidamente la evangelización:
Predicaba el padre Portillo y cada domingo y los días de fiesta, y aun
en otros tiempos contra los vicios que reinaban en la ciudad, entre los cuales
eran de mayor escándalo las modas pecaminosas y los bailes poco decentes. Mucho
consiguió su celo con la gracia divina, y después de algunos meses se podía
conocer una sincera enmienda en muchas personas. No se contentaron los
predicadores con desarraigar el mal, sino que también aconsejaban la práctica
de la virtud con la frecuencia de Sacramentos, especialmente la comunión
frecuente. Esta frecuencia era casi totalmente desconocida, apenas si los
fieles comulgaban una vez al año, o cuando se podía ganar algún jubileo o
indulgencia plenaria. Los padres consiguieron en muchas personas la comunión
varias veces en el año, mensual y aun semanal; con grande provecho de las
almas. Por ser el padre Portillo muy devoto del Santísimo Sacramento promovió
con grande ardor esta devoción, especialmente en la fiesta del Corpus, que
procuró se celebrase con toda solemnidad, no sólo en el día mismo de la fiesta,
pero además durante toda la Octava. Para lograr este fin tuvo el Santísimo
expuesto en nuestra iglesia todos los días de la Octava con solemne reserva por
la tarde [...]. (Jouanen, 1941, p. 14)
El
jesuita Luis López es otro personaje al que debe prestarse muchísima atención y
seguirle el rastro. Hay una ruta que atribuye a López 5 también
una estratégica participación en la constitución de la tesis temprana
emancipadora, por lo que fue acusado de traición y sedición contra el rey, lo
cual amplia a otro nivel la probable conjura independentista. Es conveniente
recalcar su relación como maestro con los jesuitas en formación, como el
mestizo Blas Valera, de crucial importancia en el escenario teórico que sigue
inmediatamente el Perú. 6 López fue procesado por la
Inquisición desde 1579 hasta 1582. Se le consideraba autor de unos cuadernos
que argüían la ilegitimidad del gobierno hispánico y un consumado
antirregalista. Atacaba la base del derecho de posesión que el papado había ofertado.
Es decir, la estructura misma del derecho de conquista promovida y validada por
las bulas pontificias. Fue expulsado a España donde muere en Sevilla el año de
1599.
LA PRESENCIA DEL DIABLO
La figura
y presencia del diablo ha sido estudiada desde muchos vértices y, durante el
lapso de tiempo que estamos presentando, tenía una exhibición cardinal. Es
decir, es medular detenernos tanto en la conceptualización del diablo como en
sus representaciones, ya que el enfrentamiento de los poderes divinos versus
los diabólicos en la etapa medieval 7 era absolutamente real
(Zamora, 2003). 8 El propio universo como tal era un inmenso campo
de batalla entre el bien y el mal. La guerra contra el diablo había que darla a
cada instante. De ese modo los exorcismos, con toda la ceremonia bélica,
esfuerzos retóricos y físicos que suponían, era un modo indudable de hacer
frente al mal apenas manifestado y salvar al alma atormentada. Los demonios
iban colonizando todo el cuerpo de María Pizarro y se iban concentrando en partes
de ella: la cohorte diabólica, numerosa, múltiple y
de todas las categorías que según su jerarquía se distribuían en el mapa
corporal femenino. El padre nuestro,
oración por excelencia para expulsar demonios, era un arma poderosa, igual que
el chorreo del agua bendita como insumo ineludible. La palabra dicha, evocada,
lanzada, juega un rol clave. La jerga y terminología de agravios contra los
demonios además de gritados son también muchas veces procaces. Cada frase
mentada, dicción aludida, tenía que ser agresiva y cruel. También las
admoniciones no eran nada pacíficas (Amorth, 2010).
