Sectas, ocultismo y cartomancia. Para el demonio es un terreno fértil y va directo a él.
Por: Familia Cristiana | Fuente: Familia Cristiana
«Famiglia Cristiana»
publica un monográfico sobre el tema.
ROMA, jueves, 15 febrero 2007 (ZENIT.org).- Existen
signos que permiten sospechar la entrada de un joven en entornos satánicos,
pero de esos círculos es posible salir; en todo caso, la responsabilidad de los
padres de familia es crucial.
Son alertas que recoge un monográfico publicado por la revista «Famiglia Cristiana» (semanario del grupo
editorial San Pablo, con más de un millón de ejemplares), cuyas páginas del 4
de febrero hacen un recorrido por los aspectos médicos y religiosos del
fenómeno, aportando además testimonios.
Psiquiatra y presidente de la Asociación de Psicólogos y Psiquiatras Católicos,
el profesor Tonino Cantelmi reconoce en el semanario: «En
una investigación de hace algún tiempo descubrimos que un adolescente de cada
diez en Italia corre el riesgo de caer en el fenómeno del satanismo».
En su opinión «es un porcentaje terrible», pero
«aún más dramático es otro dato: un porcentaje
enorme de jóvenes entrevistados declaró que si Satanás pudiera darles poder y
riqueza no tendrían dificultades en aliarse con él».
El especialista es coautor (con la psicoterapeuta Cristina Cacace), de «El libro negro del satanismo» («Il libro nero del satanismo», Ed. San Paolo).
No duda en advertir, en «Famiglia Cristiana»,
de la invasión de reclamos a la cultura satánica en todo el mundo en libros,
revistas, sitios de Internet o en el cine; por ejemplo, es el caso de los
dibujos animados que se remitan explícitamente a la violencia, a la conquista
del poder y al dominio sobre los demás.
Recalca: el satanismo «no
es ausencia de valores --si así fuera lo combatiríamos con más facilidad--,
sino un contravalor, afirmación del valor moral del mal».
Y advierte de que «la expansión de los grupos
satánicos es más bien consecuencia de la falta de valores fuertes que las
familias ya no transmiten porque los padres han renunciado a actuar como
tales».
SÍNTOMAS Y VÍAS DE SALIDA
Fenómeno transversal y penetrante, el satanismo involucra a personas de
cualquier estrato social, de familias ateas o religiosas, en ciudades o
pequeñas localidades. De ahí la dificultad de detectar, para los padres, si un
hijo está enganchado en alguna secta o grupo de este tipo, apunta «Famiglia Cristiana».
Pero «los chavales
envían una oleadas de señales a las familias --precisa el profesor Cantelmi--.
Basta con saberlas captar»: «cómo se visten, los locales que frecuentan, el
hecho de que tiendan a abandonar las antiguas amistades».
Entre los jóvenes más vulnerables se cita a los que tiene problemas de
socialización, a los que no se aceptan y/o viven situaciones conflictivas en la
familia.
De acuerdo con el especialista, con frecuencia antes que los padres son los
educadores, a menudo los catequistas, los que perciben el cambio en el
comportamiento de un joven y logran intervenir evitando que la situación degenere.
El volumen del profesor Cantelmi traza algunos síntomas ante los que hay que
prestar atención --si bien no significan que necesariamente un chaval esté en
contextos satánicos--: depresión de improviso,
cambios repentinos de humor, agresividad, inquietud, tendencia a la rebelión
hostil, incapacidad de concentrarse, desinterés por la escuela, tendencia a la
soledad, rechazo excesivo a los valores religiosos de la familia, atracción por
lo oculto, magia, rituales, simbolismos, contenidos violentos y sanguinarios.
En cualquier caso asegura que de las sectas satánicas se puede salir: «Desearíamos que comprendieran las familias y los
educadores que existe una terapia especializada llevada a cabo por figuras
específicas de psicoterapeutas, la llamada " exit strategy therapy
"», apunta.
