CARLOS A. MARMELADA EXPONE 6 IDEAS PARA CRISTIANIZAR OCCIDENTE EN «CÓMO HABLAR DE DIOS CON UN ATEO»
El filósofo Carlos Alberto Marmelada sugiere nuevas estrategias que la
Iglesia puede emplear para evangelizar en la "era
post-atea".
El ateísmo ha mutado, y de ser una postura minoritaria ha pasado a ser "el rasgo que define al hombre de nuestro tiempo".
Bajo esta tesis, el filósofo, profesor universitario y escritor Carlos
Alberto Marmelada acaba de publicar Cómo hablar de Dios con un
ateo (Sekotia), donde profundiza en el fenómeno del "ateísmo imperante" y propone
algunas claves para que la fe recupere
el liderazgo de la humanidad: si
el mundo se ha alejado de Dios, es porque el cristianismo se ha alejado del
mundo, expone.
En cuestión de décadas, la sociedad ha rechazado la postura minoritaria
de que Dios no existe para asumir "un fenómeno
de masas" por el que "la vida se
organiza sin tener ninguna referencia a Dios, expone Marmelada: del
Dios no existe, la sociedad ha interiorizado que Dios no importa.
De este modo, el filósofo concluye que "el ateísmo actual ya no es fruto de un razonamiento teórico o una inquietud intelectual" sino que
consiste en "vivir si Dios con absoluta normalidad" en la que bautiza como una "sociedad posatea".
En ella, la afirmación de que "Dios no
existe" está tan asimilada que el ateísmo militante y agresivo
ha desaparecido, ya que para los
intelectuales ateos contemporáneos "querer
probar la inexistencia de Dios sería tan absurdo como intentar
demostrarla inexistencia de los gnomos o los unicornios": El mismo Marx
"no se detuvo en demostrar la inexistencia de Dios, es un presupuesto de
su pensamiento", y ocurre lo mismo con Nietzsche o Simone de
Beauvoir, explica.
LAS NOTAS DE LA SOCIEDAD POST-ATEA
Para el autor, son dos las notas fundamentales de esa sociedad posatea:
el consumismo desmedido y el indiferentismo religioso.
Esta sociedad experimenta hoy una "necesidad
psicológica" que es el consumismo, entendido como "el anhelo desmedido de bienestar":
conseguir y disfrutar nuevos bienes es "el horizonte último" lo que acaba
suprimiendo cualquier preocupación por lo trascendente.
El consumismo, basado en la inmediatez y la experimentación, supone un signo
evidente de que el hombre se equivoca en el sentido que da a sus vidas y tiene
como consecuencia última, el indiferentismo: "Solo me
preocupo de esta vida porque es la única de la que tenemos una certeza absoluta e inmediata. Como no podemos experimentar nada
relativo a la otra vida, no merece la pena dedicar tiempo al estudio de lo que
no podemos tener certeza", sintetiza.
El autor que esta "hegemonía" del
ateísmo y la indiferencia, penetra incluso en la propia Iglesia: el conjunto formado por los "creyentes no practicantes"
es una fuente de militantes potenciales del indiferentismo: mucha gente "quizás esté bautizada, ha hecho la primera comunión
o recibido la confirmación, pero cada vez es mayor el número de personas que
no asiste a la Santa Misa ni acude al sacramento del Amor de Dios o
la confesión".
LA PRESENCIA DE DIOS EN LAS SOCIEDADES POSTMODERNAS
6 CLAVES PARA EVANGELIZAR UN MUNDO SIN DIOS
Ante esta "hegemonía de la
indiferencia", el autor no duda en afirmar que hoy Occidente "es
tierra de misión" y
antiguos receptores de la evangelización como América, África o Asia son hoy
quienes "vienen a reevangelizar el Viejo
Continente".
Marmelada concluye su ensayo con algunas propuestas para
evangelizar "un mundo sin Dios":
1º SER REALISTAS
Si se quiere recristianizar la sociedad occidental hay que ser
realistas. Hay que hacer una radiografía fidedigna que refleje el estado de
nuestra sociedad, sin pesimismos pero tampoco sin optimismos infundados.
2º PROPONER LA FE COMO ALGO DIFERENCIAL
Mientras el cristianismo sea visto como una cosmovisión más entre
muchas otras, no presentará una atracción peculiar, simplemente será una
opción más a elegir. Si no se encuentran nuevas formas de presentar a
Dios, si no se consigue hacer creíble el mensaje de
Cristo al hombre posmoderno, la
fe cristiana corre el peligro de ir apagándose como una llama que no encuentra
su alimento.
3º UN CRISTIANISMO COHERENTE
El cristiano ha de saber enseñar lo que vive, pero sobre todo ha de esforzarse por vivir lo que enseña. Por
esto mismo, en la nueva evangelización, la apuesta es por la autenticidad
frente a la apariencia.
4º SABER QUÉ NECESITA ESCUCHAR EL MUNDO DE HOY
La Iglesia debe anunciar el Evangelio a un hombre culturalmente distinto
al que lo ha hecho hasta ahora. Hay que saber transmitir el concepto de Dios en
un mundo secularizado, despertar el agrado por la vida
cristiana, la simpatía por su estilo de vida,
de manera que los mandamientos no sean
interpretados como un recorte de la libertad, sino como el
curso en que esta puede alcanzar su máxima expresión. El testimonio de personas capaces
de vivir la fe con autenticidad resulta esencial para dar credibilidad a su
mensaje.
5º PRESENTAR LA FE DESDE LA ALEGRÍA
El cristianismo no es una religión triste […]. Un puente que puede
facilitar el diálogo entre la fe cristiana y el ateísmo indiferentista es la reflexión en torno a valores como la alegría, la solidaridad, la
veracidad y tantos otros. La
caridad es lo que precisamente hace creíble el mensaje cristiano, lo que
hace veraz el testimonio de la fe. Hacer comprender que es en la persona de Cristo
donde todos estos valores alcanzan su máxima expresión.
6º LA IMPORTANCIA DE LA CLARIDAD Y LA FORMACIÓN
Comunicar la fe es proponer un mensaje que pretende convencer no
por la habilidad del orador, sino por la comprensión de la bondad intrínseca
del mensaje, de modo que al interlocutor se le hace patente que merece la pena
esforzarse por realizar ese ideal. Lo importante es destacar lo
esencial del mensaje de Cristo con la mayor claridad y el mejor conocimiento
posible, aspectos que contribuyen a que el contenido tenga
credibilidad y resulte empático.
José María Carrera / ReL








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