Los
dominicos como lectores asiduos y emblemáticos de Tomás de Aquino seguían sus
interpretaciones de la figura del diablo y su conceptualización del mal. Según
las claves tomistas, el mal es una desviación respecto al bien (Aquino,
1950-60, parte I, cuestión 63). Todo lo que existe es bueno inherentemente, ya
que procede de Dios. 9 Base epistémica también de la bondad
natural de los indios y que demuestra la creación perfecta y bienhechora de
Jehová y, también, evidentemente del diablo. Satanás no nació malo. Su
naturaleza es angelical. Este eligió alejarse de la divinidad celestial, por lo
tanto, en su libre albedrío, incorpóreo, elección completamente intelectual, ya
que al no tener cuerpo ningún conocimiento proviene de él, intenta atraer y
seducir a todos hacia el mal. Para el Doctor Angélico el diablo no es la causa
del mal pero sí quien lo promueve, estimula y requiere. Cada pecador suma en su
cruzada contra Dios. Su ejército de esa manera se incrementa. Por ello puede
temporalmente poseer un cuerpo humano así como también puede abandonarlo, es
más, se debe expulsarlo. De tal forma el exorcismo adquiere una dimensión
guerrera directa. Enfrentarse a la corte demoníaca es un campo de batalla
deseado y un privilegio. Así adquiere sentido el imperativo bíblico de Mateo
12:28, "Pero si yo por el Espíritu de Dios
echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de
Dios". Jesús los había expulsado de manera contundente y, ese
poder, se lo había extendido a sus apóstoles y sus seguidores. Hay que vencer
siempre al diablo. El exorcismo es una preciosa oportunidad para ello y una
demostración de poder contra Satán. Es que el diablo, en esa lógica, no es una
figura literaria, es plenamente real y existe.
Al
parecer se usaba el Malleus maleficarum de Heinrich Kramer y Jakob Sprenger,
publicado en 1490, y como manual el Liber Sacerdotalis (1523), del dominico
Alberto Castellani, de amplia difusión para los casos de exorcismo 10.
Por ello los protocolos estaban bosquejados aunque no rigurosamente
estandarizados en ese momento. Asimismo, el uso del pater noster tridentino,
que no es otro más que la reafirmación del niceno-constantinopolitano, como
herramienta enérgica antidiabólica y recordatorio teológico manifiesto a los
demonios a ser desalojados. Las oraciones inician la cruzada. A través del
exorcista, la Iglesia se manifiesta e imperativamente comienza el duelo
guerrero 11. En eso es rotundo el final de la plegaria
doctrinaria: Et ne nos inducas in tentationem, sed
libera nos a malo. Amen. Eso. Liberarse del mal. Además, el poder de
Cristo en ello es imprescindible para el triunfo de la admonición. Con precisión lo indica el evangelio de San Marcos, capítulo
1, ante un conocido caso de posesión bíblica:
25 Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él!
26 Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran
voz, salió de él.
27 Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí,
diciendo: ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda
aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?
La
condición inmaterial del diablo facilita que pueda optar por aparecer de las
maneras físicas que considere (Balducci, 1990). Se sirve de un cuerpo. Puede ser un súcubo, íncubo, guapo galán o bellísima
mujer, con diversas formas de animales, de colores, preferentemente el negro y
el rojo, además de los consabidos cuernos, claro. La representación
figurativa tenía un determinado catálogo y también sus límites plásticos
conocidos. El demonio tampoco puede ser de cualquier manera. Tiene una
organización 12. Por ello, reconocer el nombre de los demonios es fundamental
pues señala su debilitamiento. En tanto se resistan a decir o revelar sus
nombres, es signo aún de su fortaleza y hay que reiterar las técnicas
exorcistas. En tal sentido, hay que exigirles que digan su nombre. Ubicarlos
nominalmente se considera el inicio de su derrota. El procedimiento de liberar
del mal a la persona toma muchas sesiones y fue, para los exorcistas coloniales,
sumamente agotador, al parecer.
Hay un
referente icónico que conjetura el tono de los mensajes. Dejan de ser un
elemento pasivo e inocuo para transformarse en preceptos celestiales. La
transferencia del mensaje y su autoridad depende de quien la emite. Así, además
de saber qué demonio es el que habla, es indispensable conocer el inventario de
personajes que también formulan recados con diversos objetivos. Esas figuras
son los ángeles, arcángeles o la misma Virgen María. Sin embargo, una imagen
escolta permanentemente a María Pizarro. Esa figura es la del ángel guardián,
es decir, su custodio personal, que se supone todos los humanos tienen y que
Dios ha designado para su protección. Se dice en Éxodo 23:20, "He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te
guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado".