«Los delitos son raros» y «sólo en poquísimos casos se llega al homicidio», pero
«el verdadero drama --añade el profesor
Cantelmi- es que se trata de grupos muy fuertes y
cohesionados, que llegan a la amenaza y a la agresión»; «para el joven que
quiere salir de ahí, entonces, es muy fácil verse de nuevo absorbido en el
torbellino de estos grupos».
«Pero debe saber que, si quiere librarse de la
trampa en la que ha caído, puede fiarse plenamente en un apoyo -asegura- en
primer lugar psicológico, y después también social y legal», «en una red de
protección».
«Debe saber que no está solo y que siempre hay quien puede atenderle», recalca.
VOZ DE LA IGLESIA: ATENCIÓN
AL ECLIPSE DE LA FE EN DIOS
Desde la perspectiva eclesial, frente al fenómeno del satanismo el semanario
recoge varias alertas: no negar la existencia de
Satanás y su acción, cuyo terreno propicio es el eclipse de la fe en Dios; y
recordar que quien reza y vive unido a Él no tiene nada que temer.
El cardenal Severino Poletto, arzobispo de Turín, habló con «Famiglia Cristiana» del tema, dado que hace pocos
meses nombró cuatro nuevos exorcistas --sencillamente en sustitución de los
anteriores, porque este ministerio «desgasta»-, y
también porque así contribuye a destruir -dice- «la
leyenda urbana que quiere a Turín como uno de los vértices del triángulo
mágico-esotérico, junto a Lión y Praga, o, peor, como la capital italiana de
las misas negras».
Desde 1999, esto es, desde su toma de posesión como arzobispo local, nunca ha
tenido que intervenir en hechos de este tipo ni se le han señalado robos de
sagradas formas.
Confirma: «No tengo ninguna duda de las existencia
de Satanás y de su acción en el corazón de las personas para inducirlas al
mal».
«La prudencia que Iglesia predica y ejerce, al
respecto, no hay que entenderla como tácita negación del demonio, que la verdad
revelada nos dice que existe», puntualiza.
Pero «casos que son problemáticos, difíciles de
discernir, no hay que juzgarlos inmediatamente como ejemplos de posesión o de
vejación diabólica --advierte--. Hay que ir
con pies de plomo».
A quien piense que tiene problemas con Satanás, el cardenal Poletto aconseja
que se dirija ante todo a un sacerdote de su confianza.
«El primer discernimiento se puede hacer perfectamente
con el propio párroco, teniendo presente, como dijo un teólogo, que en la
mayoría de los casos se tienen más necesidad del confesor que de otra cosa.
Será el sacerdote -prosigue- quien dirá si
es oportuno dirigirse a un psicólogo, a un psiquiatra o al exorcista».
El cardenal Poletto hace hincapié en una reflexión: «En general observo que el eclipse de la fe en Dios deja
espacio a la superstición o a cosas peores».
Y en declaraciones a «Radio Vaticana» no
sólo pone en guardia frente al olvido del demonio, sino que pide que no se
caiga en el exceso opuesto: «ver al demonio por
todas partes o hablar demasiado de ello».
«Y esto porque nosotros estamos llamado a anunciar
el amor de Dios y es Dios quien es más fuerte que Satanás», recalca.
Exorcista de la diócesis de Roma, fundador y presidente honorario de la
Asociación Internacional de Exorcistas, el padre Gabriel Amorth --de 82 años--
también recalca el hecho de que la acción de Satanás está más presente «sobre todo cuando se piensa que no existe».
Fue «Pablo VI, con el discurso del 15 de noviembre
de 1972, en una audiencia general del miércoles», quien recordó «que quien no cree en el demonio se sitúa fuera de la
Iglesia --explica el sacerdote a "Famiglia Cristiana"--. Una vez
hablé con Juan Pablo II de los obispos que no creen en el diablo. Y él me
respondió tajantemente: quien no cree en el demonio no cree en el Evangelio».
La presencia palpable de Satanás se explica actualmente, para el padre Amorth,
en que «ha caído la fe y ha aumentado la
superstición».
Pero «si uno reza y
vive unido a Dios, no tiene nada que temer», concluye.
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