Además, los seguidores del aquinatense manejan la tesis de la custodia
angelical tal como lo señala en la respuesta al artículo 2: "A cada hombre, ¿le corresponde o no le corresponde
un ángel custodio?", de la Suma Teológica en la parte I, cuestión
113 (Aquino, 1950-1960):
Ángeles
diversos están destinados a la custodia de los diversos hombres custodiados. El
porqué de esto radica en que la guarda angélica es una ejecución de la divina
Providencia sobre los hombres. Pero la providencia que Dios tiene sobre los
hombres es distinta de la que tiene sobre las otras criaturas corruptibles, por
tener el hombre y las demás criaturas distinta relación a la incorruptibilidad,
pues los hombres no sólo son incorruptibles en cuanto a su especie común, sino
también en cuanto a sus propias formas singulares, que son las almas
racionales, lo cual no puede decirse de las otras cosas corruptibles. Es
evidente, por otra parte, que la providencia de Dios se ocupa principalmente de
aquellas cosas que permanecen perpetuamente; en cambio, de las cosas
transitorias se ocupa en cuanto las ordena a las perpetuas. Así, pues, la
providencia de Dios está en relación con cada uno de los hombres en particular
como está en relación con cada uno de los géneros o especies de las cosas
corruptibles. Ahora bien, según Gregorio, diversos órdenes angélicos son
destinados a los diversos géneros de cosas. Ejemplo: Las
Potestades, a ahuyentar a los demonios; las Virtudes, a obrar milagros en las
cosas corpóreas; y es también muy verosímil que estén destinados diversos
ángeles de un mismo orden a la guarda de las diversas especies de seres. Por lo
tanto, es también muy conforme a razón que sean destinados diversos ángeles en particular
para la guarda de los diversos nombres.
Este ser angelical tiene como misión primordial salvaguardar al individuo en su
camino a la salvación. Entonces tiene una labor personalísima muy dura y
permanente. En este caso va a cumplir un rol que direcciona los
acontecimientos. Es decir, no es lo mismo una posesa en la cual es solo la
corte demoníaca quien se anuncia y establece la querella, sino la aparición de
visiones donde se expresan más bien personajes celestiales.
De ese modo, la estratagema exorcista adquiere otro cariz. Es verdad que, para
los dominicos y jesuitas, como lo sostiene toda la tradición bíblica, el
demonio es muy sagaz y un experto embaucador. Por lo tanto, para saber las
diferencias del engaño hay que acudir a la lucidez y una minuciosidad
histórica. Sin embargo, los exorcistas ahora revisan sus propósitos y se
atienen a reparar en la potestad de los emisores. De ese modo, caída la barrera
de solo expulsar demonios, la atención activa exégesis proféticas y pesquisas
teológicas.
El corpus bíblico reconoce tres ángeles —Miguel,
Gabriel y Rafael—, cuyo supremo valor se notará en tanto mensajeros de
indispensables noticias para la humanidad. Y quien aparece reiteradamente es el
arcángel Gabriel. Este mensajero es sumamente especial ya que su presencia y
anunciación de buenas nuevas ha sido fundamental para la historia en general.
Anunció al anciano sacerdote Zacarías la llegada de un profeta que divulgaría
el giro hacia Dios a través de su hijo en la Tierra. Cito de Lucas 1:13, "Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque
tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás
su nombre Juan". Semejante anuncio iba a conmover el futuro. Por lo
tanto, bajo esa línea teleológica la aparición del profeta fue previa a la
aparición del héroe principal. Además, pregona su nombre. Y con ello remarca su
misión: Lucas 1:19: "Respondiendo el ángel, le
dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte,
y darte estas buenas nuevas". De ese modo, Juan Bautista, estaba
previsto desde la planificación divina. El maravilloso emisario notificaba un
hecho indefectible. La otra aparición espectacular es ante María para darle a
conocer el nacimiento de Jesús. Cito de Lucas 1:
26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret,
27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa
de David; y el nombre de la virgen era María.
28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy
favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres.
29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué
salutación sería esta.
30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia
delante de Dios.
31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás
su nombre Jesús.
32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios
le dará el trono de David su padre;
33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá
fin.
Gabriel, además de anunciar buenas nuevas es también el emisario del fin
del mundo. Así fue su aparición ante el profeta Daniel. Anoto de Daniel 8:
116 Y oí una voz de hombre entre las riberas del Ulai, que gritó y dijo:
Gabriel, enseña a éste la visión.
17 Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y me
postré sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la
visión es para el tiempo del fin.
18 Mientras él hablaba conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro; y
él me tocó, y me hizo estar en pie.
19 Y dijo: He aquí yo te enseñaré lo que ha de venir al fin de la ira;
porque eso es para el tiempo del fin.
Bajo esa
argumentación, los mensajes de Gabriel son esenciales. Considerando su
formidable jerarquía, ergo, se convierte en protagonista de las ahora visiones
de María. Una de las visiones más considerables es su desposorio con Cristo: "Confiesa cómo la dicha doña María. le dijo a él y a
fray Francisco aquella visión quando se había desposado con Jesucristo y que
todo lo creyeran" (Medina, 1887, p. 194). Vinculación que debería
originar un grado de autoridad absolutamente distinta. Este ceñía la situación
a una línea mística. Recordemos que en años posteriores, en 1617, Rosa de Lima
iba a ser la esposa más célebre13 en estas nupcias espirituales. Entonces, la
raya que separaba una posición mística y la acusación por alumbradismo 14 era
totalmente endeble. Así es que Pizarro, como es coherente con los resultados,
no fue leída como una esposa de Jesucristo. El cuestionamiento era esquemático.
Según el orden de la vida mística esta se divide en: penitente,
iluminativa y unitiva, donde es finalmente el abrazo cumbre con el Señor. No
hay indicios en la documentación que consultamos donde se señale que María
Pizarro haya pasado por esas etapas.
De
ese modo, su fortaleza mayor se centra en que es un instrumento corporal para
que el ángel Gabriel comunicara cuestiones significativas:
Cuenta
cómo decía ella que vía aquel armado y cómo la hacía muchos buenos sermones,
cómo le avían conjurado y había dicho que era el ángel de la guarda, y que la
dicha doña María le había dicho que vía en su frente del dicho fray Pedro un Jesús
de oro y encima un escudito con las armas de santo Domingo; y dice, asimismo,
cómo la dicha decía que había, sin el armado, otros santos, que eran santo
Dionicio, santo Sebastian, y que el armado tenía una varita de oro en la mano,
y que después le vio en figura de ángel. (Medina, 1887, p. 61)
Ante la
legitimidad de la presencia del ángel mensajero, el discernimiento de las
señales requiere otra evaluación. De ese modo, María Pizarro es examinada ahora
desde otra perspectiva. Ya no es una mujer posesa sino un dispositivo
celestial. Por lo tanto, lo que se pueda decodificar de los mensajes divinos
sirve para acoplarlos con el clima histórico y resemantizar los hechos.
Entonces, el martirio de San Dionisio —el santo sin cabeza—, uno de los
primeros en padecer terriblemente las persecuciones contra los cristianos en el
siglo III, reaparece como signo de heroísmo en el sufrimiento. A ello se acopla
perfectamente la figura de San Sebastián, célebre en la iconografía católica
por su trágica imagen donde es atravesado por sinnúmero de flechas por su
elección religiosa también en el siglo III. Así, con esas apariciones
coloniales, se conecta a un martirologio oficial y mayor.
Y a dicha
doña María Pizarro se prendió y secuestraron sus bienes y presa, en las
confesiones que hace, dice que un día acabándola de exorcizar fray Alonso
Gaseo, había visto dos hombres vestidos con albas blancas, el uno tenía un rétulo
en la mano y el otro una mitra en la cabeza y traía la cabeza cortada en las
manos, el cual decía que era Sant Dionisio, y otro desnudo y lleno de heridas y
las manos atadas, que era San Sebastian y San Josep, y los dos de las albas decían
que eran ángeles, y el uno decía que era Gabriel, embajador de Nuestra. Señora,
y el que traía un rétulo en la mano le había dicho que le enviaba Jesucristo
por su amo, y que a Sant Dionisio pusieron una silla muy alta con muchos
terciopelos y un estrado, y lo pusieron el de las manos atadas y el otro ángel,
y estando así sentado, le había echo un sermón, diciéndola que Dios la quería
mucho porque le había costado mucho y por ninguna cosa que hiciese no
desconfiase de Dios, y que esto no lo había visto nadie sino ella, que hablaría
con ellos como si hablara con otras personas. (Medina, 1887, pp. 68-69).
Sin
embargo, la aventura religiosa recién empezaba. Los comunicados angelicales,
los mensajes celestiales, las profecías, las elucubraciones teológicas, las
discordias teóricas inaugurales, las incógnitas cada vez más cuestionadoras del
statu quo van a seguir su conflictivo camino que llegará a su clímax con la
relectura revolucionaria que plantea Francisco de la Cruz. Así, el cuadro de
las contiendas teóricas va adoptando mayor complejidad y también una feroz
respuesta del Imperio. De ese modo, el factor María Pizarro como disparador de
la componenda teórica posterior, nos da hilos conductores ineludibles para
comprender con mayor propiedad los procesos de resistencias nacientes a la
imposición colonial.
Referencias
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Notas
11 "[…]
rudo y corto entendimiento y no aplicado a saber ni aún del oficio de mujeres
que es labrar y coser, y así no sabe leer, ni tañer, ni otros ejercicios";
amén de endosarle otro cúmulo de defectos, como el ser "mal inclinada,
impaciente, presuntuosa, envidiosa y mentirosa" (Millar, 2007, p. 382).
12 "Destaquemos
que era muy complicado para la gente de la cercana comunidad de María demostrar
contundentemente que sus argumentos eran irracionales o teológicamente
erróneos. El imaginario usado, en ese caso, estaba en perfecta sintonía con las
expectativas y sensibilidades de los habitantes de Lima." (Redden, 2008,
p. 48; traducción del autor).
13 Véase el
proceso inquisitorial de 1587: "Proceso criminal contra el padre Jerónimo
Ruiz del Portillo, jesuita, vecino de Potosí (Bolivia), comisario del Tribunal
de la Inquisición en la dicha ciudad, por dejación de funciones. Fue denunciado
por Antonio Escobar, mercedario". Código de referencia:
ES.28079.AHN/1.1.11.4.14.1//INQUISICIÓN,1646, Exp.4.
14 Envió en 1573
al Cuzco a Alonso de Barzana, Bartolomé de Santiago y Blas Valera, quienes
dominaban el quechua y el aimara, para facilitar la evangelización. Valera se
ordenó sacerdote en 1574, a su llegada a la capital andina.
15 Jiménez de la
Espada, primero, y luego Pierre Duviols, le atribuyen la autoría del anónimo De
las costumbres antiguas de los naturales del antiguo Pirú (1594). Otros
investigadores como Manuel Gonzales de la Rosa, José Toribio Polo y León
Lopetegui lo adjudican a Blas Valera. Es considerado como uno de los enigmas
más importantes de las crónicas postoledanas (Albertin, 2008). En todo caso, es
una categórica respuesta a Polo de Ondegardo y, según el anónimo, su influencia
nefasta en las crónicas posteriores. Además, minuciosamente rebatía las tesis antropofágicas
sobre los peruanos.
16 Refiero un
durísimo debate sobre las vinculaciones de una posible conspiración jesuita.
Esto ha llevado a sostener a Laura Laurencich que la Nueva Corónica y Buen
Gobierno no es un texto producido por Guaman Poma sino por Blas Valera. Esta
tesis alucinante ha sido rebatida contundentemente por Rolena Adorno (1998,
2000) y otros especialistas.
17 "Nunca
antes la figura del diablo había estado tan presente en la Historia occidental
como durante los siglos XVI y XVII y, en lo sucesivo, jamás lo volverá a estar.
En el periodo que discurre entre 1550 y 1680 tomó forma un modelo diabólico
desesperante, mordaz y angustioso, condicionado por las circunstancias que
golpearon a una Europa rasgada a causa de las guerras de religión"
(Zamora, 2008, p. 411).
18Russell sostiene
brillantemente: "El mal real, absoluto exige que lo veamos. Nos amenaza a
cada uno y a todos. Si no lo examinamos corremos grave peligro. Y de ningún
modo podemos trivializarlo. Si no se le percibe como la personificación del mal
real, el diablo pierde todo sentido" (Russell, 1995, p. 18).
19 "Todo lo
que existe, por el simple hecho de existir, tiende naturalmente a algún bien,
ya que procede de un principio bueno" (Aquino, 1950-60, Art. 4, respuesta
a las tres objeciones).
110 En 1614, el
Rituale Romanum de exorcismos fue autorizado por el papa Paulo V y convertido
recién en manual oficial.
111 "El
proceso de formación de la demonología quedó así completado. El mal, tras su
caída, se fragmentó en una amplia serie de representaciones tangibles y
visibles que eran clasificadas en una jerarquía que tenía su correlato no solo
con la angélica, sino también con la feudal. Todos ellos dispusieron de poderes
sobrenaturales y excepcionales, a través de los que rindieron pleitesía
absoluta a su señor, Satanás" (Zamora, 2008, p. 389).
112 Es en Acerca
de la jerarquía celeste de Pseudo-Dionisio Areopagita (siglos V-VI), donde se
describe la estructura de la sociedad angelical.
113 El
antecedente más visible en la tradición cristiana es la dominica Santa Catalina
de Siena (1347-1380), quien también se había casado con Cristo.
114 La lectura de
un mesianismo apocalíptico en mujeres fue combatida de nuevo por la Inquisición
limeña en el siglo XVII, luego del caso Rosa de Lima. Además, se narra una
situación interesante en esta línea de relectura del Apocalipsis en América.
Cito: "Aquí mencionaba que tras la muerte de Rosa la había visto
glorificada unas cincuenta veces, cercada de cientos de ángeles, con una palma
en la mano y sembrado su cuerpo de rosas blancas y rojas. Antes de morir, ella
le había prometido pedirle a Dios mercedes para él, y Del Castillo le atribuía
a ella todos sus nuevos dones visionarios y proféticos con los que pretendía
haber podido descifrar los vaticinios proféticos del Antiguo y del Nuevo
Testamento a la luz del Apocalipsis" (Mujica, 2001, p. 523).
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Lima 1 - Perú
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